2017: unos carnavales controvertidos



Mientras en la gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria se hizo una parodia de cobarde escarnio al Cristo crucificado representándolo como un “drag queen”, con corona de espinas y su lanzada en el costado, junto a una virgen que se desnudaba, el carnaval más famoso de Italia, retrató al papa Francisco como un comunista. Una de las representaciones llevaba la gorra de Che Guevara y la estrella roja, un báculo de pastor con la hoz y el martillo,  su mano izquierda con el puño cerrado, rodeado además de las figuras de Marx, Lenin, Mao y Fidel Castro. 

Y si bien Bergoglio se merece esta caracterización por tener todo el día el discurso de los pobres en la boca, por su filiación propopulista, o por afirmar que son los cristianos los que piensan como los comunistas o que el comunismo ha "robado" a la Iglesia católica su causa, "la bandera de los pobres” etc… lo cual desdice de un pontífice católico por su falta de visión sobrenatural, la burla de los transexuales, no tiene ninguna excusa. Es un odio desaforado al que es la Pureza frente a su impureza, a la Verdad frente a su mentira, a la Luz frente a sus tinieblas. Y si hay alguien digno de ser honrado es Aquel que vino a dar la vida y a dejar la Verdad a los hombres. 

Próximos a la Semana Santa, recordemos más bien, que la Crucifixión del Hijo de Dios fue el momento más dramático de la historia humana, del cual pendía de un hilo nuestro paso al Reino eterno. 

Si, en cambio, hay a quien le parece que es un motivo de burla grosera, entonces es que se identifica con los perversos judíos que hicieron de la crucifixión de Jesucristo un espectáculo para alimentar su soberbia y su desprecio, y ni siquiera tomaron en cuenta que una Madre moría de dolor junto a su Hijo al pie de la Cruz. Pero entender que ese sacrificio fue la mayor explosión de amor que se ha derramado jamás sobre la Tierra, no está al alcance de todos. Y mucho menos, el agradecerlo.

María Ferraz