El cielo y la tierra están unidos para iniciar el Tiempo Nuevo.

8 de Enero, 2004 Jesús a Anne, una apóstol laica, Irlanda 


Hijos Míos que habitan en este mundo de oscuridad: su salvación está cerca. Yo, Jesucristo, estoy regresando para llevarle al Padre lo que en justicia le pertenece, es decir, a sus hijos. 

La última vez que caminé por su tierra lo hice en forma de hombre y Mis orígenes terrenales eran humildes, como convenía a Aquel que había venido a servir. Ahora en Mi regreso, Mis orígenes son majestuosos: vengo como Rey. 

Soy el Rey de todos los pueblos. No vengo a redimirlos, sino a guiarlos. Yo Soy el amo del mundo, y como tal, regiré este mundo y sus habi- tantes. El tiempo de la oscuridad se termina ahora. Los fieles deberán alegrarse porque su tiempo ha llegado. 

Pecadores: arrepiéntanse durante este breve tiempo de gracia. Deben tomar una decisión: ¿servirán a la Luz o continuarán en la oscuridad? Se les ha advertido, se les ha apremiado, la oscuridad no les reserva nada, escojan la Luz ahora. 

Todo ha sido predicho. La humanidad se alejó de Mí, pero ya no puede seguir apartándose. Ahora irrumpo glorioso a través de la oscuridad. Quédense en paz y canten alabanzas al Altísimo porque, en verdad, el Reino de Dios se acerca. 

(...)Su mundo ha sufrido, y el pecado ha oscurecido la Luz a tal grado, que hasta los hijos comenzaron a dudar de la existencia misma de Dios. Eso jamás se volverá a permitir. Dios, en toda su omnisciencia, permitió que la humanidad se dirigiera de manera autónoma y que dirigiera el curso de la humanidad para que viera los frutos de su separación del cielo. Hijos, con toda la sabiduría que tienen del cielo, ahora pueden ver el nivel de oscuridad que se ha asentado en estratos cada vez más amplios sobre el mundo. Nisiquiera los profetas que vivieron hace cien años hubieran podido imaginar que existiría tanta maldad: no pudieron imaginar la depravación futura que el hombre llegaría a aceptar. Los enemigos del cielo han persuadido a la humanidad de que gran parte de esa maldad es buena. Hemos llevado registro de todos
esos contrasentidos, pero ya no será necesario que sigan viviendo en ellos, porque Yo he venido y los estoy guiando hacia la Luz que nunca cambia. 

Mañana no habrá una nueva luz, porque Dios es, y siempre será: Él es eterno y sus leyes no necesitan adaptarse a las nuevas generaciones, hijos, porque ellas guiarán a todos los hombres, en virtud de las incli- naciones que lo pueden apartar de Dios. 

Mujeres del mundo: regocíjense, su salvación ha llegado. Los hijos de sus hijos serán alegres seguidores de la Luz. No teman que su mundo se esté yendo fuera de control, la Mano del Padre lo dirige todo. Oren con confianza pues todo se ha permitido para el triunfo del cielo y de los hijos del cielo. Si experimentan tristeza, sepan que Yo secaré cada lágrima; si Me lo piden, serán confortados con el consuelo divino. El cielo y la tierra están unidos para iniciar el Tiempo Nuevo. 

Todo está bien, querida humanidad. Todo está bien.