La Iglesia No Morirá (Jesús)

 MAY 31, 2007. Jesús a María Valtorta



Dice Jesús:
Cuando llegue el tiempo, muchas estrellas serán arrastradas por los lazos de Lucifer, quien para vencer tiene necesidad de disminuir las luces a las almas.
Esto podrá suceder porque no sólo los laicos, sino también los eclesiásticos han perdido, y pierden cada vez más, la firmeza de fe; de caridad, de fortaleza, de pureza, y de desapego de las seducciones del mundo, que son virtudes necesarias para permanecer en la órbita de la luz de Dios.
¿Comprendéis quiénes son las estrellas de las cuales hablo?
Son aquellos que Yo he definido como la sal de la tierra y luz del mundo: mis ministros.
Es propósito de la aguda malicia de Satanás apagar, arrastrándolas, a éstas luminarias que son luces reflejantes de mi Luz hacia las multitudes. Si con tanta luz que la Iglesia sacerdotal todavía emana, las almas se hunden cada vez más en las tinieblas, es lógico que las tinieblas abrumarán a la gente cuando muchas estrellas se apaguen en mi cielo.
Satanás lo sabe y siembra sus semillas para preparar la debilidad del sacerdocio, a fin de poder hacerlo caer fácilmente en pecado, no tanto de sensualidad como de pensamiento.
En el caos mental, será para él fácil provocar el caos espiritual. En el caos espiritual, los débiles, delante de los desbordamientos de las persecuciones, cometerán el pecado de cobardía, renegando de la fe.
La Iglesia no morirá porque Yo estaré con ella; pero conocerá horas de tinieblas y horror semejantes a las de mi Pasión, multiplicadas en el tiempo porque así debe ser.
La Iglesia debe sufrir como sufrió su Creador, antes de morir para resucitar eternamente. 
La Iglesia debe sufrir más prolongadamente porque la Iglesia no es, en sus miembros, perfecta como su Creador, y si Yo sufrí unas horas, ella debe sufrir semanas y semanas de horas.
Así como surgió perseguida y alimentada de poder sobrenatural en los primeros tiempos y en sus mejores hijos; así, igualmente, le sucederá cuando vengan los últimos tiempos; en los cuales ella existirá, subsistirá, resistirá a la marea satánica y a las batallas del Anticristo con sus mejores hijos. Selección dolorosa, pero justa.
Es lógico que en un mundo en el cual tantas luces espirituales se apaguen se instaure, claramente, el breve pero tremendo reino del Anticristo, generado por Satanás.
Así como Cristo fue engendrado por el Padre. Cristo Hijo del Padre, generado por el Amor con la Pureza. El Anticristo, hijo de Satanás, será generado por el odio con la triple impureza.
Como olivas entre las piedras del molino, los hijos de Cristo serán perseguidos, exprimidos, triturados por la Bestia voraz. Pero no tragados, porque la Sangre no permitirá que sean corroídos en el espíritu.
Como los primeros cristianos, los últimos serán segados como manojos de espigas en la extrema persecución y la tierra beberá su sangre. Pero bienaventurados eternamente por su perseverancia los que mueran fieles al Señor.