Estas almas llevarán un distintivo especial

Nuestro Señor Jesucristo a Javier Viesca, México, marzo 2017

Sobre: Soy vuestro Dios y sé pagar, Mis pequeños, sé pagar el amor que vosotros deis aquí en la Tierra a vuestros hermanos y el que Me hayáis dado, también, a Mí, vuestro Dios, al reparar por vuestros pecados, por los pecados del Mundo, por los Dolores que Yo voy cargando y que todos vosotros Me causáis. 

J. V. dice: Dios Padre me deja ver infinidad de almas que van subiendo al Cielo, pero me causa rareza que algunas de ellas, de estas almas que van subiendo, están clavadas a una cruz; las otras, suben libremente, pero estas suben con su cruz.

Hijitos Míos, cada uno de vosotros lleváis una misión que cumplir. Venís a la Tierra a servirMe, para servir a vuestros hermanos siendo otros Cristos para la salvación de sus almas y de la propia vuestra.

Esas almas que viste subiendo libremente, son almas buenas que se han ganado el Reino de los Cielos, pero, esas almas, que has visto clavadas todavía en una Cruz, son las que más se parecieron (Lenguas…), las almas que más se han parecido a Mí, son las almas que van a tener un distintivo especial en el Reino de los Cielos, son las almas a las que se les puede decir hijas de Dios, Cristos vivientes en la Tierra. Son las almas que abrieron su corazón, se humillaron, pero hubo Sabiduría en ellas y Me permitieron Vivir en ellas, a Mí, vuestro Salvador, Cristo Jesús.

Estas almas llevarán un distintivo especial, eternamente, en el Reino de los Cielos. Serán almas que brillen más entre todas las almas, son almas que se distinguen por su amor y por su donación. Son almas que primero vieron por el bien de sus hermanos, antes que por su propio bien. Son almas que se han santificado y que fueron acrisoladas y aceptaron ese acrisolamiento con paciencia, con amor, con abnegación y, siempre, aceptando Mi Voluntad.

Os he pedido tanto que seáis como Yo, Mis pequeños, ser otros Cristos. Os hace brillar, os hace tener una dulzura especial en el Reino de los Cielos, porque ellos tuvieron esa dulzura para con sus hermanos aquí en la Tierra. 

Recordad lo que os he dicho, que lo que le hagáis a uno de vuestros hermanos aquí en la Tierra, Me lo estáis haciendo a Mí, vuestro Dios. Si disteis amor, dulzura, cariño, cuidados a vuestros hermanos aquí en la Tierra, lo tendréis multiplicado al ciento por uno en el Reino de los Cielos, y por eso brillaréis más y llevaréis ese distintivo porque os lo ganasteis. Vuestro dolor, vuestra donación, se vuelve un Amor Divino hacia vosotros en el Reino de los Cielos y gozaréis, también, mucho más, que la gran mayoría de las almas salvadas. 

Por eso, Mis pequeños, cuanto más os pida en vuestra vida, en dolores, en pruebas, en vuestro acrisolamiento, en vuestra donación hacia vuestros hermanos, agradecédMelo, quizá, no lo entendáis en el momento, pero, os digo, seréis almas muy especiales en el Reino de los Cielos, porque quisisteis ser otro Cristo, os disteis por vuestros hermanos, como Yo Me di por vosotros y no puedo menos, que regalaros Mi Reino, pero en una forma especial y mejor, que para la gran mayoría de vuestros hermanos, que no quisieron aceptar ese acrisolamiento y, porque no quisieron darse tanto, como vosotros lo hicisteis.

Recordad que Yo lo veo todo, lo sé todo y hasta lo más mínimo que hayáis hecho por alguno de vuestros hermanos, quedará recompensando grandemente en el Reino de los Cielos. 

Soy vuestro Dios y sé pagar, Mis pequeños, sé pagar el amor que vosotros deis aquí en la Tierra a vuestros hermanos y el que Me hayáis dado, también, a Mí, vuestro Dios, al reparar por vuestros pecados, por los pecados del Mundo, por los Dolores que Yo voy cargando y que todos vosotros Me causáis. 

Gracias, Mis pequeños.