Bélgica apoya la comunión a adúlteros




Que el catolicismo en Bélgica va de mal en peor desde que Danneels puso su pie en ella, es sabido. Y los frutos de ahora son las semillas de ayer. Desde 1979 a 2010 este cardenal estuvo trabajando para el diablo y cuando se fue, puso en marcha el grupo de la "mafia" San Gall para subir a un modernista al papado y con él esparcir aún más la disidencia hasta llegar al grado que hoy está sufriendo la Iglesia universal a manos de Bergoglio.

Recientemente los obispos belgas apoyaron la destitución de un profesor pro vida en una universidad católica. También  consintieron la eutanasia de los hermanos de la caridad en el hospital que esta orden rige.


Dice Infocatólica: 

Los obispos belgas abordan en su carta la cuestión de la comunión para los divorciados vueltos a casar, asunto que se plantea en el capítulo ocho de Amoris LaetitiaSi bien afirman que «la indisolubilidad del matrimoniopertenece al tesoro fundamental e irrevocable de la fe de la Iglesia», también subrayan que, según el Papa, no hay que tratar cada situación de la misma manera. Sin ambajes, reafirman que los divorciados vueltos a casar son parte de la Iglesia y precisan que, en relación con esta cuestión, el Papa Francisco ha considerado el necesario discernimiento como un concepto central para el enfoque que hay que utilizar.
Claramente, el episcopado belga adopta una posición de apertura en cuanto a las palabras del Papa: «No se puede decretar que todos los divorciados vueltos a casar pueden recibir la comunión. Tampoco se puede decretar que ninguno pueda hacerlo. El camino de cada persona requiere el discernimiento necesario para tomar una decisión pastoral en conciencia». Y añaden que toda la pastoral debe estar orientada en torno a tres conceptos básicos: el acompañamiento, el discernimiento y la integración. Los obispos piden que, en este proceso de discernimiento, las personas puedan contar con un acompañamiento pastoral, en diálogo con un sacerdote, un diácono u otro agente de pastoral.

«Amoris Laetitia abre claramente una puerta a los divorciados vueltos a casar para que puedan recibir la ayuda de los sacramentos".