El Infierno: un tema del que nadie, nunca y en ninguna parte habla



Michael VORIS

Todos los temas que circulan en torno a la Iglesia en este momento -la controversia de Amoris Laetitia, la Sagrada Comunión a los divorciados y civilmente vueltos a casar, la homosexualidad en el clero, el abuso de la enseñanza social de la Iglesia por los liberales políticos, el casi total silencio sobre el aborto, la oscuridad en la enseñanza de la anticoncepción, la catequesis horrible, las tonterías sobre el ecumenismo, la constante charla sobre la "evangelización" - cada uno de estos temas y su efecto en todas las esferas de la sociedad como la política, las noticias, la tecnología, la censura de las medios informativos, gira en torno a un solo tema que del que nunca se habla: el infierno.

Es más que sorprendente cuando consideramos que Nuestro Señor no habló de nada con más frecuencia que del Infierno, y que prácticamente ningún católico nunca hable de ello. Incluso aquellos católicos -los intelectuales que van a los cócteles de los obispos, que escriben largos libros sobre este papa o el otro- se sientan lejos de la batalla del combate espiritual donde las almas perecen cada día por decenas de miles.

Consideremos que cada día aproximadamente 150,000 seres humanos son llevados ante el tribunal de Dios y la gran mayoría son condenados. Casi todos los santos lo han dicho. Cada aparición que ha tocado el tema lo ha demostrado. Nunca se encuentra una aparición que revele que la totalidad o la mayor parte de la humanidad se salva. Nunca se encuentran los escritos de un santo, un místico, un padre, un médico o un evangelista que diga que la mayoría o todos son salvados. Es todo lo contrario. Prácticamente todos ellos dicen exactamente lo contrario. De hecho, muchos de ellos estaban asustados por su propio destino eterno.

Si la misión principal de la Iglesia es trabajar por la salvación de las almas, es singularmente extraño y profundamente preocupante que casi nadie en la Iglesia esté hablado de ello. El tema nunca es planteado por nadie en ninguna parte. Cuando estuve en la Sala de Prensa Vaticana después de una de las sesiones del Sínodo sobre la Familia de 2014, tuve un breve encuentro con el P. Thomas Rosica, que me preguntó sobre parejas en "uniones irregulares". Me preguntó si pensaba que había algo digno de elogio en sus relaciones.

Le respondí de inmediato: -No si van al infierno, padre.

Se quedó estupefacto y me dijo: -Michael, la Iglesia no enseña eso.

Bueno, si la Iglesia no enseña eso, ¿exactamente de qué hablaba el Hijo de Dios cuando dijo que la mayoría de la gente sigue el camino de la condenación y sólo unos pocos encuentran la puerta estrecha al Cielo y entran en ella? La Iglesia enseña esto, pero los que están encargados de decirte la verdad sobre lo que la Iglesia enseña te mienten. Dios los ayude cuando sean llevados a ese tribunal divino. Como hayan vivido, así morirán.

La negativa a siquiera pronunciar una sílaba sobre el infierno cuando eso es exactamente a lo que el mensaje de la Iglesia se refiere, el Cielo o Infierno, (la salvación) nos dice hasta qué punto la Iglesia ha llegado en infidelidad a Nuestro Salvador. Si un religioso se niega a hablar del infierno, lo niega o lo minimiza, eso es una señal segura de que algo está mal con él espiritualmente. Ha traicionado su misión o está mal formado o se preocupa más por la alabanza de los hombres que de agradar a Dios. Pero él está poniendo en peligro su alma, ciertamente, y la tuya también.

Tenga mucho cuidado, tenga mucho cuidado con el clero católico ordenado que no habla del infierno. Están en el camino hacia el infierno y no tienen ninguna preocupación por su alma.