Jesús dice por qué hay que denunciar el error (María Valtorta)




Un mendigo samaritano camino de Jericó (de la obra de María Valtorta, n 416)

(...)

-¿Pero por qué sales de la Samaria? 
-La necesidad es dura, Maestro. Somos muchos los necesitados y no hay pan para todos. Si Tú me ayudaras... 

-¿Qué quieres que haga contigo? 
-Sanar para trabajar. 
-¿Crees que puedo hacerlo? 
-Sí, lo creo, porque Tú eres el Hijo de Dios. 
-¿Crees tú esto? 
-Lo creo. 
-¿Tú, samaritano, lo crees? ¿Por qué? 
-Por qué, no lo sé. Sé que creo en ti y en quien te ha enviado. Ahora que has venido, ya no hay diferencia de adoración. Basta adorarte a ti para adorar a tu Padre, Señor eterno. Donde Tú estás está el Padre. 

-¿Oís, amigos? (Jesús se vuelve a los discípulos). Este hombre habla por el Espíritu que le ilumina la verdad. Y este hombre, en verdad os digo, es superior a los escribas y fariseos, a los saduceos crueles, a todos estos idólatras que mentirosamente se dicen hijos de la Ley.

La Ley dice que hay que amar al prójimo, después de a Dios. Y éstos al prójimo que sufre y pide pan le dan palos; contra el prójimo que suplica lanzan caballos y perros; al prójimo que se rebaja, que se coloca más abajo que los perros del rico, le embriscan a los mismos perros para hacerlo todavía más infeliz de lo que ya la enfermedad lo hace.

Despreciadores, crueles, hipócritas, no quieren que Dios sea conocido ni amado. Si lo quisieran, lo darían a conocer a través de las obras, como éste ha dicho. Son las obras, no las prácticas, las que revelan a Dios vivo en el corazón de los hombres y llevan a los hombres a Dios. 

¿No debo, Judas que me echas en cara que soy imprudente, censurarlos? Callar, fingir que los apruebo, sería aprobar su conducta. No. Por la gloria de Dios, no puedo Yo, su Hijo, permitir que la gente humilde, infeliz, buena, crea que apruebo los pecados de éstos. 


He venido para hacer, de los gentiles, hijos de Dios. ¿Pero cómo puedo hacerlo si ellos ven que los hijos de la Ley -se llaman eso a sí mismos, pero son bastardos -practican un paganismo más culpable que el suyo?, porque estos hebreos han conocido la Ley de Dios y ahora escupen encima de nosotros el vómito de sus pasiones apagadas a la manera de animales inmundos.

¿Debo creer, Judas, que tú eres como ellos? ¿Tú que me censuras por las verdades que digo? ¿O debo pensar que estás preocupado por tu vida? El que me sigue no debe tener preocupaciones humanas. Lo he dicho. Estás a tiempo todavía, Judas, de elegir entre mi vida y la de los judíos que apruebas. Pero piensa: la mía va a Dios; la otra, al Enemigo de Dios. 

Piensa y decide. Pero sé auténtico. Y tú, amigo, levántate y anda. Quítate esas vendas. Vuelve a tu casa. Estás curado por tu fe.