Lutero se suicidió



MARTIN LUTERO Y SU OBRA

Por Arístides R. Vilanova
Por espacio de 13 años estuve trabajando en un ambiente de carácter internacional en el que un 95% eran protestantes y de ellos más de un 33% eran masones, alguno muy relevante. Tuve allí ocasión de cambiar impresiones, en diálogo bastante profundo, con pastores protestantes ingleses y norteamericanos. En este tiempo devoré, más que leí, analizándolas, 7 biografías de Lutero, 4 de ellas escritas por protestantes y hurgué en documentos que se conocen poco y sobre importantes puntos que se han hecho del caso. Pude contemplar y observar muy de cerca la vida de unas 100 familias, sus gustos, cultura, inclinaciones, reacciones, grado de espiritualidad y religiosidad, su idiosincrasia… y creo poder afirmar que conozco bastante bien a los luteranos. Y lo primero que puedo afirmar categóricamente es: NINGUNO DE ELLOS CREE EN LA DIVINIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Por eso me formé un concepto claro, cabal y objetivo del hereje “suicida beodo de Wittenberg” y quisiera dar unas pinceladas que pusieran de manifiesto sus rasgos más característicos:
Sin rodeos ni ambages digo que Lutero fue un vicioso solitario (masturbador) en sus primeros años. El vicioso solitario pierde ante todo la sinceridad, tornándose embustero y farisaico. Pecado vergonzoso “contra naturam”, vergonzoso y abominable ante Dios y los hombres (los animales no llegan tan bajo) esta aberración siega de raíz toda flor de piedad y barre cualquier vestigio de espiritualidad (¿qué vestigios religiosos y espirituales fue a buscar a Asís Juan-Pablo II?) sumergiendo al sujeto en un estado de torpe amoralidad, despareciendo la sonrisa de su rostro, volviéndose hosco, taciturno, malhumorado, no pocas veces violento y agresivo y, en proporción ascendente, siempre sensual y vicioso y más EGOISTA.

Es natural que un sujeto así no pudiese cumplir con la regla, pero se requemaba de envidia al ver que sus hermanos sí podían hacerlo. Lleno de despecho les llamaba “borregos” e hipócritas. Sólo le quedaba una salida: exclaustrarse. Porque él era demasiado “santo” para hacer vida religiosa. Entonces, conculcando sus votos de castidad, se amancebó con la monja apóstata Catalina de Boré. ¿Para ir a llevar una vida santa y digna y de esta suerte encontrar la paz?… ¡quia! ya lo dijo un gran profeta: “Esto dice el Señor: ¡NO! no hay paz para los impíos, que son como un mar alborotado que no puede estar en calma, cuyas olas rebosan en cieno y lodo” (IS. LVII – 20 y 21). En efecto, poco tiempo después se ufanaba y se jactaba de sostener relaciones impúdicas con 4 concubinas, y fue entonces cuando acuñó esta sentencia o frasecita que es la base o piedra angular del protestantismo: “CREDE FORTITER ET PECCA FORTITER”: “NO, no hay infierno. Todo el mundo se salvará. Basta la fe sin obras”. Y esto es lo que propagan los partidarios de la “NUEVA TEOLOGIA” como Urs Von Balthasar, Blondel, H. de LUBAC, Hans Küng y su banda(...)

“EL HOMBRE ES POLIGAMO POR NATURALEZA” afirmaba con risa sarcástica Lutero, pero… cuando se ha abusado de la naturaleza por excesos sexuales y por practicas que van contra la misma, ésta pasa factura: así, en breve proceso se halló sumido de forma irreversible, en impotencia funcional en lo más florido de la edad, según confesión de su primera amante Catalina de Boré. Y el hombre, que se sabía un ser frustrado, se volvía loco y quería correr, huir… ¿hacia dónde, Martín, si no tienes donde asirte porque lo has derrumbado todo? quería olvidar, evadirse, y él, que había llamado “borregos” a sus hermanos porque cumplían la regla, ahora caía como un “borreguito” en las garras del alcohol. Sí, fue un borracho incurable hasta el fin de sus días. Sus inspiraciones y revelaciones y mociones y cuanto salió de aquella mente podrida no era por inspiración del ESPIRITU SANTO, sino por obra del ESPIRITU VINICO o del alcohol etílico, y, llegando al paroxismo al fin de sus días, como Judas, se suicidó, ebrio como una cuba, como en él era habitual, colgándose de la cabecera de su cama. Así acabó el “Suicida borracho de Wittemberg” a quien Jorge de Sajonia llamó “PASTOR DE CERDOS”:
Daniel LE ROUX dice: “La embriaguez, la avaricia, el ocio, la cólera y la lujuria impregnan su vida de inmoralidad, según su propio testimonio”.
Y el oratorio TH. BOZIO en su obra “De signis Ecclesiae” de 1592 escribe que se enteró por un criado de Lutero que éste había sido encontrado colgado de las columnas de su cama después de una borrachera.
Y el franciscano SEDULIUS, en una obra publicada en Amberes en 1606, tiene muy en cuenta la declaración de este criado y dice que la vida de Lutero no da la imagen de un hombre de Dios, sino la de un monje libertino y hereje.
El Dr. G. CLAUDIN en “Chronique Medicale” (D. Raffard de Briene – Op. cité, p. 4) publica esta declaración, de la cual he aquí un extracto:
“Para la gloria de Cristo, yo descubriré a la luz del día, lo que yo mismo VI y ANUNCIE a los príncipes de Eisleben: MARTIN LUTERO se dejó caer al suelo como un saco, de manera que tuvimos que llevarle a la cama totalmente borracho como en él era habitual. Al día siguiente, al tratar de ayudarle a vestirse, lo encontré (oh, dolor) COLGADO de su cama y estrangulado: SE HABIA SUICIDADO. Fui a dar cuenta de ello a los príncipes y ellos me hicieron JURAR bajo fuertes amenazas, que tenía que guardar total silencio respecto al hecho”. (...)

Tomado de Amor de la Verdad