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Polemizando contra el “rigorismo ciego”, el cardenal Reinhard Marx, de Múnich, pidió de hecho abolir la ética de la situación católica.
Al hablar en la alemana Herder-Korrespondenz, en su edición del mes de enero, Marx declaró que es erróneo decir “desde afuera” que alguien vive en estado de pecado mortal. Marx se estaba refiriendo a la fornicación homosexual.
Al mismo tiempo defendió “la ética de la situación”, una herejía condenada por la Iglesia, porque permite a un perpetrador echar la culpa de sus crímenes a alguna “situación”.
Para Marx, más importante que el Evangelio o que la enseñanza de la Iglesia es “respetar una decisión libre”. Esto significa que la tarea última de la moribunda Iglesia de Marx es justificar vicios y pecados mortales.