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14 de Diciembre de 2001 / Hora: 12:00 medianoche Lugar: Mi Altar de Reparación, Awka, Nigeria
“Hijo Mío, al acercarse el aniversario de Mi Cumpleaños, recuerdo con gran agonía la causa de Mis Tres Caídas bajo una pesada Cruz. Recuerdo la condenación eterna que espera a la gran multitud de pecadores desafortunados que serán condenados por sus pecados. Aún ahora, grande es el número de pecadores desafortunados que se pierden para siempre. Si Mi gente supiera y regresara a Mí, Yo sería consolado.
(Silencio).
Hijo, estos pecadores desafortunados fueron la causa de Mi más dolorosa agonía en el Huerto. Ellos fueron la causa de Mi Sudor de Sangre. Vi la gran multitud de pecadores que se perderían después de Mi Sacrificio de Sangre. Yo Me desmayé porque Mi esperanza se había esfumado. Estos pensamientos agotadores llenaban Mi Corazón ya herido: ¿Por quién ofrezco Mi Vida para salvarlos, si todas estas almas se perderán? ¿Qué necesidad tengo de derramar Mi Sangre? ¿Qué necesidad tengo de entregar Mi Cuerpo a la tortura? Hijo, estos pensamientos Me tumbaron. Me desmayé. Yo sudé Sangre para que fueran salvados.
Mientras cargaba Mi Cruz al Calvario, el enemigo Me mostró un gran número de Mis amantes, aquellos que sufrirán mucho por Mi causa pero que luego caerían y se condenarían para siempre. Su número es muy alto. Me recordé lo mucho que iban a sufrir por Mi causa; la vía penosa por la que pasarán; y cómo se darán por vencidos cerca de la puerta del Cielo, la puerta de la Salvación y del descanso. Su futura agonía Me tumbó. Me caí la primera vez. El Ángel que Me consoló en Getsemaní, Me llamó: “Emmanuel, no Te desesperes. Mira a las pequeñas palomas que se beneficiarán de Tu Muerte. Ellas ayudarán a fortalecer la fe de estos amantes caídos.” Los vi a ustedes y fui consolado. Sus nombres, que escuché al Ángel nombrar, Me motivaron a cargar Mi Cruz y continuar el Camino de la Salvación.
En el camino, el enemigo Me hizo ver a Mi Santa Iglesia en el punto cuando un gran número de Mi rebaño se saldría del redil para establecer falsas iglesias. El ver el gran número de los adoradores de estas falsas iglesias y su condenación eterna, Mi esperanza volvió a decaer, caí la segunda vez. Allí, bajo la Cruz, escuché la voz del Ángel llamarme: “¡Emmanuel! Toma coraje por el bien de Tus pequeños mártires que derramarán su sangre por Ti y por el bien de la Iglesia, despierta. Mira a Tus pequeños mártires. Ellos sufrirán por la Iglesia. A través de su santo sudor y sangre, Tu Iglesia será purificada; por su martirio, las ovejas perdidas regresarán.” Miré y vi a las almas víctimas como Mías, y tomé coraje. Mi camino continuó.
Antes de subir la Colina del Gólgota, el enemigo Me mostró un gran número de Mis amantes que se perderán por los pecados de la carne. Su número era tres veces mayor al número que había visto antes. Pero aún y más doloroso fue el ver a las almas perdidas y desesperanzadas, Mis sacerdotes y los que consagrarían sus vidas como religiosos. Estos grupos de Mis amantes son Mi futura esperanza de la castidad en el mundo. El ver a estos amantes Míos que se unirán al mundo del pecado y serán condenados, Yo colapsé en agonía y vergüenza. Caí la tercera vez. El mismo Ángel del Consuelo vino y Me llamó de nuevo: “¡Emmanuel! Mira a Tus pequeños Lirios. Mira como muchos de ellos serán martirizados por la castidad. Mientras su sangre se esparce en este mundo podrido, se convertirán en semillero de vírgenes que ocuparán la Tierra. A través del sufrimiento de estos pequeños Lirios, y por sus santas lágrimas, Tus Sacerdotes y Religiosos volverán a tener una vida de castidad y santidad. Toma coraje, Emmanuel. ¡Por el bien de Tus pequeños Lirios en Tu camino Sangriento, despiértate!” Yo miré, vi a Mis pequeños Lirios y tomé coraje. Y continué Mi camino de Salvación.
En el Calvario, el enemigo hizo que los soldados judíos Me desnudaran. Este acto
vergonzoso combinado con lo que vi en la tercera caída, multiplicó Mi agonía. En
gran agonía y lamento, ofrecí a Mi Padre, los pobres pecadores que se perderán
por los pecados de la carne usando la oración que les enseñé: “La oración contra
los pecados de la carne”, como Yo mismo la llamé.
(Silencio).
Hijo, ves como sufrí por el bien de los pobres pecadores que finalmente se perderán. Mira, ustedes son Mi única esperanza y felicidad. Hijo, ¿espero no perderte a ti también? Que Yo nunca te pierda. Que estas pequeñas almas que soportan Mi Agonía, permanezcan para Mí para que posean Mi Paz eterna y obtengan Mi Consuelo.
Mis amantes víctimas, ayúdenme a llamar de regreso a Mis ovejas perdidas. Les digo, ayúdenme y llamen a los pecadores de regreso a Mí. Espero que respondan a Mi llamado de ayuda. Éste es el único regalo que Yo pido de Mis amantes para Mi Cumpleaños. Cualquiera que Me ofrezca este regalo por Mi Cumpleaños en los años por venir, obtendrá de Mí la gracia de la perseverancia. Yo les daré Mi Paz.
Hijos, recuerden que Yo Soy el Agonizante Jesucristo que los llamo para que sean Mis consoladores. Los amo. Los amo.”
Inmediatamente la visión terminó.
(Silencio).
Hijo, ves como sufrí por el bien de los pobres pecadores que finalmente se perderán. Mira, ustedes son Mi única esperanza y felicidad. Hijo, ¿espero no perderte a ti también? Que Yo nunca te pierda. Que estas pequeñas almas que soportan Mi Agonía, permanezcan para Mí para que posean Mi Paz eterna y obtengan Mi Consuelo.
Mis amantes víctimas, ayúdenme a llamar de regreso a Mis ovejas perdidas. Les digo, ayúdenme y llamen a los pecadores de regreso a Mí. Espero que respondan a Mi llamado de ayuda. Éste es el único regalo que Yo pido de Mis amantes para Mi Cumpleaños. Cualquiera que Me ofrezca este regalo por Mi Cumpleaños en los años por venir, obtendrá de Mí la gracia de la perseverancia. Yo les daré Mi Paz.
Hijos, recuerden que Yo Soy el Agonizante Jesucristo que los llamo para que sean Mis consoladores. Los amo. Los amo.”
Inmediatamente la visión terminó.