Quiénes son los verdaderamente ricos






Habla Dios Padre:

Cada uno de vosotros tenéis una historia en lo particular, tanto en lo humano, como en lo espiritual. Muchos de vosotros, humanamente, podréis decirMe que habéis tenido un éxito grande, porque habéis acumulado riquezas, pero en lo espiritual, vuestro crecimiento, ha sido prácticamente nulo. Otros, en cambio, aparentemente, ante el mundo, no fuisteis exitosos, porque os dedicasteis a crecer en lo espiritual y, eso, el mundo no lo aprecia, los que están en el mundo, no aprecian el tesoro que lleváis en el corazón. 

Vosotros, los que estáis en éste segundo ejemplo, sois los exitosos a Mis Ojos. Fuisteis creados para dar vida espiritual, para dejar Mi Amor en las almas, para ayudarles a crecer y alcanzar estos tesoros de los que os platiqué, que vivís, primeramente en la Tierra, y viviréis en el Cielo, al final de vuestra misión.

Las almas exitosas del mundo, no comprenden esto, no le dan el valor que realmente tiene lo espiritual, no lo buscan, porque no es tangible y buscan sólo lo que vale para el mundo, lo que los hace sentir superiores. El dinero, para ellos, es esencial, y casi enfermizo y se desmoronan cuando no lo tienen, y hasta llegan al suicidio, porque sienten que han fracasado. Estas almas no Me tienen en su corazón, porque no Me han buscado, no han querido crecer en el verdadero tesoro que debéis buscar todos vosotros, que es vuestro crecimiento espiritual.

¡Qué chasco os llevareis, vosotros, almas del mundo, cuando estéis ante Mi Presencia en el Juicio Final! Os veréis desnudos, sin nada que traerMe, de nada servirán vuestras posesiones materiales, no os dejaron nada para crecimiento espiritual y es más, quizá, hasta os puedan hundir, porque muchos de los que tienen muchos bienes del mundo, los han obtenido pecaminosamente y eso los hundirá y posiblemente los llevará a la condenación eterna.

Mis pequeños, los que habéis sabido escoger la mejor parte, como María, que es el buscarMe, el llevarMe, el vivirMe, sois, realmente, los ricos. Me traéis en vuestras manos, en vuestro corazón, en todas las buenas obras con las que ayudasteis a vuestros hermanos, pero sobre todo, en todo lo que hicisteis para agradarMe, en Mi Santísima Trinidad. Pensabais en Mí, Me gozabais cuando leíais algo bello, Me teníais en vuestro pensamiento cuando intercedíais por vuestros hermanos, buscabais el bienestar de todos los que conocéis y de los que no conocéis, para que Me tuvieran en su corazón. Quisisteis, en vuestros deseos, que ellos estuvieran en Nuestros Corazones y eso Me gusta. Eso es lo que, verdaderamente cuenta, el que Me tuvierais presente en vuestra vida, en todo momento y el que ayudarais a vuestros  hermanos con vuestras oraciones, para que Yo estuviera en ellos, para que Me vivieran, para que Me amaran y, al así hacerlo, ayudaran ellos, también, a otros y se formara una cadena de amor. Vosotros, sois los verdaderamente ricos en la Tierra y, por eso, tendréis vuestra recompensa en el Reino de los Cielos. 

Con esto que os digo y que os explico, os dais verdaderamente cuenta de lo que Yo quiero de vosotros, que esa es vuestra misión en la Tierra. Ciertamente, Yo no estoy en contra de las riquezas, sobre todo, si son bien habidas con el trabajo honrado, honesto y sobre todo, cuando lo compartís con vuestros hermanos que no tienen para vivir.

Muchas bendiciones habéis recibido a lo largo de vuestra existencia, por tenerMe presente en vuestra vida y por ayudar a vuestro prójimo, y sabéis, perfectamente, cómo os he llevado de la mano, cómo os he protegido en lo personal y cómo he protegido vuestros bienes, sobre todo, los de vuestras familias.

Aquél que obra bien, que está Conmigo, disfruta de Mi Presencia, de Mis Cuidados, de Mi Amor y de esta forma, bien sabéis, estáis gozando una pequeña parte del Cielo en la Tierra, al actuar así, al vivir en Mí, al compartirMe con vuestros hermanos.

Seguid adelante, vosotros, Mis pequeños, los que habéis escogido la mejor parte, y ayudad a vuestros hermanos orando por ellos, intercediendo, para que Mi Santo Espíritu les ayude a encontrar el camino que vosotros ya encontrasteis y que estáis gozando, para que no se pierdan, para que comprendan que en el camino en el que están, van muy equivocados y hasta les puede causar una desgracia eterna.
Gracias, Mis pequeños.