Autores rebeldes tras la teología de Fco



(...)Entonces se desencadenó la tempestad. Porque desde los medios de comunicación de todo el mundo se vierte ahora sobre Viganò la acusación de haber construido y difundido una "fake news" de gravedad inaudita, no sólo con el comunicado de prensa, sino también con la foto oficial de la carta de Benedicto XVI, ensombrecida en sus líneas más incómodas.
La tempestad llega a su punto cúlmine la mañana del 17 de marzo, cuando de nuevo Settimo Cielo anticipa el último párrafo de la carta, el que hace referencia a Hünermann.
Al atardecer del mismo día, Viganò es entonces obligado a hacer público el texto completo de la carta de Benedicto XVI.
Dos días después, el 19 de marzo, él pide por escrito al papa Francisco que acepte su renuncia como prefecto de la Secretaría para la Comunicación.
Y el 21 de marzo Francesco la acepta, pero también escribe, "no sin cierto pesar".
Las dos cartas, en realidad, ambas dadas a conocer al mediodía del 21 de marzo, no hacen la más mínima alusión de arrepentimiento por la inaudita maquinación llevada a cabo en perjuicio de Benedicto XVI, que ni siquiera es nombrado.
En su carta al Papa, Viganò lamenta únicamente las "muchas polémicas alrededor de lo hecho por mí, que más allá de las intenciones, desestabilizan el complejo y gran trabajo de reforma que Usted me ha confiado".
Y Francisco, en su carta de respuesta, precedida por conversaciones y encuentros personales entre los dos, no hace otra cosa que llenar a Viganò de elogios por el trabajo de reforma llevado a cabo por él hasta allí, y le vuelve a confirmar el mandato de completarlo, en el nuevo rol de "asesor" creado deliberadamente para él en la Secretaría para la Comunicación.
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Pero volviendo a la carta de Benedicto XVI del 7 de febrero, es útil examinar más de cerca su referencia a Hünermann.
Recuerda de él que "participó en forma relevante en el lanzamiento de la “Kölner Erklärung” [Declaración de Colonia], que en relación a la encíclica “Veritatis splendor” atacó en forma virulenta la autoridad magisterial del Papa, especialmente en cuestiones de teología moral".
En efecto, la "Declaración de Colonia" fue un ataque frontal lanzado en 1989 por numerosos teólogos, en su mayoría alemanes, contra la enseñanza de Juan Pablo II y de su prefecto de doctrina Joseph Ratzinger, sobre todo en materia de teología moral.
Lo que hizo detonar la protesta fue el nombramiento como arzobispo de Colonia del cardenal Joachim Meisner, el mismo que en el 2016 fue uno de los firmantes de los "dubia" presentados al papa Francisco respecto a Amoris laetitia" y sobre quien, en el 2017, en el día de su sepultura, Benedicto XVI escribió palabras profundas e impactantes.
Entre los firmantes de la "Declaración de Colonia" estaba el Gotha del progresismo teológico, desde Hans Küng a Bernhard Häring, desde Edward Schillebeeckx hasta Johann Baptist Metz. Y estuvieron también dos de los autores de los actuales once opúsculos sobre la teología del papa Francisco: Hünermann y Werbick.
A las tesis de la "Declaración de Colonia" Juan Pablo II reaccionó en 1993 con la encíclica "Veritatis splendor".
Pero la que jamás ha sido citada por Francisco "Amoris laetitia". Mientras que, por el contrario, en los parágrafos 303-305, "Amoris laetitia" retoma y hace propias algunas tesis de la "Declaración de Colonia", especialmente allí donde, en su tercer y último punto, se asigna el juicio en las decisiones morales a la conciencia y a la responsabilidad de los individuos.
En ese mismísimo tercer punto la "Declaración de Colonia" ataca frontalmente a la encíclica de Pablo VI, "Humanae vitae", y reivindica la licitud de los anticonceptivos. Y también sobre este punto el pontificado de Bergoglio se está moviendo en la misma dirección.
Al contrario, en el texto quizás más amplio y meditado hasta ahora publicado por Benedicto XVI luego de su renuncia al papado, en un volumen del 2014 con muchas voces sobre Juan Pablo II, el Papa emérito no duda en indicarprecisamente a la "Veritatis splendor" como la encíclica más crucial de ese pontificado para el tiempo presente. "Estudiar y asimilar esta encíclica – concluye – sigue siendo un deber grande e importante".
No es una casualidad que tres de los cinco "dubia" presentados a Francisco por algunos cardenales en el 2016 tienen como tema justamente el riesgo de abandonar los fundamentos de la doctrina moral confirmados por "Veritatis splendor".
Y ni siquiera es una casualidad que Ratzinger haya recordado, en su carta a Viganò, precisamente la contestación de los principios de "Veritatis splendor" por parte de los teólogos de la "Declaración de Colonia", hoy en auge y clamorosamente citados por Francisco.
Un Papa cuya "continuidad" con su predecesor puede ser realmente, en este punto, total y únicamente "interior".
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POST SCRIPTUM – El 25 de marzo, en la plaza San Pedro, en la homilía de la Misa del Domingo de Ramos, el papa Francisco impartió esta lección a quien elabora una noticia falsa "cuando se pasa del hecho a lo que se cuenta":
"Es la voz de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia y no tiene problema en 'manchar' a otros para salirse con la suya acomodarse. Es el grito del que no tiene problema en buscar los medios para hacerse más fuerte y silenciar las voces disonantes. Es el grito que nace de 'trucar' la realidad".
El Papa dijo esto sin sonrojarse, como un olvido de lo que se hizo hace pocos días antes en su casa, con la carta de Benedicto XVI.