Bergoglio distorsiona el Primer Mandamiento



María Ferraz

A Bergoglio le gusta la libre interpretación de la Palabra Sagrada y de los preceptos divinos, y por eso se equivoca.

En una de sus últimas homilías deja lo de `amar a Dios sobre todas las cosas´ en el baúl de los recuerdos como un trasto viejo que no le sirve para propalar su ideología antropocentrista, y más desde que ha canonizado directamente al padre ateo de un niño, mandándolo al cielo sin más. ¿Para qué amar a Dios si uno se salva igualmente?


Así que el principal Mandamiento de la ley de Dios que Jesús nos dejó: amar a Dios con todo el corazón, alma, fuerzas y mente, y el segundo, que asimila el amor al prójimo, con el amor a uno mismo, ahora se reducen a una caridad horizontal, sin ninguna referencia a Dios. 


http://www.lastampa.it/vaticaninsider/eng

Dice Bergoglio:

//Dos mandamientos, "amar al prójimo" y "servirse el uno al otro", una advertencia: no somos más grandes que Jesús, "Él es el más grande, yo soy el siervo, nadie puede ir más allá de él". En Santa Marta, Francisco reafirma los fundamentos del cristianismo tomando prestada una palabra del vocabulario militar para aclarar la posición correcta del creyente con respecto a Cristo: "subordinación".

(...)
En ese último momento de recogimiento con sus discípulos, el Hijo de Dios hizo dos gestos que "son dos instituciones" y "son el fundamento, por así decirlo, de su doctrina": la Eucaristía: enseñar el amor, y lavar los pies: enseñar el servicio. 

"De estos dos gestos, subraya el Papa, vienen los dos mandamientos que harán crecer a la Iglesia si somos fieles".//



Yerra don Jorge Mario porque la Iglesia crece con la gracia que las almas reciben principalmente de los sacramentos y la oración, gracia que no puede ser sustituida
lavando pies o confraternizando porque esa gracia tiene origen divino.

Además la Eucaristía es mucho más que `enseñar el amor´, porque es el mismo Dios que se transubstancia en el pan para dársenos como alimento espiritual y que nos pide, a cambio, nuestra intimidad, un intercambio entre el hombre y Dios.

Pero después de haber implantado el sacrilegio eucarístico con Amoris L, cuestión que ahora se expande a los protestantes, es lógico que Francisco no ahonde en el misterio eucarístico sin quedar en evidencia y contradecirse, pues para él supone un "amor" que no se sabe muy bien lo que es, porque descarta a Dios de la ecuación, y hace poco menos que inútiles las palabras de Jesús: `Yo estaré con vosotros hasta el final del mundo´