10 formas de celebrar el mes de Mayo


La Iglesia ha dedicado un mes, el de octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario, el mes de noviembre, para orar por los fieles difuntos; en junio, nos sumergimos en el océano de la misericordia del Sagrado Corazón de Jesús; en julio, alabamos y adoramos la Preciosa Sangre de Jesús, el precio de nuestra salvación, y, mayo es el mes de María.
María es la hija de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo y la Esposa Mística del Espíritu Santo; María es la Reina de los ángeles, los santos, y del cielo y la tierra.  San Luis de Montfort la aclama la Reina de todos los corazones y obra maestra de la creación de Dios.
Los santos de todos los tiempos han aclamado las glorias de María con hermosos e incontables formas de expresión de su amor.
Al llegar ahora el mes de mayo, presento diez formas de celebrar mayo, el mes de María, y así manifestar nuestro amor y devoción a la Santísima Virgen María en el mes consagrado a ella.  
Éstas son:
1. CONSAGRACION.  El primer gesto que deberíamos hacer cada mañana es una oración: la oración de consagración a Jesús por medio del Corazón Inmaculado. ¡Arranca bien el día por medio de María”!

Y recuerda la oración que le dirigía Santa Teresa de Calcuta: “María, dame tu corazón, tan hermoso, puro e inmaculado, tan pleno de amor y humildad que yo pueda recibir a Jesús en el Pan de Vida, amarle como tú le amas y servirle en el rostro angustiado de los pobres”.
2. REZAR EL ANGELUS O EL REGINA CAELI. Aunque rezada tradicionalmente a mediodía, recuerda que puede hacerse en cualquier momento de la jornada, estando establecidos sobre todo tres momentos: las 9:00, las 12:00 y las 18:00 horas. “De esta forma santificaremos las horas de la mañana, de la tarde y de la noche por medio de la santa y dulce presencia de María”. Les animo a ello con una frase del Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney: “Solo después del Juicio Final podrá María descansar. Desde ahora y hasta entonces, está demasiado ocupada con sus hijos. Servir a la Reina del Cielo es reinar allí, vivir bajo sus órdenes es mejor que gobernar”.
3. CONSAGRAR EL HOGAR Y LA FAMILIA AL CORAZON INMACULADO DE MARIA. Consagren su hogar mediante una novena de nueve días de Rosarios y oraciones que culminarían “con la bendición, por parte de un sacerdote, de la imagen, el hogar y los miembros de la familia. Con esta bendición y consagración, Dios Padre derramará un aluvión de bendiciones sobre y sobre cada miembro de la familia”
4. CONSAGRACION DE UNO MISMO. Hay distintas formas conocidas de consagración personal: la de San Maximiliano Kolbe, la de San Luis María Grignion de Montfort, la más moderna del padre Michael Gaitley. “Esa consagración cambiará radicalmente tu vida entera. Y si ya la has hecho, ¡puedes renovarla cada año para profundizar en el tesoro infinito de amor de Dios que obtenemos por medio de María! María tiene poder sobre nosotros en formas que van más allá de nuestra más rebuscada imaginación”.
5. IMITA A MARIA. Cuando queremos de verdad a alguien, queremos conocerle mejor, seguirle más de cerca e imitar sus buenas cualidades, a las que llamamos virtudes. San Luis María Grignion de Montfort, en su Tratado de la Verdadera Devoción a María, recuerda cuáles son las diez principales virtudes de Nuestra Señora que debemos imitar a modo de utilizarlas luego como “autopista hacia el cielo”. Son éstas: profunda humildad, fe viva, obediencia ciega, Oración incesante, negación  de sí mismo, pureza absoluta, amor ardiente, amabilidad angelical, sabiduría celestial.
Como dice el mismo San Luis María  Grignion de Montfort, “los mayores santos, los más ricos en gracia y virtud, serán quienes recen con mayor frecuencia a la Santísima Virgen, contemplándola como un perfecto modelo a imitar y como una ayuda poderosa”.
6. EN LAS TENTACIONES, ACUDE A MARIA. Nuestra vida es una constante zona de combate, ¡hasta la muerte! No debemos rezar solos contra el demonio, el mundo y la carne. Al revés: en el fragor de la tentación, cuanto todo parezca perdido, ¡pronuncia el Nombre de María, reza el Avemaría! Si lo haces, todos los poderes del infierno quedarán vencidos”.  María es “el general del ejército”. A sus órdenes, el enemigo se desvanece. Como decía San Buenaventura, “los hombres no temen tanto a un poderoso ejército enemigo como temen los poderes del infierno el nombre y la protección de María”.
7. MARIA Y EL AÑO LITURGICO. Debemos conocer la presencia de María en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia a través de su presencia en el año litúrgico, en el que la Virgen tiene un lugar especial. Para ello propone que leamos la carta apostólica Marialis Cultusde Pablo VI, “una obra maestra espiritual, ¡algo que debes leer!”.
    8. LEER SOBRE MARIA.  Una mariología integral y bien fundamentada debe cultivar tanto la doctrina como la devoción, pues así como la doctrina sin devoción resulta árida y seca, la devoción sin doctrina puede degenerar fácilmente en sentimentalismo. Como remedio, y además del texto antes citado, sugiero la carta apostólica de San Juan Pablo II sobre el Rosario, Rosarium Virginis Mariae, donde invita al mundo a “contemplar el rostro de Jesús a través de los ojos y el corazón de María”. “María es la forma más rápida, breve, fácil y eficaz de llegar a Jesús.”
      9. APOSTOLADO MARIANO. Conviértete en un ardiente, ferviente y apasionado Apóstol de María como San Maximiliano Kolbe. Uno de cuyos métodos para difundir la devoción a la Inmaculada era la Medalla Milagrosa, que él regalaba a todos los que podía, a la menor ocasión que se le presentaba, como si fuesen lo que él denominaba “balas espirituales” para ese combate. Explicarla es toda una catequesis sobre la Inmaculada, y si se llama “Milagrosa” “es por la cantidad de milagros que le han atribuido quienes la han usado con fe, amor y confianza en la intercesión de María. ¿Por qué no ser un apóstol de María siguiendo los pasos de Kolbe? El santo polaco aseguraba que “solo a la Inmaculada le ha sido prometida por Dios la victoria sobre Satanás. Ella busca almas que se le consagren enteramente, y que en sus manos se conviertan en poderosos instrumentos para la derrota de Satanás y la difusión del Reino de Dios”.

      10. EL SANTO ROSARIO.​​​​​​​ Las seis veces (los días 13 de mayo a octubre de 1917) que la Virgen se apareció en Fátima a Lucía, Jacinta y Francisco les insistió en el rezo del Rosario. En la carta citada, San Juan Pablo II le atribuye al Rosario la capacidad de salvar la familia y la paz mundial. El padre Patrick Peyton consagró la frase: “Familia que reza unida, permanece unida”, y esta otra, menos conocida: “Un mundo que reza es un mundo en paz”. ¿Por qué no obedecer a la Madre de Dios, a las peticiones de Nuestra Señora de Fátima? Si lo hacemos, la familia se salvará y alcanzaremos la paz que el corazón humano tanto anhela.El padre Ed Broom, OMV (Oblato de la Virgen María)