Austria preside la UE: menos refugiados


Desde «Cómo escribir mejores e-mails» hasta «Estructura de lobby en Bruselas», la Academia de la Administración Federal de Austria imparte a toda prisa docenas de cursos a funcionarios, con el objetivo de prepararlos adecuadamente para la presidencia austriaca por turno de la UE, que arranca el 1 de julio. Instituciones europeas, Derecho Europeo, Inglés y Francés son los más solicitados, además de formación específica en liderazgo y todo aquello que tiene que ver con los grupos de trabajo en el seno del Consejo Europeo. Austria no quiere dejar nada al azar. Sus representantes deberán encabezar durante el segundo semestre del año un total de 2.000 reuniones preparatorias en Bruselas, 36 reuniones formales y 13 sesiones informales del Consejo. La mayor parte del equipo al que se ha encomendado la misión tiene ya experiencia en la UE, pero Viena es consciente de que por primera vez se da la circunstancia de que un gobierno austriaco integrado por un partido euroescéptico como el Partido Liberal (FPÖ) asume la presidencia europea y se ha fijado dos objetivos: un comportamiento impecable que aleje cualquier sombra de falta de credibilidad y una presidencia con influencia real que será utilizada contra la reforma que pretende Macron.
Mientras los funcionarios de Viena se forman para llegar a Bruselas pisando fuerte, el gobierno ha rechazado ya formalmente la propuesta de presupuesto europeo para el período 2021-2027, presentada por la Comisión Europea y que prevé un aumento de los aportes de los países miembros una vez que el Reino Unido haya salido del bloque comunitario. En declaraciones a la radio pública Ö1, el canciller federal austríaco Sebastian Kurz ha criticado la propuesta porque «supone una carga excesiva para países contribuyentes netos, como Austria». «Por eso, hemos rechazado la propuesta en su forma actual», ha justificado, «vamos a iniciar negociaciones para encontrar una solución, nuestro objetivo es que el Brexit nos sirva para que la UE ahorre más y sea más eficiente».

Red de aliados

El Ministerio de Exteriores ha comenzado además a elaborar una red de aliados que soporten esa negativa y ha encontrado un cómplice en el gobierno de Holanda, que también ha calificado como «no aceptable» la propuesta presupuestaria por considerar que la contribución que le correspondería es «demasiado elevada». Esta red servirá de base, además, para el plan prioritario que Kurz ha fijado para el semestre: utilizar la presidencia para cambiar el sistema de cuotas de refugiados en contra de la voluntad de la Alemania de Merkel. «Nuestra postura está clara, en Europa no debería existir una discusión sobre el reasentamiento de refugiados, sino una intención de cambio que se centre e la seguridad de las fronteras», ha adelantado Kurz, que encabezará el equipo de resistencia a la canciller alemana, del forman parte también Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa, países que han rechazado en reiteradas ocasiones las exigencias de Bruselas de acoger a una cuota de los refugiados llegados a Europa desde 2005. También ha dejado entrever que tiene en mente propuestas como la expansión del mandato de la Guardia Europea de Fronteras (Frontex).
«Queremos crear una Europa segura», ha dicho Kurz, que dirigirá su primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno el próximo 20 de septiembre. En ese encuentro, que se celebrará en Salzburgo, impulsará un aumento de medios para la protección y vigilancia común de las fronteras exteriores, antes de abordar las cruciales negociaciones sobre el Brexit. Y para que todo esto resulte creíble, el FPÖ de Christian Strache debe permanecer en segunda fila. Strache permanece, de hecho, centrado en otros asuntos como el levantamiento de la prohibición de fumar en locales públicos o una pensión mínima de 1.200 euros, mientras cede totalmente el protagonismo a Kurz en asuntos europeos. «Yo mismo estoy sorprendido de lo bien que trabajamos juntos», ha dicho Strache recientemente, satisfecho con el trato que ha firmado con los populares para que sean éstos quienes lleven sus reivindicaciones a Bruselas.
Solamente no ha podido resistirse a arremeter contra el millonario estadounidense George Soros. El vicecanciller de Austria y líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, ha dicho recientemente en un programa de televisión que «Soros está involucrado en la llegada de cientos de miles de refugiados a Europa. No es un rumor, sino un hecho», obteniendo como respuesta por parte del socialdemócrata Christian Kern que es un «neonazi» por considerar a Soros «un enemigo». También ha dicho recientemente que «Europa vive un proceso de Israelización» y que «casi todos los terroristas en Europa fueron primero musulmanes que se radicalizaron». Sin su ayuda, Kurz no podría haber formado gobierno. Y cualquier asunto que disguste a Strache puede poner en cuestión la coalición de gobierno sobre la que Kurz asienta la legislatura, por lo que sus opiniones han de ser tenidas en cuenta. Ni Strache ni ningún otro miembro del gobierno pertenecientes al ultranacionalista FPÖ han sido invitados a la ceremonia internacional de conmemoración de la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen hace 73 años, que se celebró el pasado domingo por expreso deseo de los supervivientes del campo.