Bergoglio, el aborto e Irlanda






María Ferraz

Ha sido clamoroso el silencio de Don Jorge Mario respecto al referendum irlandés, sabiendo que, siendo Irlanda un país católico, muchos que le consideran el "Papa" hubieran dirigido su voto a favor de la vida si él la hubiera apoyado

Ya hemos publicado aquí, cómo este personaje siniestro se mueve entre dos aguas y si un día condena el aborto, otro, honra a la abortista Bonino, premia a una activista, también pro aborto, holandesa o invita a personajes de la cultura de la muerte al Vaticano para hacer publicidad y valorar sus opiniones y dejar que sienten cátedra, a la vez que apoya las agendas globalistas de derechos reproductivos que incluyen el aborto, las esterilizaciones y la anticoncepción. 

Bergoglio también ha causado estupefacción entre los pro vida al disminuir la inmensa gravedad del aborto en `Gaudete et Exultate´ comparando la necesidad de la protección del no nacido con la vidas de los inmigrantes que vienen a invadir Europa desde su credo yihadista.

La nueva exhortación apostólica de Francisco "difumina y causa confusión" sobre la gravedad del aborto, dijo la líder de un grupo provida que influye principalmente en la política de Estados Unidos, al escribir que la migración no debe verse como un problema "secundario" o "menor" que "graves" cuestiones bioéticas "y que ayudar a las" víctimas "de" toda forma de rechazo "es tan importante como defender al no nacido.

"Es imposible equiparar el peso moral del aborto -el asesinato directo de niños inocentes por nacer que se producen a escala masiva diaria, aquí en Estados Unidos y en el extranjero- con cualquier otro tema de justicia social (como la inmigración)", dijo Dannenfelser


Y para disimular un poco, sale, y muy oportunamente esta noticia:

en.news

Francisco llamó a una madre que pensaba abortar

El papa Francisco telefoneó recientemente a Ana, una mujer divorciada que está embarazada después de haber cometido adulterio con un hombre casado, informó el 22 de mayo la página web Credere.

Anna, originaria de Arezzo (Italia), estaba sin trabajo cuando se mudó a Roma pensando en abortar a su hijo.

Pero después le escribió al papa Francisco, quien la llamó.

Le dijo a Anna que los cristianos nunca pierden la esperanza, que un hijo es un don de Dios y un signo de la Providencia.

Parece que él pudo convencer a Anna que salvara la vida de su hijo.