Bergoglio ya despreció a los cristianos en Lesbos

La jerarquía católica como caballo de Troya: Del patético ridículo de Cañizares a las estupideces canallas de Bergoglio

Enrique de Diego (Alerta Digital)
No hace tanto tiempo, el 14 de octubre de 2.015, Antonio Cañizares, cardenal-arzobispo de Valencia, se preguntó públicamente: “Esta invasión de inmigrantes, ¿es todo trigo limpio?”. “¿Cómo quedará Europa dentro de unos años, con la que viene ahora? No se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos”, ha aseverado, y ha considerado que los gestos de acogimiento a estas personas “pueden quedar muy bien hoy” pero son “el caballo de Troya” en las sociedades europeasCañizaressugirió “ver quién está detrás de todo esto“, al tiempo que sostuvo, refiriéndose a los refugiados, que “vienen perseguidos muy pocos“.
Ha pasado el tiempo, nos situamos en junio de 2.019, y Cañizares ha decidido convertirse él y a toda la diócesis de Valencia en “caballo de Troya” y este parafuncionario estatal afirma que la emigración “es un derecho que no se puede negar”. ¡Un derecho! ¡Valiente patraña! Y que “las legislaciones en los diferentes países deben ser generosas, equilibradas y equitativas”. ¿Cómo va a quedar Valencia, parafraseando al Cañizares del 14 de octubre de 2.015? ¿Por qué Cañizares, hundiéndose en el ridículo, se ha puesto a jugar con la historia y la identidad de España? Sumiéndose en el más pavoroso ridículo ha asumido el papel de aquel arzobispo don Opas.
La diócesis de Valencia ha puesto, que vive del Presupuesto público, que es una mera proyección del Estado, ha puesto al servicio de los inmigrantes ilegales del Aquarius toda su red asistencial, contemplando cubrir todas sus necesidades básicas asistenciales -lo primero que hicieron fue ir a un bar pagando con billetes de cien euros-, promoción del empleo, mitigar la pobreza así como las necesidades de aprendizaje y educación. La Generalitat valenciana ha derivado a Cáritas, a la que retiró toda subvención, las madres con hijos. Lo que no parece haber ofrecido el patético Cañizares y el caballo de Troya de la diócesis de Valencia es asistencia espiritual a ninguno de los 630 del Aquarius, que son 100% musulmanes, y que quizás han participado en matanzas de cristianos en sus países de origen. Eso a Cañizares y a esta mediocre y degradada jerarquía católica de estos tiempos le importa una higa. Caso hubo de patera que viajando hacia Lampedusa se tiró al mar a todos los cristianos. Y la traidora jerarquía católica, con mindundis y veletas como Cañizares, callan.
Cristiano crucificado por Daesh, que da “protección y seguridad”, según Bardají.
Cáritas emite muchas notas de todo menos de nada relacionado con la vida espiritual. No conocemos ninguna estadística sobre sus beneficios espirituales. Por ejemplo, de conversiones. Mucho me temo que no ha habido ninguna. Incluso que si alguno tuviera tal ocurrencia se le haría desistir. Esta jerarquía actúa como si la Iglesia fuera una ONG, confundiendo los fines del Estado con los de la Iglesia, siendo un mero apéndice del Estado. No es extraña la crisis vocacional que se padece, pues resulta más rentable Médicos sin Fronteras donde ganan más. Aunque es preciso recordar que los sacerdotes católicos se han hundido en la indignidad de cobrar del Estado, lo que explica tantos silencios y colaboraciones. La jerarquía católica, que está a pachas con la Agencia Tributaria, insiste mucho en que el fraude fiscal es pecado cuando lo practica de manera pública y clamorosa en cada Misa cuando las beatas de turno pasan el cepillo para solicitar donaciones manifiestamente en B, de las que no se da factura, ni desgravan, convirtiendo las parroquias en paraísos fiscales y templos de hipocresía.
Cáritas ni convierte a nadie, ni lo pretende, como tampoco Cañizares con su cola púrpura. La situación de la Iglesia católica en España es enervante: iglesias cerradas, banalización de la liturgia que ha perdido, por lo general, la idea de culto a Dios, los sacerdotes no se sientan a confesar y todo el mundo comulga como una costumbre, sin respeto ni en gracia de Dios. No hay jóvenes en los templos, ni en los seminarios, porque los eclesiásticos han perdido incluso la técnica de hablar de Dios y parlotean como politicastros o como directivo de alguna ONG. Y la Iglesia de Cristo no es ni una ONG ni un apéndice del Estado. Así que haciendo seguidismo del Estado, la Iglesia que predicó las Cruzadas ahora predica el desarme moral -a cambio de la maldita crucecita, todo por la pasta, Fernando Giménez Barriocanal, fariseo que nada tienes de neocatecumenal- y favorece, como caballo de Troya, la islamización, mientras ha silenciado y abandonado a los cristianos perseguidos.
Begoglio en Lesbos, despreciando a los cristianos.
Pero este ridículo patético de Cañizares palidece ante las estúpidas canalladas de Bergoglio, que parece el portavoz delicuescente de George Soros. A Bergoglio le gusta más la política que a un tonto un lápiz y anda todo el día de globalista y de buen samaritano, socorriendo no al agredido sino a los verdugos, mientras, por supuesto, extrema las medidas de seguridad en el Vaticano. Empezar el Pontificado con una Encíclica sobre el cambio climático es un acto de sumisión abyecto a los poderes oscuros del mundo. En los papeles de la Open Society aparece a sueldo el cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, considerado el vicepapa, el hombre más influyente cerca de Bergoglio.
Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga. /Foto: infovaticana.com.
El argentino se retrató en su visita a Lesbos cuando se llevó al Vaticano a tres familias musulmanas, que viven a costa de los católicos, dejando en tierra a dos familias cristianas, de las que no sabemos nada. Los auténticos refugiados -a los que la jerarquía ha abandonado y se le pedirán cuentas a esta gente que teme mucho más el juicio de los hombres que el juicio de Dios, y que se derriten por ser aceptados por los poderes secularizantes- son los cristianos perseguidos, masacarados, asesinados por los musumanes a los que tanto aman Bergoglio, Cañizares y toda esa patulea eclesiástica que está haciendo esfuerzos sobrehumanos por destruir la Iglesia y la sociedad cristiana.
Carlos Osoro. /Foto: religionconfidencial.com.
Nunca rezo por las intenciones de Bergoglio porque no me gustan y porque van contra la civilización occidental, que defiendo, ni por las de los obispos, porque son hoy ciegos guías de ciegos, como ese melifluo arzobispo de Madrid, Osoro, al que le parece fenomenal que se profane la basílica del Valle de los Caídos abriendo la tumba donde reposa ese gran católico que fue Franco -y gran jefe de Estado- y por supuesto considero un gesto de suicidio personal moral y colectivo dar el más mínimo euro a la clerecía actual, que se ha vendido al Estado.
Decía el Premio Nobel de Economía, James A. Buchanan que hay que financiar al pastor que defiende los intereses de su comunidad, pero estos no sólo no los defienden, sino que los atacan, intento demoler nuestra sociedad. Ni un euro en el cepillo, ni una crucecita, a este caballo de Troya pútrido que es hoy la jerarquía católica, de Bergogliohacia abajo. ¡Qué financien a esta jerarquía los musulmanes y los masones!