San Agustín a los pastores negligentes



7 de mayo de 2018 (LifeSiteNews) - Recibimos muchos comentarios de lectores terriblemente molestos, no tanto por los cardenales, obispos y sacerdotes claramente corruptos y abiertamente heréticos, sino más bien, consternados por la negligencia de la mayoría de los buenos clérigos que no dicen ni hacen nada sustancial en respuesta a todo esto. Es un fenómeno extraño e inquietante, pero no exclusivo de nuestro tiempo.

Muchos preguntan: "¿De qué tienen tanto miedo?" El único temor que deberían tener es un miedo saludable a Dios mismo.

En `La Fuerza del Silencio´, Robert Cardinal Sarah recuerda algunas palabras muy pertinentes de San Agustín sobre este tema.

Cada sacerdote y cada obispo deberían poder decir, como San Agustín: "Voce Ecclesiae Loquor (hablo con la voz de la Iglesia)" (Serm 129, 4) y, por lo tanto, con la voz de Jesucristo; por lo tanto, con sutileza y eficacia, debe asumir la completa responsabilidad del pastor y guía. Cada sacerdote, cada obispo tendrá en cuenta que en el terrible Día del Juicio, él mismo tendrá que responder ante Dios por los pecados de aquellos a quienes no pudo reformar debido a su propia negligencia.

En una carta, San Agustín escribe seriamente: "La gloria de este siglo pasa; en el Día del Juicio, todos estos honores no serán buenos para nada. No es mi intención desperdiciar mi vida en la vanidad de los honores eclesiásticos. Pienso en el día en que tendré que rendir cuentas del rebaño que me ha sido confiado por el Príncipe de los pastores. Comprende mis miedos, porque mis miedos son grandes ".

Día del juicio. Nos llegará a todos, pero para el clero, los guías ordenados de las almas, el juicio es más grande y más temeroso. Es por eso que necesitan nuestras oraciones especiales. Tristemente, nos encontramos en otro momento de la historia donde la cobardía y la negligencia clerical parecen ser endémicas en toda la cristiandad. Está permitiendo que el mal florezca y las almas, especialmente las jóvenes, estén terriblemente corrompidas. Solo un muy pequeño grupo de clérigos están de pie con Cristo y aceptan voluntaria y alegremente la cruz que llega, con  fidelidad. Todos deberían volver a leer el gran clásico: `La imitación de Cristo´ por Thomas de Kempis. Esa obra maestra es también para laicos.

Oremos por nuestro clero, en todos los niveles. La necesidad, como se puede ver en numerosos episodios que hemos tenido que informar durante especialmente estos últimos 5 años, es muy grave.

"La tolerancia es la virtud del hombre sin convicciones". - G K. Chesterton

"Quien no odia el error, no ama la verdad". - G K. Chesterton