Basílica de San Pablo profanada como discoteca

La Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, no es una iglesia cualquiera. Es una de las cuatro basílicas papales de Roma, la segunda más grande después de la de San Pedro, en el Vaticano. Es el lugar donde está sepultado el Apóstol San Pablo, cuya tumba se encuentra bajo el altar. Esta es la razón por la cual durante siglos siempre fue la meta de continuas peregrinaciones. 
Por ello sorprende cuanto ocurrió en la mañana de este martes 31 de julio: de mañana, oficialmente debía haberse celebrado una Misa para los monaguillos alemanes; en realidad quien asistió definió una situación más parecida a una auténtica profanación que a una santa liturgia.
Testimonios directos y horrorizados describieron un cuadro inaudito, apocalíptico. El palco, con coro, piano y batería -seguramente adaptado a un concierto rock, pero no al decoro debido a un lugar sagrado- estaba acomodado adelante y a la izquierda de la tumba de San Pablo, impidiendo de hecho el acceso y obscureciendo totalmente el ábside y el ciborio de Arnolfo di Cambio. Sobre los arcos y columnas fueron proyectadas luces psicodélicas verdes y azules, amarillas y rosas, además pantallas gigantes y andamios llamados “americanos”, mientras los amplificadores eran utilizados a todo volumen, sin ningún respeto por la Basílica, transformada en la ocasión en una suerte de gigantesca discoteca.
Los mismos organizadores estimaron la presencia en el interior de cerca de 9 mil peregrinos alemanes. Molestó el hecho de que el mismo servicio de orden y también uno de los sacerdotes pretendieran con vehemencia impedir – literalmente – a quien fuera – turistas, guías, simples fieles, incluso a los mismos parroquianos – la entrada en la Basílica, diciendo haber gastado 18 mil euros para el uso de la estructura y por lo tanto gozando de derecho de uso exclusivo. Debió intervenir la misma seguridad vaticana, de acuerdo a cuanto refirió la fuente interna, para aclarar con firme decisión a los organizadores que estaba prohibido “privatizar” el edificio sagrado, cualquiera fuera la suma abonada.
Las celebraciones deberán continuar, salvo deseables intervenciones de lo alto, hasta el sábado por la mañana. Sin embargo, algunos fieles lamentaron que ya el domingo anterior se estaban haciendo en la Basílica las pruebas de audio a un altísimo volumen en perfecto estilo rave partySin que evidentemente nadie haya tenido nada que objetar.
Que los alemanes humillen y avergüencen la sagrada liturgia para su propio uso y consumo, desnaturalizándola, es evidente hace tiempo; pero que además ahora pretendan hacerlo en casa de otros, es verdaderamente inaceptable. Queda por saber quien autorizó semejante utilización de la Basílica, en que condiciones y que acciones ahora intenta asumir frente a la grave y vergonzosa calamidad sucedida.
1 “El término rave no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Se trata, sin embargo, de un concepto de uso frecuente para referirse a una cierta clase de fiesta.
Una rave es un evento de música electrónica que suele extenderse durante toda la noche. Mientras un DJ se encarga de seleccionar y pasar la música, los asistentes bailan. Es habitual que existan juegos de luces que acompañen el ritmo de la música, creando una atmósfera muy particular.
Más allá de lo estrictamente musical, hay diversos fenómenos y conductas que suelen asociarse a las raves. En muchas ocasiones, el consumo de alcohol y drogas ilegales se hace presente en este tipo de eventos, lo que lleva una asociación entre la música electrónica y los estupefacientes.
Por supuesto, las asociaciones de este tipo son prejuiciosas y no constituyen verdades absolutas. Existen muchas raves en las cuales no se consumen drogas. De todas formas, no se puede negar que suele registrarse un vínculo entre esta clase de fiestas y el consumo de ciertas drogas específicas, como el éxtasis y otras anfetaminas, así como la música reggae se asocia a la marihuana” (in: https://definicion.de/rave/.)