Como un conquistador portugués se salvó de un naufragio




Cuando asistimos, pues, a la Santa Misa, debemos imitar el ejemplo del célebre Alfonso de Albuquerque*. Viéndose este famoso conquistador de las Indias orientales en inminente peligro de naufragar con todo su ejército, tomó en sus brazos un niño que se hallaba en la nave, y elevándolo hacia el cielo, dijo: "Si nosotros somos pecadores, al menos esta tierna criatura libre está ciertamente de pecado. ¡Ah, Señor! por amor de este inocente, perdonad a los culpables". ¿Lo creerías? 
Agradó tanto al Señor la vista de aquel niño inocente, que, tranquilizado el mar, se trocó en alegría el temor a una muerte inminente. 

Ahora bien; ¿qué piensas que hace el Eterno Padre cuando el sacerdote, elevando la Sagrada Hostia entre el cielo y la tierra, le hace presente la inocencia de su divino Hijo? ¡Ah! Ciertamente su compasión no puede resistir el espectáculo de este Cordero sin mancha, y se siente como obligado a calmar las tempestades que nos agitan y socorrer todas nuestras necesidades. No lo dudemos; sin esta Víctima adorable, sacrificada por nosotros primeramente sobre la cruz, y después todos los días sobre nuestros altares, ya estaría decretada nuestra reprobación y cada cual hubiera podido decir a su compañero: ¡Hasta la vista en el infierno! ¡Sí, sí, hasta volver a vernos en el infierno!... 

Pero, gracias al tesoro de la Santa Misa que poseemos, nuestra esperanza se reanima, y nos asegura de que el paraíso será nuestra herencia. Debemos, pues, besar nuestros altares con respeto, perfumarlos con incienso por gratitud, y sobre todo honrarlos con la más perfecta mo- destia, puesto que de allí recibimos todos los bienes. No cesemos de dar gracias al Eterno Padre por habernos colocado en la dichosa necesidad de ofrecerle a menudo esta Víctima celestial, y todavía más por las utilidades inmensas que podemos reportar si somos fieles, no solamente en ofrecerla, sino en ofrecerla según los fines para que se nos ha concedido tan precioso don.


San Leonardo de Porto Mauricio
El tesoro de la santa misa

*Afonso de Albuquerque​ (AlhandraPortugal1453 - GoaIndia16 de diciembre de 1515) llamado El GrandeCésar del OrienteLeón de los MaresEl Terrible, o el Marte Portugués,​ fue un fidalgomilitar y célebre almirante y conquistador portugués, cuyas acciones militares y políticas contribuyeron a la creación del Imperio portugués en el océano Índico. Como 2º virrey de la India portuguesa expandió y consolidó con una administración ejemplar las posesiones coloniales en Oriente.