La agenda bergogliana y la muerte del ob Morlino

María Ferraz

Dos de los cardenales Dubia, que se opusieron a las metas bergoglianas pasaron a mejor vida en el espacio de pocos meses y, bajo mi punto de vista, no casualmente. Viganó y el P Kalchik de Chicago, (donde manda el homosexualista Cupich), están escondidos porque su vida peligra, y siempre en relación con sus acciones combativas de palabra o de obra contra la red homosexual en la Iglesia. 

El asesinato de otro sacerdote en EEUU, el P Moreno, que iba a sacar a la luz una trama de abuso homosexual clerical, fue encubierto como suicidio, un suicidio negado por la misma hermana del sacerdote, por el modo en el que fueron disparadas las balas, según informó Church Militant.


Y ahora fallece, relativamente joven (71 años) el obispo Morlino, por un supuesto ataque al corazón, cuando se sabe que éste puede ser provocado por ciertas drogas sin dejar rastro, y ciertamente es un método para eliminar a gente inconveniente en todo el espectro ideológico, que se suele usar, no poco infrecuentemente, según un ex agente de la CIA cuyo nombre no recuerdo.


Morlino líder de la Iglesia en Wisconsin, era un amante de Jesús en la Eucaristía, y organizó en su diócesis la vuelta de los tabernáculos o sagrarios al centro de los santuarios.

Pero en lo que aquí concierne, además de resultar problemático por defender la misa tradicional, algo que los bergoglianos no soportan, menos aún soportan que se enfrente a los homosexuales aunque sea con medidas teológicamente incontestables: 

Un grupo LGBT le había enviado a Francisco una petición en línea en Change.org para que expulsara al obispo Morlino, el año pasado, de su cargo como obispo de Madison, alegando que en su ministerio desde que llegó a Wisconsin en 2003 "había puesto al frente, el odio". La directora ejecutiva del lobby (gay) DignityUSA, Marianne Duddy-Burke, también estaba descontenta con el obispo, declarando que las normas diocesanas relacionadas con los funerales para aquellos en uniones civiles homosexuales son " indignantes y vergonzosas "," sin corazón "," crueles " y "no cristianas".

Morlino simplemente había dicho que un homosexual que viviese con su pareja, si no había dado signos de arrepentimiento antes de morir, no debía recibir un funeral de la Iglesia.

Además, el obispo Robert Morlino de Madison, Wisconsin, hace unos meses, envió una carta a su diócesis en respuesta a los escándalos de abuso sexual en la Iglesia expuestos en el informe del gran jurado de Pensilvania, así como a las revelaciones sobre el arzob Theodore McCarrick. La carta fue la declaración más fuerte hasta la fecha de cualquier líder de la Iglesia. Entre otras cosas había afirmado:
   
"Es hora de admitir que hay una subcultura homosexual dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica que está causando una gran devastación en la viña del Señor."


Si la muerte de Morlino convenía para hacer avanzar la agenda sodomítica, disolviendo los obstáculos más prominentes, sólo lo sabremos en la otra vida. 

Pero como digo, la mafia homosexualista no se para ante nada, recordemos que los masones tienen al demonio por aliado, quien es, desde el principio, asesino y padre de la mentira