Francisco socava la credibilidad del papado (P. Harrison)



Francisco socava la credibilidad del papado - Por el padre Brian Harrison

La interminable andanada de puyazos y golpes del Papa Francisco contra la doctrina católica asentada preocupa a los católicos.
Hace apenas una semana, en su discurso navideño a los funcionarios del Vaticano, el Papa rechazó despreocupadamente la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora al señalar que nadie, ni José ni María, “nace santo”.

Más notablemente este año, Francis ha reescrito nuestro Catecismo oficial para condenar la pena capital con una severidad que contradice la enseñanza bíblica de todos sus predecesores.
Este tipo de cosas, y muchos otros ejemplos que se pueden aducir, socavan la credibilidad del papado, que depende de la coherencia de su enseñanza formal a través de los siglos.

El más reciente, y quizás el mejor, de los libros recientes que critican la orientación liberal izquierdista del papa actual es el del académico chileno José Antonio Ureta: ¿El cambio de paradigma del Papa Francisco: la continuidad o la ruptura en la misión de la Iglesia? (Spring Grove, PA, 2018: TFP).Un cambio de paradigma es un cambio profundamente diferente en la dirección general. Los disidentes anticatólicos tradicionales como Pelagio, Arrio, Lutero y Calvino se opusieron ferozmente a la doctrina de la Iglesia; pero al menos compartieron su suposición básica de que la doctrina correcta es algo sumamente importante.

Pero ahora, ¡ay! - tenemos un Papa que parece haber dejado de lado esa suposición a favor de lo que podría llamarse una meta-herejía: su visión filosófica [neomarxista] general de que "vida" y acción (praxis) tienen prioridad sobre la doctrina. Como a Francisco le gusta decir, “la realidad es más grande que las ideas”. Pero dado que la "realidad" cambia constantemente, este enfoque le da una prioridad metafísica al `llegar a ser´ sobre el hecho de `ser´, de modo que la verdad católica misma es relativizada por la corrección política.

Independientemente de lo que nuestras elites culturales, políticas y mediáticas post-cristianas declaren como "progreso" para la humanidad, éste se convierte en una "realidad" nueva y primordial a la que hasta ahora la doctrina "estática" y "interna" de la Iglesia debe adaptarse de alguna manera.

Por lo tanto, nos encontramos con un Papa que está descuidando la advertencia de San Pablo: “¿Puede Cristo estar de acuerdo con Belial? ¿Puede haber un pacto entre el templo de Dios y los ídolos de los paganos? ”(2 Cor. 6: 15).

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