La medicina del alma



Hijos míos: habéis de saber que el amor es la medicina del alma. Medicina que cicatriza vuestras heridas, sana vuestras llagas, limpia los enconos de vuestro corazón. 

Amad sin medida, amad con hartura, amad en abundancia porque el amor es: terapia para el alma, descanso a vuestro espíritu y alivio para vuestro interior. 

Si Dios es amor, sois creados por el Amor y para el Amor. No seáis mezquinos en prodigar amor.

Amad a vuestros enemigos, aguijones ponzoñosos, que os hacen aferrar más a Dios.
Amad a vuestros padres, ellos os dieron la vida y como tal debéis aceptarlos con sus defectos y con sus virtudes.
Amad a vuestros hermanos, mirad en cada uno de ellos la presencia de mi Hijo Jesús.
Amad a los niños, creaturas indefensas que son el desvelo de mi Inmaculado Corazón.
Amad a los ancianos, sed pacientes y afectuosos, los años pesan sobre sus cuerpos, carecen de la lucidez que tuvieron en su juventud, pensad que hoy sois jóvenes, mañana seréis viejos.

Amad a los animales, son obra perfecta de la creación de Dios.
Amad y cuidad de la naturaleza, su Artífice es Dios, Dios que pensó en vosotros; recreaos con la armonía y gallardía del paisaje.
Amad a todos los hombres de la tierra, son hechuras de las manos de Dios, fuisteis creados a su imagen y semejanza.

El amor excusa, justifica.
El amor perdona, libera de culpas.
El amor aligera vuestras penas, os dulcifica.

El amor os da libertad, os pone alas, alas para volar hacia el cielo.
El amor os une a mi Amor Santo y al Amor Divino, amor que trasciende, amor que cautiva, amor que atrapa.

El amor hecha fuera el temor dándoos tenacidad, aguante.
El amor es camino de dulzura, de bienestar, de confort espiritual.
El amor es deleite, fragancia celestial que cautiva, enamora.
El amor es semejanza de Dios en la tierra.

María Stma a A Agustín del Divino Corazón