M Robin, P Pío y san J Escrivá creyeron en Garabandal


El día 13 de noviembre del 2015 se cumplen 50 años del final de la historia más hermosa de la humanidad desde el Nacimiento de Cristocomo dijo Pablo VI que conoció bien los sucesos de aquella entrañable aldea de Garabandal
Él fue uno de los pocos depositarios de la fecha del Milagro por boca de Conchita. 

Seguro que ahora intercede con Juan Pablo II, el Santo Padre PíoSanta Maravillas de JesúsSan Josemaría Escrivá de Balaguer o la Beata Madre Teresa de Calcuta para que pronto la Iglesia reconozca lo que tantos sentimos como evidente en nuestros corazón y nuestra cabeza. Todos ellos cuando estaban en esta vida, junto con otros muchos ya en camino a los altares como Marta Robin, difundieron su profundo convencimiento de la veracidad de aquella historia, que calificaba el Papa como la segunda vida de la Santísima Virgen en la tierra y no hay palabras para agradecerlo.

Efectivamente nunca se habían visto tal profusión de detalles maternales de la Virgen en unas manifestaciones suyas. En esos años Ella se interesó por todo lo material y espiritual que conforma la educación de unas hijas. Hasta jugaba al escondite durante horas con ellas por las calles de aquel pequeño pueblo. Aquellos ratos, por largos que fueran, siempre les parecía que acababan pronto, que habían sido sólo un “minutín”. Cuando sentían las llamadas interiores que les anunciaba su próxima llegada, salían a la carrera para verla, sin que nadie las pudiera detener. Pero no sólo fueron las 4 niñas el objeto de sus atenciones. A través de ellas se preocupó de llegar a todos los habitantes de la aldea y a todos los que durante aquellos 4 años quisieron visitarla.
Son centenares los testimonios que hablan desde videos en internet, hasta escritos y fotográficos, de personas jóvenes o ancianas, solteras, casadas, religiosos o sacerdotes, que recibieron un impacto indeleble en sus vidas de un breve encuentro en aquellos días con la Virgen María, a través de un velo casi inexistente, que sólo traspasaban aquellas pequeñas. Aquel último día de las apariciones nuestra Madre, con cierta nostalgia, decía a Conchita “vengo por todos mis hijos, con el deseo de acercarlos a Nuestros corazones.” Y le pedía “dime cosas de mi hijos, a todos los tengo bajo mi manto” a la vez que le prometía que nunca nos dejaría “Será la última vez que me veas aquí, pero estaré siempre contigo y con todos mis hijos”.
Entre los consejos que nos dejó para vivir en adelante están también amonestaciones seriasque en el momento parecieron exageradas, pero que desgraciadamente hoy vemos que se quedaban cortas. Las profecías que intercalaba nuestra Madre, al hilo de las conversaciones con aquellas niñas completan el mensaje de Fátima y nos hablan de acontecimientos ya descritos en la Sagrada Escritura, a los que hasta entonces no se había sabido dar todo el contenido que tenían.
Hoy en el mundo entero se distingue escatológicamente entre Fin del mundo y Fin de los tiempos, olvidando que la primera vez que se mencionó con claridad fue en Garabandal el día que falleció el santo Papa Juan XXIII. Lo mismo ocurre con sucesos relatados en el Apocalipsis que hoy se conocen más en el mundo cristiano con los nombres de AvisoMilagro y  Castigo más que con los de “sexto sello”, “señal de la Mujer en el cielo” o “copas de la ira”, con los que se citan en el libro sagrado. En este tiempo transcurrido se calculan en más de 4 millones las personas que han buscado un encuentro personal con nuestra Madre visitando aquel pequeño pueblecito cántabro, en un incansable goteo que es una muestra más de la verdad de lo que allí sucedió.
Afortunadamente hoy ya existe carretera asfaltada, como profetizó nuestra Madre, pero por gracia de las circunstancias que han acompañado la historia subsiguiente, todavía es posible sentir hoy allí el ambiente y el aroma de lo que debieron ser aquellos días. El pueblo no ha crecido significativamente y se conservan prácticamente intactos los lugares más característicos de las apariciones. Todos los que peregrinan a Garabandal vuelven con el alma rejuvenecida y con un enorme deseo de acercarse cada día más a la Virgen. 
De algún modo resuenan en su interior aquellos consejos que Conchita recibió de Ella hace hoy 50 años: ¿Por qué no vas a menudo a visitar a mi Hijo al Santísimo? ¿Por qué te dejas llevar por la pereza, no yendo a visitarle, cuando Os está esperando de día y de noche? Acuérdate de lo que te dije el día de tu santo: al presentarte delante de Dios tienes que mostrarle tus manos llenas de obras hechas por ti en favor de tus hermanos y para gloria de Dios, y ahora las tienes vacías”.

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