Fco: La Iglesia "violó gravem." el "derecho a la vida"




María Ferraz

No se cansa Bergoglio de contradecirse si con ello logra desprestigiar a la Iglesia, bien directamente con sus despropósitos amparados bajo un discurso buenista que ataca los derechos de Dios, bien con sus nombramientos de gente anti Magisterio, bien protegiendo a los homosexuales violadores disfrazados con ropaje clerical o calumniándola con sentencias más propias de los enemigos de la Iglesia que de un pontífice. 

Curioso es, que los que en el mundo quieren abolir la pena de muerte son los mismos que defienden el derecho a abortar, en el colmo de la inconsistencia: dar muerte al inocente y liberar al culpable.

Además esta insistencia de Fco contra la pena de muerte es absurda ya que prácticamente no existe en occidente y sí en países que no van a escucharle, donde reina el comunismo o el Islam, pero eso no le impide a Francisco exaltar a China, o incluso vender a sus católicos de la resistencia al régimen cruel, ni firmar acuerdos con imanes que defienden la muerte de los infieles (cristianos o judíos) y de los que abandonan el Islam.


Informa en-news


Francisco afirma que la iglesia "violó gravemente" el "derecho a la vida" hasta que llegó él y "cambió" el catecismo

La pena de muerte es una "violación grave" del "derecho a la vida" de todas las personas, afirma el Papa en un mensaje de video del 27 de febrero a un congreso mundial de Bruselas contra la pena de muerte.

No da argumentos para su confusa teoría. En cambio, afirma que "modificó" el Catecismo porque la "visión de la Iglesia" de la pena de muerte "ha madurado".

Francis admite que la pena de muerte fue considerada "durante mucho tiempo" una respuesta adecuada a la gravedad de los delitos y para salvaguardar el bien común.

Afirma que abolir la pena de muerte en todo el mundo representa una "afirmación de coraje" de "dignidad humana" que no se pierde incluso después de cometer los peores crímenes.

Pero este no es la cuestión. Ni siquiera un Papa puede condenar categóricamente la pena de muerte, que en principio puede existir como un medio legítimo de defensa propia o de disuasión.