Francisco, cada día más insoportable





María Ferraz

El Papa Francisco advirtió a los teólogos morales de una "emergencia ecológica" que él llamó "el grito de la tierra, violada y herida".

Pero también dijo hace unos días, que los abusos homosexuales del clero son un error humano que no se puede evitar. No se atreve a acometerlos como emergencia ni con urgencia, a pesar de que están destruyendo vocaciones, y vidas, provocando la huída en masa de la Iglesia y la ruina de muchas diócesis que tienen que pagar los desmanes de los pervertidos infiltrados y de los que las dirigen. 

No alza su voz, no, Bergoglio de la misma manera contra los que violan los cuerpos de niños o jóvenes, contra el grito (y éste sí que es real) de sus almas, a manos de los pseudo curas sodomitas. 

Y después de decir sin ruborizarse, que Dios quiere que existan todas las religiones, se ha apresurado a dar un paso más hacia el panteísmo, afirmando indignado, que la que sufre es la Madre Tierra, y que nos debemos confesar de los pecados ecológicos. 

Pero no aconseja a McCarrick que se arrepienta de sus pecados sexuales ni a los que siguen su ejemplo, porque ya ha declarado que los pecados de la carne son menos graves que el orgullo o la envidia. Y es normal, ya que no cree en la existencia del Infierno, ni en la Justicia de Dios, ni siquiera en que la Verdad resida en la Iglesia Católica. Y si tiene su trasero sentado en la Silla de Pedro es gracias a clero gay, por eso, toda su acción mafiosa, desde Inzoli a Zanchetta, pasando por todos los sodomitas que él ha protegido, exculpado y elevado, me hace pensar que él es uno de ellos.

Y añade Francisco que hay que rebajar las expectativas de la cumbre vaticana sobre el abuso. Y no es de extrañar pues ésta sólo contempla la pederastia como problema, desvinculando la homosexualdad rampante de la que se alimenta la mafia gay que le rodea. ¿Y a quién se le ocurre poner a pro sodomitas al cargo de la conferencia? A alguien que no quiere poner fin a uno de los terribles problemas que socavan la Iglesia.

Bergoglio, no te soporto. Leer las sandeces que escribes es un tormento y escuchar tu voz aplaudida por el coro infernal al completo, una violación mental. Haznos un favor y retírate.