Sólo si estáis en gracia, soportareis la prueba




Hijos míos: sacudíos, ya, de vuestro sueño letargo; romped con las cosas del mundo, que os esclavizan; decidíos, en este mismo instante, dar inicio a un proceso firme de conversión en vuestras vidas; conversión, que os llevará a hacer vida la Palabra de Dios; conversión que os acercará a Jesús y os irá preparando para su segunda venida, porque es inminente su pronto regreso; conversión que moverá vuestro espíritu a una continua reparación, ya que el mundo se encuentra cubierto por densas tinieblas; el mundo corre, a una velocidad vertiginosa, directo al abismo del infierno, porque los hombres se han apartado del camino del Señor; los hombres han cerrado su corazón a mis mensajes. Mensajes que caen al vacío. Mensajes que son menospreciados, por la mayoría de los miembros de la Iglesia. Mensajes que siendo una voz de alerta para toda la humanidad, son desechados de inmediato.



Hijos amados: María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, aún, sigue llorando por la dureza con que son tratados los mensajeros y profetas del Señor.


Aún sigue llorando: porque los hombres no quieren comprender la magnitud de todo lo que está aconteciendo. Sigue llorando: porque el mundo, aún, sigue adormilado, no ha despertado a la realidad; realidad que muestra signos palpables del final de los tiempos; realidad, que no puede seguir siendo ensombrecida por las malas interpretaciones que se hacen de estos temas, o por el desconocimiento a las apariciones y profecías Marianas aprobadas por la Iglesia.


Sigue llorando: porque todos los fenómenos extraordinarios no son creíbles, son descalificados por el pensamiento obtuso de muchos corazones soberbios, engreídos.
Sigue llorando: porque Satanás se lleva consigo a muchas almas al infierno. Sigue llorando: porque el pecado esta destruyendo la vida espiritual de muchos de mis hijos.
Sigue llorando: cuando surgen juicios que menosprecian las manifestaciones de los últimos días.
Sigue llorando: cuando se les tapa la boca a los verdaderos profetas.
Sigue llorando: porque se escuchan, cada vez más, sermones y predicaciones que ponen en tela de juicio mis palabras, mis apariciones, mis llamamientos de amor. Sigue llorando: porque mis hijos predilectos hablan muy poco del Cielo, del Purgatorio y del Infierno.
Sigue llorando: porque se ha desvirtuado la noción de pecado.
page21image2967129552
Sigue llorando: porque la masonería está, silenciosamente, devastando a la Iglesia.
Sigue llorando: porque el fervor y la piedad se han perdido.
Sigue llorando: porque el ateísmo, separa muchas almas de Dios.


Carísimos hijos: María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, os quiere adoctrinar, os quiere mostrar la cantidad de peligros que os acechan, os quiere llevar a un cambio de vida: porque sólo si permanecéis en estado de gracia, soportareis la prueba. Sólo si permanecéis fieles a la sana doctrina y a la tradición, os salvaréis. 

Sólo si permanecéis en el Sagrario adorando a Jesús presente en la Sagrada Hostia, no seréis engañados por la bestia. Sólo si permanecéis arropados bajo mi manto Celestial, el enemigo no se os acercará. Atended a estos últimos llamados del Cielo; consagraos a mi protección maternal, que yo dirigiré vuestras vidas y os cuidaré como una buena madre vela por sus hijos, guiaré vuestros pasos para que os encontréis con Jesús, os guardaré en uno de los Aposentos de mi Inmaculado Corazón, de tal modo que paséis desapercibidos frente a las insidias y hostigamientos del demonio. 

Atended a estos últimos llamados del Cielo, y haced caso a mis mensajes; guardadlos en vuestro corazón y vividlos; dadlos a conocer a los humildes y sencillos, que ellos sabrán acogerlos como palabras del Cielo.

Atended a estos últimos llamados del Cielo, y caminad tras las huellas de Jesús; renunciad radicalmente a las cosas del mundo y cargad la cruz de cada día con amor.
Atended a estos últimos llamados del cielo; dejad, ya, vuestra vida de pecado y esperad, porque muy pronto el mundo será transformado, regresará a su orden primero.





Enero 4/10  La Virgen María a Agustín del Divino Corazón