Catástrofe anunciada


Durísimo y sin embargo ciertísimo

El Vaticano hasta hace muy poco, modelo de orden y de bien hacer, al menos aparentemente, hoy es un caos. Y se quiera o no ese caos tiene un nombre: Francisco. Porque él es el caos. Producto quiero creer mucho más de una personalidad caótica que de una voluntad autodestructiva. El caso es que todo le sale mal. Y en un populista enfermizo eso tiene que afectarle muy seriamente.


Ha echado a muchos de dentro y no ha incorporado a nadie de fuera con lo que el vacío es tan “ostentóreo, que decía aquel, que las críticas de fuera y de dentro cada vez son más radicalizadas.

Los pelagianos, rigoristas, autorreferenciales, con cara de pepinillos en vinagre… cada vez se muestran más críticos. Y los enemigos declarados o encriptados de la Iglesia que le recibieron a tambor batiente, decepcionados, al no recibir lo que esperaban , le ponen también a  escurrir.

Y así cada vez va menos gente a la Plaza de San Pedro, a la Basílica Vaticana o al Aula Pablo VI. Con vacíos desoladores.

Y hay un  hecho que todavía no se ha comentado mucho pero que ahí está con una gravedad inmensa. El episcopado mundial, en su gran mayoría, ha enmudecido respecto al Papa. Como si les diera vergüenza aparecer como aguerridos francisquistas. Más bien parecen a la espera de que el nublado desaparezca. ¿Pero tras el mismo, volverá a salir el sol?

Specola refiere lo de los ultimísimos días: ayer, anteayer…

Y todo es penoso.

Más dimisiones se suman a las anteriores. Y dando también un portazo. Habrá quien diga que son ratas que abandonan el barco que se hunde. Otros pensarán que ante el naufragio ha llegado el momento del Sálvese  quien pueda. Eso es lo de menos. Lo realmente grave es que el barco se hunde.

Se van todas las mujeres de aquello que se nos presentó como que por fin la mujer entraba en la Iglesia. No duraron nada. Si aquello fue la pica en Flandes de Francisco  pues en días ni pica, ni Flandes ni casi Francisco. Ahí te quedas que nosotras nos largamos.


La situación de los que todavía permanecen según Specola es caótica. Que el último apague la luz.

El acuerdo parece que secreto firmado con China en lo que no pocos ven una escandalosa bajada de pantalones  que dejó vendidos a los heroicos católicos chinos ha tenido como premio por parte de aquel Gobierno el absoluto desprecio  del presidente chino a Francisco.  Estando en Roma ni se dignó dedicarle un minuto.

Eso sí que es hacerle la cobra y no la penosa, vergonzosa, escandalosa y ya viral que Francisco protagonizó en Loreto retirando violentamente su mano a unos pobres e idiotas católicos que se la querían besar. Una y otra vez. Supongo que después de ver el lamentable vídeo, y las más lamentables explicaciones que unos lameculos pretendieron dar para justificar lo injustificable, más de uno pensará que lo de ir a saludar al Papa, su padre.

Una vez más esa doble obsesión del Papa que nos la repite todos los días: lo de los muros y los puentes y los inmigrantes. Lo primero es una estupidez. No tiene el menor sentido un puente sin sentido. Como el de Avignon que no llega a la otra orilla o el de Coria que no tiene río. Y para muros, los del Vaticano. Y lo de los inmigrantes pues a seguir haciéndole la campaña a Salvini. Que cada vez que habla Francisco le aumenta los votos.

Y ya para cerrar la andanada del nuevo presidente de Méjico, del sector que gusta a Francisco, o sea izquierdista y anticatólico, reclamando que pidan perdón, él y el rey de España, por todos los males que hicieron s Méjico. Que sustancialmente fueron civilizarles y evangelizarles. El Gobierno de España ya le contestó que perdón se lo pida su puñetero padre, más o menos. De Francisco ni se sabe ni se le espera. O si se espera algo, otra bajada de pantalones. Como la china.