Hoy, gracias a las grabaciones a través del teléfono, se hace viral cualquier cosa. Y eso tendría que disuadir a los sacerdotes de llevar a cabo tantos abusos, sobre todo durante la santa Misa.
Reciente ha sido el caso del obispo chileno que se negó a dar la comunión a los que se arrodillaban o la misa en la JMJ en Panamá en la playa con gente semivestida, que fueron vistos, en vídeos publicados en facebook y youtube, por miles en todo el mundo.
Ojalá, al menos, la vergüenza de sus exhibiciones profanadoras en las redes sociales, evite que algunos continúen con su desmanes durante el acto litúrgico más sagrado que existe sobre la Tierra.