Milagro Eucarístico de Poznan






Milagro Eucarístico de Poznan, 1399


En 1399, en la ciudad de Poznan, un grupo de amigos que odiaban la fe cristiana convencieron a una doméstica para extraer de la iglesia de los Dominicos (hoy de los Jesuitas) tres Hostias consagradas. La mujer, alentada por una sustanciosa recompensa, logró robarlas. Al entregarlas en manos de los malhechores bajaron al subterráneo de una casa, las depositaron sobre una mesa y comenzaron a profanarlas golpeándolas con un punzón. De pronto, comenzó a destilar copiosamente Sangre que llegó a salpicar en el rostro de una chica del grupo, que siendo ciega recuperó inmediatamente la vista. Los profanadores, sobrecogidos de terror y de la angustia, intentaron destruir en vano las Hostias porque éstas permanecían siempre intactas. Entonces, decidieron llevarlas a las afueras de la ciudad y arrojarlas en los pantanos que estaban cerca al río Warta. Mientras tanto, un joven pastor que se encontraba en las cercanías, vio tres Hostias luminosas que se elevaban en el aire. Dominando la emoción, regresó a su casa para contarle todo a su padre y a las autoridades locales.

El alcalde se mostró indiferente a lo que el joven narraba y creyendo que era un impostor ordenó que lo encarcelaran. El joven pastor logró liberarse misteriosamente y se presentó nuevamente al alcalde, quien finalmente, convencido de los hechos, se dirigió al lugar del Prodigio. Mientras tanto, toda la población se había reunido en torno a las tres Hostias luminosas suspendidas en el aire. Sólo el Obispo Wojciech Jastrzebiec pudo lograr, luego de fervientes ruegos al Cielo, recuperar las Partículas que descendieron a la píxide que tenía entre las manos.

El Obispo ordenó inmediatamente una procesión solemne para llevar las Hostias prodigiosas a la iglesia dedicada a Santa María Magdalena. En el lugar del Milagro fue construída una capilla de madera que se convirtió en meta de peregrinaciones. Más tarde, el rey Wladyslaw Jagiello, habiéndose enterado del Milagro, visitó Poznan para venerar las Hostias prodigiosas. Como signo de devoción, hizo edificar una iglesia dedicada al Corpus Domini en el mismo lugar donde sucedió el Prodigio. En el siglo XIX, en el lugar donde fueron profanadas las Hostias, fue construido un Santuario donde aún hoy se conserva la mesa con las huellas de la Sangre destilada de las Hostias. Cada jueves, en la iglesia del Corpus Domini en Poznan, se realiza una procesión con el Santísimo Sacramento en honor al Milagro.

En la nave central, bajo el altar en el que se custodian las reliquias de San Onufry, se encuentran tres esculturas del siglo XVIII que representan a los profanadores que intentan desembarazarse de las Hostias En el Santuario Eucarístico se conservan las riquísimas custodias regaladas por el rey Jagiello, hasta hoy utilizadas para la exposición del Santísimo Sacramento.