Rezad con esmero por la salvación de las almas


Cada alma es como un mundo diferente a los Ojos de Dios y, aunque a vosotros criaturas de Dios os parecen todas iguales y efectivamente tenéis muchas cosas en común, luego en el plano sobrenatural cada alma es diferente, lo mismo que cada flor tiene algo peculiar específico de ella, aunque sean de la misma especie. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Por eso, hijos de Dios, es tan importante la vida de cualquier criatura, porque todas son diferentes, como diferente son todos los Ángeles de Dios. Cada alma es como una ciudad, con sus peculiaridades, con sus cosas, y Dios se recrea en cada alma que hizo y desea que todas vivan y se salven para la gloria de Dios Altísimo y para gozo de ellas en la bienaventuranza eterna. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Hijos, debéis rezar encarecidamente por la salvación de la almas, vuestras oraciones son eficaces cuando las hacéis movidas por amor a Dios, por amor a las almas y por el bien de la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo. Debéis encomendar a María Santísima y a San José la salvación de las almas, Ellos son Poderosos en el Cielo, Ellos desean que se les encomienden las almas para hacer de mediadores ante el Altísimo y ante Su Divino Hijo Jesús. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Pedidme Mi asistencia en cada paso espiritual que deis, pedidme luz y discernimiento. ¿No vais a especialistas en el mundo cuando necesitáis que os asesoren de algo? Pues Yo Soy el Asesor Divino, el que poseo la Sabiduría Eterna y Celestial y Mi Misión es iluminaros, daros fuerzas, entendimientos adecuados y rectos conformes a la Ley de Dios. Por eso, hijos de Dios, invocadme cada vez que tengáis que tomar una decisión, porque así Mi actuación es mucho más rápida y eficaz, y os acostumbráis a ser humildes ante Dios reconociendo que sin Él nada podéis. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.


En el lecho de un moribundo invocadme para que en sus últimas horas lo asista y le dé la luz para volver su rostro a Dios y se salve. Es poderosa la oración para los moribundos porque ellos ya nada pueden hacer por sí mismos; por eso, los que lo rodean deben asistirlo también en el alma y no sólo en el cuerpo o la enfermedad, deben proporcionarle los medios necesarios para salvarse aunque esté inconsciente, porque en el interior tienen conciencia y no están muertos, y Dios ve lo que pasa en su interior. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Que todo lo que recibís por medio de estos Mensajes os sea fructífero y os sirva. Debéis de ponerlo en práctica, debéis de propagarlo, pero sobre todo, debéis meditar todo a la luz de la oración para que el Mensaje se os amplíe en vuestro interior con Mis Luces, que no os negaré en la oración. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este Mensaje lo pone en práctica.


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