La Orden de Malta, en peligro


Lo recibo y lo publico. El autor es un importante caballero de Malta, del ala que apoyaba al penúltimo Gran Maestre de la Orden de Malta, Frey Matthew Festing, destituido en enero de 2017 por sus oponentes internos con el determinante apoyo del papa Francisco y la secretaría de Estado vaticana.
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Estimado Magister:
En la Orden de Malta, milenaria orden religiosa hospitalaria, militar y caballeresca, aumenta el temor de que no sobrevivirá a las presiones subversiva de varios de sus exponentes alemanes, guiados por Albrecht von Boeselager –actual Gran Canciller y anteriormente responsable de los servicios de asistencia, cuando se distribuían anticonceptivos– y con pleno apoyo de la Santa Sede.
Para comprender qué esta sucediendo, puede ser instructivo “follow the money”,  seguir el dinero. El caso es bastante complicado y no todos saben cómo moverse entre los trusts y las fundaciones en Nueva Zelanda, en Liechtenstein y en Panamá, con dinero protegido en Suiza. Basándose en los documentos, investigaciones, verificaciones y acceso a los registros de las empresas implicadas, podemos simplificarlo tal como contamos a continuación.
Todo empieza con una donación en Suiza, confiscada en 2013 por la magistratura de lo penal de Ginebra, a instancia de los beneficiarios, insatisfechos con su gestión.
Entre los beneficiarios de la donación confiscada, que en total era de 120 millones de francos suizos, estaba la Orden de Malta.
Durante 2013 y 2014, Boeselager y otros tres exponentes de relieve de la Orden –el arzobispo Silvano Tomasi, anteriormente observador de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, Marc Odendall, financiero franco-alemán, y Marwan Sehnaoui, presidente de los Caballeros de Malta en Líbano– siguieron en contacto con la fideicomisaria del trust, una tal Ariane Slinger, con el objetivo de obtener esos fondos, que podían dedicar a lo que ellos quisieran.
El  Gran Maestre de entonces, el inglés Matthew Festing, quería, en cambio, que la magistratura suiza ultimara el procedimiento, investigando la procedencia de los fondos y su gestión. El procedimiento abierto implicaba acusaciones de blanqueo de dinero, engaño a personas incapaces y gestión administrativa desleal.
Después de las elecciones de 2014 dentro de la Orden, el grupo alemán guiado por Boeselager adquirió mayor fuerza, pero el Gran Maestre Festing conservaba la mayoría del Consejo Soberano. Boeselager y sus socios intentaron en numerosas ocasiones llegar a la firma de una transacción con la fideicomisaria del trust, lo que habría terminado con la acción penal. Pero el Gran Maestre siempre se opuso a este paso.
Sin embargo, a finales de 2016, después de que se descubriera la distribución de preservativos, anticonceptivos y píldoras abortivas por parte de organizaciones vinculadas a la Orden bajo el control de Boeselager, tomó cuerpo la saga que llevó a expulsar a Festing como Gran Maestre, con la ayuda decisiva de la Santa Sede.
La defenestración de Festing tiene lugar el 25 de enero de 2017. Y veinte días después, el 15 de febrero, se firmó la transacción con Ariane Slinger, con un gran “bombo” publicitario por parte del nuevo gobierno de la Orden. Efectivamente, se trataba de una donación enorme, de 2,7 millones de euros al año, durante siete años.
Sin embargo, al poco tiempo pasa a ser de dominio público la historia de la confiscación de la donación por parte de la magistratura suiza, con el fin de verificar la corrección de su origen. Esto lanza una sombra oscura sobre el gobierno de la Orden, que para demostrar la procedencia lícita de los fondos encargó una investigación al Promontory Financial Group, una sociedad que ya había acudido en ayuda del Vaticano para poner orden a su “banco”, el IOR, el Instituto para las Obras de Religión.
Sin embargo, el informe de Promontory no parece ser definitivo.
El informe fue predispuesto en menos de dos meses por Louis-Victor Douville de Franssu, hijo de Jean-Baptiste, presidente del IOR, entre cuyos consejeros está el hermano de Boeselager, Georg.
Pero hay más además de estas curiosas relaciones familiares. En el informe, la mayor parte de los datos, según afirma Promontory, fueron proporcionados por Ariane Slinger. Y quien ha podido leerlo y analizarlo con atención afirma que está lleno de imprecisiones, incluso de falsedades.
Un ejemplo: todos los fondos provendrían del bisabuelo del “donante”, nacido presumiblemente en 1870-80, residente en Francia, el cual, según la reconstrucción que ha hecho Promontory, habría depositado el dinero de sus negocios en Suiza, bajo el amparo de una fundación de Liechtenstein denominada “Turricula”, cuyas acciones al portador habrían sido conservadas por un trust constituido en Panamá llamado “Torrevedras S.A.". ¿Se imagina usted, estimado Magister, a un amable y anciano señor francés que, en los años veinte del siglo XX, monta una estructura financiera en tres países distintos y dos continentes utilizando trusts y fundaciones y acciones al portador? Increíble, ¿ no?
Promontory sostiene que las fechas de constitución de Turricula y Torrevedras S.A. no han sido verificadas; a pesar de todo, declara que fue a principio de los años veinte del siglo pasado. En realidad, las primeras huellas de legislación sobre los trust, basadas en la Common Law, en Panamá son de los años cuarenta y su primera ley es de 1984. Torrevedras S.A. resulta ser  una sociedad anónima, constituida en Panamá el 29 de noviembre de 1977 por los abogados Arias, Fabrega & Fabrega, y cuyo "director" era Ariane Slinger. Dicha sociedad fue liquidada el 20 de abril de 2012, después de la constitución de los trusts en Nueva Zelanda. Los cuales, a su vez, eran sociedades constituidas en la Isla de Man.
El núcleo de la cuestión es que la procedencia lícita de la donación no es en absoluto segura y que, de nuevo, el Gran Maestre Festing tenía razón cuando quería que la magistratura suiza investigara.
Pero volvamos a “follow the money" y lleguemos al actual dominio alemán en la Orden.
¿Dónde han acabado esos 2.7 millones de euros que Ariane Slinger recibió en 2017? ¿Y los sucesivos? Ciertamente, una parte importante de ellos han acabado en las cajas de dos organismos relacionados con la Orden, el “Malteser International" y el “Global Fund for Forgotten People", también estos administrados por exponentes alemanes, siempre los mismos. Y no se sabe en qué ha sido gastado este dinero.
En realidad, con una total falta de transparencia, una buena parte del dinero ha ido a parar a asociaciones y proyectos que acaban influenciando la agregación del consenso -también electoral- en la Orden. Por ejemplo, constituyendo pequeñas asociaciones nacionales bajo el control de Malteser International, de 10-15 miembros -como en Escandinavia, donde se ha impuesto en la presidencia a una alemana, con el consiguiente derecho a voto en el Capítulo General-, o bien financiando proyectos de asociaciones más grandes, para  así obtener sus apoyos.
Pues bien, entre los cambios que la nueva dirección alemana parece querer imponer está también la modificación de la interpretación que durante mil años la Orden ha dado al voto de pobreza de sus religiosos del primer ceto, actualmente unos sesenta miembros.
Antes, estos eran los únicos miembros de la Orden y tenían que mantenerse con el propio patrimonio familiar. Esta tradición se ha conservado hasta hoy y los profesos no son mantenidos por la Orden, como en el resto de institutos religiosos, sino que prestan su obra y servicio de caridad manteniéndose a sí  mismos con su trabajo o el propio patrimonio personal, cuya disponibilidad es, de todas formas, sometida a unos límites.
Sin embargo, ahora el actual Gran Maestre ha escrito a los Caballeros profesos exigiéndoles que entreguen una declaración de los propios bienes y rentas, y que deben comunicar lo que necesitan para vivir. Lo que parece ser el preludio al mantenimento de los profesos por parte de la Orden y, por lo tanto, una mayor influencia por parte del gobierno de los propios profesos.
Si esto sucede, será el último paso hacia una nueva estructura de la Orden, deseada por los alemanes desde hace tiempo, con tres componentes relativamente independientes.
- la componente religiosa, con poca influencia, para garantizar el mantenimiento del estatuto de orden religiosa y de la soberanía y extraterritorialidad reconocidas por Italia, el Vaticano y otros Estados;
- la componente financiera, ya dominada hoy en gran medida por los alemanes que, de hecho, gobiernan tanto el rico patrimonio italiano de la Orden, como una gestión financiera en Suiza, como el trust de derecho británico Global Fund for Forgotten People, en ausencia de toda transparencia administrativa;
- la componente operativa, en manos de Malteser International, entidad de derecho alemán, que opera lo más posible como una ONG laica, sin demasiados vínculos religiosos, para las intervenciones en calamidades naturales y, sobre todo, en la asistencia a migrantes y refugiados.
Si en la Orden hay quien no esté de acuerdo con esta visión y estrategia, es acusado de dividir y está obligado al silencio. Pero sigue habiendo fe, porque no está dicho que esta pseudoreforma consiga destruir esta milenaria institución. En su historia, la Orden ha resurgido también después de la catástrofe del dominio napoleónico en Malta y la capitulación a la que se obligó al Gran Maestre de la época, Ferdinand von Hompesch zu Bolheim, un alemán… “Non praevalebunt!”.
Un cordial saludo.
[Carta firmada]