Las decisiones de Bergoglio ya están escritas


Una vez archivado el Sínodo para la Amazonia, la expectación ahora es saber lo que decidirá el papa Francisco, basándose en los votos que se le entreguen en el documento final.
A juzgar por el discurso en español que hizo Jorge Mario Bergoglio en el aula sinodal la tarde del 26 de octubre, sus decisiones no tardarán. Y la mayoría ya están escritas.
Para reconocerlas individualmente, basta con recorrer paso a paso el discurso del papa, en su transcripción literal.
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Ante todo, Francisco dio a entender que para el próximo sínodo el tema ya está escogido, es el de la sinodalidad:
“Uno de los temas que se ha votado, que tuvieron mayoría —tres temas tuvieron mayoría para el próximo Sínodo—, es el de la sinodalidad. Yo no sé si será elegido ese o no, todavía no me he decidido, estoy reflexionando y pensando, pero ciertamente puedo decir que hemos caminado mucho y todavía tenemos que caminar más en este camino de la sinodalidad”.
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En segundo lugar, el papa ha dicho que el documento en el cual se establecerá como poner en práctica los votos del sínodo para la Amazonia llegará pronto, probablemente en diciembre:
“La exhortación postsinodal que —no es obligatorio que el Papa lo haga— lo más probable, no; perdón, lo más fácil sería: ‘bueno, acá está el documento, vean ustedes’. De todas maneras, una palabra del Papa de lo que ha vivido en el Sínodo puede hacer bien. Yo quisiera hacerla antes de fin de año, de tal manera que no pase mucho tiempo, todo depende del tiempo que tenga para pensar”.
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Tercero. Sobre la “vexata quaestio” del diaconado femenino, ya discutida por una comisión de expertos en 2016 que no llegó a ningún acuerdo, Francisco ha dicho que reactivará la comisión con nuevos componentes nombrados por él mismo, bajo el patrocinio de la congregación para la doctrina de la fe:
“Se habló de nuevos ministerios, […] de creatividad en esto, […] y ver hasta dónde se puede llegar. […] Asumo el pedido de rellamar a la comisión o quizás abrirla con nuevos miembros para seguir estudiando cómo existía en la iglesia primitiva el diaconado permanente [de las mujeres - ndr]. Ustedes saben que llegaron a un acuerdo entre todos que no era claro. […] Yo voy a procurar rehacer esto con la Congregación para la Doctrina de la Fe, y asumir nuevas personas en esta Comisión, y recojo el guante, que han puesto por allí: ‘y que seamos escuchadas’. Recojo el guante”. (Tras estas últimas palabras, el boletín oficial que transcribe el discurso del papa escribe que hubo aplausos).
Sobre este punto, como se sabe, el documento final del Sínodo, en el n. 103, no ha avanzado mucho. Se ha limitado a decir que “en las múltiples consultas realizadas en el espacio amazónico, […] se solicitó el diaconado permanente para la mujer” y que “por esta razón el tema estuvo también muy presente en el Sínodo”, para cerrar con el deseo: “Por lo tanto, nos gustaría compartir nuestras experiencias y reflexiones con la Comisión y esperamos sus resultados”.
Y también así los votos contrarios fueron 30 y 14 las abstenciones, un cuarto de los votantes. Pero los defensores del diaconato -mas allá del sacerdocio- femenino lo han considerado un logro. A ellos les basta, por el momento, que se ponga en marcha el “proceso”. Y esto es precisamente lo que han obtenido, con el apoyo inmediato y explícito del papa Francisco.
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Cuarto. Con respecto al nuevo “rito amazónico” en la liturgia, en cambio, el papa en su discurso ha echado el freno. No lo elaborará una comisión local nombrada por los obispos de la Amazonia, como se había propuesto  en el documento final del sínodo en el punto 119, sino que se ocupará la congregación vaticana para el culto divino, que tiene como prefecto al cardenal Robert Sarah:
“Se habló de una reforma ritual, abrirse a los ritos, esto está dentro de las competencias de la Congregación para el Culto Divino, y puede hacerlo siguiendo los criterios y en eso sé que lo pueden hacer muy bien, y hacer las propuestas necesarias que la inculturación pide”.
Así puestas las cosas, será entonces del todo improbable que el nuevo rito, si nace alguna vez, se “enriquezca”, tal como desea el documento final del sínodo, incluso “con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas”.
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Quinto. Sobre la propuesta de nuevos organismos de dirección y coordinación de la iglesia en la Amazonia, Francisco en su discurso se ha pronunciando a favor. Pero ha dicho algo más. Ha añadido que querría abrir una sección “ad hoc” también en el Vaticano:
“Y respecto a la organización de la Curia romana también una contribución. Me parece que hay que hacerlo y yo hablaré ya cómo hacerlo con el cardenal Turkson. Abrir una sección amazónica dentro del Dicasterio para la Promoción Humana Integral”.
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Sexto. ¿Y la ordenación al sacerdocio de hombres casados? Curiosamente, parece que se haya olvidado en el discurso del papa cualquier referencia explícita a la cuestión, de hecho la más discutida de todo el Sínodo.
En realidad, Francisco hizo una referencia. Sobreentendida en dos pasajes paralelos. En una advertencia a los periodistas y en una diatriba contra las que él llama las “élites” católicas.
A los periodistas:
“Un agradecimiento a los medios de comunicación […] Yo les pediría un favor: que en la difusión que hagan del documento final se detengan sobre todo en los diagnósticos, que es la parte pesada, que es la parte realmente donde el Sínodo se expresó mejor: el diagnóstico cultural, diagnostico social, el diagnóstico pastoral y el diagnóstico ecológico. […] El peligro puede ser que se entretengan quizás […] en ¿a ver qué decidieron en esta cuestión disciplinar; qué decidieron en otra; ganó este partido, perdió este? En pequeñas cosas disciplinares que tienen su trascendencia, pero que no harían el bien que tiene que hacer este Sínodo”.
A las “élites” católicas:
Siempre hay un grupo de […] “elites” católicas, y cristianas a veces, pero sobre todo católicas, que quieren ir ‘a la cosita’ y se olvidan de lo ‘grande’. Me acordé de una frase de Péguy, la fui a buscar, trato de traducirla bien, creo que nos puede ayudar, cuando describe estos grupos que quieren la ‘cosita’ y se olvidan de la ‘cosa’: ‘Porque no tienen el coraje de estar con el mundo, ellos se creen de estar con Dios. Porque no tienen el coraje de comprometerse en las opciones de vida del hombre, se creen de luchar por Dios. Porque no aman a ninguno, se creen de amar a Dios’. A mí me iluminó mucho, no caer prisioneros de estos grupos selectivos que del Sínodo van a querer ver qué se decidió sobre este punto intraeclesiástico o sobre este otro, y van a negar el cuerpo del sínodo que son los diagnósticos que hemos hecho en las cuatro dimensiones”.
La “cosita”, el “punto intraeclesiástico” al cual alude el papa Francisco es la ordenación al sacerdocio de los llamados “viri probati”, propuesta con estas palabras en el punto 111 del documento final:
“Proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente, en el marco de la ‘Lumen Gentium’ 26, de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica”.
Ha hecho falta esta tortuosa formulación, llena de condiciones restrictivas, para obtener una escasa aprobación de la propuesta. Y sobretodo se ha tenido que poner por escrito, en la conclusión del párrafo, que “a este respecto, algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema”.
Este punto 111, de hecho, ha sido el único punto del documento final que ha sufrido el riesgo de no conseguir dos tercios de los votos, necesarios para su aprobación. De los 181 votantes, con el quorum fijado en 121 votos, los “placet” han sido 128, los “non placet” 41 y las abstenciones 11.
Pero es de dominio público que este sínodo ha sido ideado y organizado precisamente con este objetivo primario: “abrir” a la ordenación de “viri probati” en la Amazonia para después extender la novedad a toda la Iglesia.
Exactamente igual que pasó con el doble sínodo para la la familia, para aprobar el acceso a la comunión de los divorciados que se han vuelto a casar.
También entonces el papa Francisco lanzó dardos contra quien se obsesionaba con la “cosita”, en vez de mirar a la magnificencia de todo.
Y mientras tanto él echaba por tierra, con una pequeña nota a pie de página en la exhortación post-sinodal “Amoris laetitia”, la grandeza de dos milenios de  “lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre” (Mt 19, 6).