En el infierno se sufre según los dones recibidos




Hijo mío, toma de nuevo la pluma en la mano y escribe. 
Te he hablado de pavorosa realidad, de pavoroso y gigantesco engaño realizado por Satanás en daño de la entera humanidad y cuyas consecuencias son inexpresables en términos humanos, porque el hombre es demasiado pequeño para poderlas comprender, pero es lo suficientemente grande para experimentarlas.
La ignorancia es como una nube que genera oscuridad, y la oscuridad es como la negrura que impide la visión de las cosas. 

El reino de Satanás en la tierra es reino de oscuridad, esto es, de oscuridad completa que quita la visión de cuanto Satanás desde hace milenios, pero especialmente en estos dos últimos siglos ha estado tramando para la destrucción de la Iglesia y de la humanidad entera, y de todo cuanto está obrando en daño del Reino de Dios en su loca, sí, verdaderamente loca ilusión de aniquilarlo juntamente Conmigo, Verbo Eterno de Dios hecho Carne.

El reino de las tinieblas no es eterno, es sempiterno; ha nacido y surgido en antítesis al Reino de Dios, por iniciativa de Lucifer, seguido por Belcebú, por Satanás y por densísimas legiones de ángeles. 

El absurdo pensamiento de estas criaturas rebeldes, su absurda voluntad, ya que en ella están congelados, es la de querer competir con Dios, considerándose no sólo iguales, sino además superiores a Él; por esto continúan desafiándolo, no pueden ya no querer desafiarlo, ni podrán ya jamás concebir o creer en el Misterio de la Encarnación del Verbo Eterno de Dios.

¡Que el Eterno Hijo de Dios pueda asumir la naturaleza humana, esto es, una naturaleza inferior a la suya, es cosa tan absurda que ellos no aceptarán jamás!
De aquí el ilimitado odio y la insurrección que determinó la gran batalla y la tremenda fisura que dio lugar a la oscuridad del Infierno y de aquí también el odio implacable e inagotable, el odio generador de envidia y de celos contra la naturaleza humana.

En el infierno se sufre en razón de los dones habidos en la tierra

Estos monstruos sin amor, incapaces aún sólo de imaginar el amor, no podrán jamás amar a una criatura humana; la rodearán de lisonjas, la insidiarán con embustes y mentiras sólo para atormentaría mayormente, porque estas monstruosas criaturas ) aun cuando dotadas de dones naturales, como la inteligencia, la voluntad y otros, no podrán nunca usarlos para el bien, sino sólo para el mal. 
Fríos y gélidos en los planes de destrucción experimentan una sádica necesidad de precipitarse cada vez más en las iniquidades; piensan inexorablemente el mal, lo quieren y lo llevan a cabo.

Actualmente en la oscuridad están intensificando conjuras sobre conjuras y las llevan a cabo por medio de sus aliados y de su iglesia: la masonería, para desencadenar en la tierra una batalla que no tiene comparación, sino sólo en el conflicto que se verificó en el Cielo con la fractura del mundo invisible a ojos humanos, pero no por esto menos verdadero y real, y que llevó a la separación de los Angeles de la Luz de aquellos de las Tinieblas y a la creación del Infierno eterno, lugar y castigo adecuado para quien, por pura y simple maldad, abdicó a la Luz por las tinieblas, al Reino de la Felicidad y de la Bienaventuranza por el reino del más terrible odio e implacable desesperación, locura verdaderamente inalcanzable e insuperable.

El "reino de las tinieblas" está gobernado por una tríada y es jerárquico; es reino lleno de odio y de iniquidad y se sostiene precisamente sobre las pasiones más oprobiosas. Es reino de horrores que no tiene paralelo en ningún otro lugar del Universo y no es descriptible en términos humanos.
Súbditos de este reino son todos los ángeles que con Lucifer, Belcebú y Satanás sostienen la gran rebelión. 

Pero es un reino en continua expansión, porque van a engrosarlo todos los hombres que dicen "no" al plan de la Salvación, para decir sí al plan diabólico de las potencias oscuras del Infierno.
Las criaturas humanas que mueren en pecado mortal quedan en el pecado eternamente, pero Ángeles y hombres han llevado y llevan al Infierno también sus dones naturales, por lo que, cuanto más destacados han sido estos dones tanto más grande es su pena, porque Dios, infinita Justicia, da a cada uno en razón de lo que ha merecido, por lo que en el Infierno se sufre en razón de los dones habidos en la tierra.

Convertíos... convertíos antes de que sea demasiado tarde

Quien en la tierra tuvo la suerte de ser particularmente predilecto de Dios con dones preciosos de Gracia y de Amor y con una Vocación santamente envidiada por los Ángeles del Cielo y tuvo la fortuna de ser elegido para la sublime misión de Ministro de Dios, con dignidad y poderes que no tuvo ningún Ángel, ni siquiera el más rico, si se condena, quedará envuelto en un fuego devorador que ninguna lengua humana será nunca capaz de expresar.
¡Pobres Consagrados míos, gangrenados en el pecado y en las dos concupiscencias, si supierais lo que os espera y, lo que pende sobre vuestra cabeza no desdeñaríais las más rudas y largas penitencias!
¡Convertíos, convertíos antes de que sea demasiado tarde... es Jesús quien os hace esta invitación!
¡Arrodillaos ante Mí Crucificado y pedid piedad y perdón!
ahora ya basta, hijo mío, te bendigo; extiendo esta mi bendición a todos aquellos que te son queridos y a todos aquellos que ven y por eso rezan por la salvación de mis Consagrados. 

Ámame, reza y repara.


Jesús al sacerdote Ottavio Michelini
13 de Noviembre de 1978