Los bergoglianos inventan los nuevos mártires verdes


María Ferraz
Se ve que estos bergoglianos, cada día más semejantes a las sandías: rojos por dentro y verdes por fuera, van a por todas y no contentos con pasear a la Pachamama por las Casas de Dios de Roma, ahora exportan a la nueva diosa al extranjero, mientras los cardenales Osoro y Amigo la acogen en Madrid en una ceremonia traída del Vaticano, para hacerle la competencia al Verbo encarnado, torturado y asesinado por nuestros pecados.

Y claro, puestos a disparatar, estos panteístas pretenden que la creación sea tan relevante que morir por su defensa sea motivo de martirio. 
Ya vimos en el Sínodo Amazónico cómo se empapeló la cruz del falso viacrucis o el suelo de la iglesia de la Transpontina con las fotos de estos luchadores por la tierra asesinados por invadir la propiedad privada y elevados a los altares por obra y gracia del modernismo.

En el 30º aniversario de los "mártires" comunistas de la UCA, el cardenal recién nombrado por Bergoglio, el jesuita Michael Czerny ha honrado "el martirio de nuestros compañeros (marxistas)". Se refiere al asesinato entre otros, de Ignacio Ellacuría en el jardín de la residencia universitaria UCA. Además ensalza a otro disidente doctrinal jesuita: "El gran teólogo alemán Karl Rahner, considerado por muchos como el más grande teólogo católico del siglo XX –y, por cierto, fue profesor de Ellacuría en Innsbruck, Austria–, escribió en una ocasión que era necesario ampliar el concepto tradicional del martirio".
Pero no acaba ahí el delirio de estos fanáticos que han elevado ya a los altares al obispo comunista Angelelli como punto de partida de la beatificación de otros izquierdistas vestidos de clérigos. Lo siguiente es pisotear la gloria del martirio por la causa verde. Declara Czerny (vatican.news):
(...)Me refiero específicamente a la posibilidad de que la lucha por salvaguardar la creación genere nuevas formas de persecución y de martirio inéditas hasta el momento. En efecto, una ecología integral, como la que propone nuestro papa Francisco, bien podría generar nuevas formas de martirio, como testimonia el recién Sínodo para la Amazonía:
La participación de los seguidores de Jesús en su pasión, muerte y resurrección gloriosa, ha acompañado hasta el día de hoy la vida de la Iglesia, especialmente en los momentos y lugares en que ella, por causa del Evangelio de Jesús, vive en medio de una acentuada contradicción, como sucede hoy con quienes luchan valerosamente en favor de una ecología integral en la Amazonía. Este Sínodo reconoce con admiración a quienes luchan, con gran riesgo de sus propias vidas, para defender la existencia de este territorio.
Por eso la teología del martirio debe hoy incluir, dentro del odio a la fe, un odio a la creación, a la casa común que Dios nos ha creado.
La necesidad de actualizar las exigencias de la fe cristiana hizo eco en el Papa Francisco, quien hace unos años propuso una actualización de las así llamadas obras de misericordia. (...) Como obra de misericordia espiritual, el cuidado de la casa común precisa la contemplación agradecida del mundo que nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir. Como obra de misericordia corporal, el cuidado de la casa común, necesita «simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo […] y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor»