Sarah, la revolución y los falsos profetas



El cardenal de Munich Reinhard Marx, Alemania, "no se consuela" con las estadísticas de las Naciones Unidas según las cuales el 85 por ciento de la humanidad es religiosa.

Por lo tanto, advirtió en una homilía en Tuntenhausen (24 de noviembre) [como los que odian la religión] que la religión puede usarse para fomentar el odio.

Según CNA Deutsch, Marx advierte contra aquellas personas religiosas que solo quieren seguir haciendo lo que siempre han estado haciendo, porque: "La religión es revolución, es por eso que uno no puede crear su propio Dios"[como lo hacen los obispos alemanes]. 

Pregunta: ¿Creamos miedo a la libertad?

El card Sarah ha resaltado que él no es un opositor del papa Francisco, sin embargo Francisco está entre los que “anuncian cambios en voz alta”

Al decir que “los que anuncian a los gritos revoluciones y cambios radicales son falsos profetas”, Sarah acusa implícitamente a Francisco de ser un falso profeta, porque Francisco anuncia regularmente revoluciones y cambios radicales:


En octubre del 2014 Fco afirmó que “el mundo ha cambiado y que la Iglesia no puede encerrarse en presuntas interpretaciones del dogma” (La Nación).

En octubre del 2014 dijo que “la Iglesia no debería temer los cambios” (Vatican Radio).

En octubre de 2015 Francisco reiteró que la Iglesia no puede ser un museo, sino que debe estar abierta al “cambio” (Reuters).

En noviembre de 2015 dijo a una Iglesia italiana en asamblea que el catolicismo puede y debe “cambiar” (Radio Vatican).

El 8 de junio de 2019 Francisco dijo a miembros de la Renovación Carismática que tener miedo del “cambio” es una tentación del demonio.

Francisco cambió de facto la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio, la recepción de la Santa Comunión, la pena de muerte, el infierno e incluso las verdaderas palabras de la Oración del Señor [el Padre Nuestro]. Se cree que no cree que Cristo fuera Dios, y se ha inventado el falso pecado ecológico, además de decir que Dios quiere todas las religiones.




Sobre la liturgia, Sarah dijo que la hemos convertido en una “celebración totalmente humana y egocéntrica, una asamblea amistosa que se auto-engrandece”. Y además: “Al saquear nuestra liturgia, hemos desencantado al mundo y reducido las almas a una insulsa tristeza”.



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