Bergoglio no es Pedro el Romano




Las últimas acciones y dicciones de Bergoglio relativas a los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y el Orden, son la causa de este artículo, en el que consideraremos estas cuestiones en relación con los dos últimos lemas de la profecía de San Malaquías, cuyo texto en latín dice así (separo con guiones  los renglones, según aparecen en el texto original, que acompaña estas líneas para que el lector pueda comprobarlo):
In psecutione extre /ma S. R. E. sedebit.
Petrus romanus, qui  /pascet  oves in mul /tis tribulationibus: /quibus transactis ci /vitas septicollis di /ruetur &Iudex tre/mendus iudcabit po /puluum suum. Finis.
Traducido lo más literalmente posible, significaría:
“En la última persecución (o prosecución) se sentará en la Santa Romana Iglesia.
Pedro el romano, que apacienta las ovejas en medio de muchas tribulaciones, pasadas las cuales la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez tremendo juzgará a su pueblo. Fin.”
Se ha discutido bastante sobre la autenticidad de esta profecía, y sobre su valor profético. 
(...)Como es sabido por muchos, la profecía de San Malaquías se reduce principalmente  a relatar una serie de expresiones crípticas que corresponden a cada uno de los papas, referidos  a partir de Celestino II (1143 – 1144), el contemporáneo de San Malaquías; así, leyendo hacia atrás tenemos, antes del texto transcrito, los siguientes lemas y su correspondencia:
Gloria olivae. (Benedicto XVI)
De labore solis. (Juan Pablo II)
De mediatate lunae. (Juan Pablo I)
Flos florum. (Pablo VI)
Pastor & nauta. (Juan XXIII)
Pastor angelicus. (Pio XII)
Fides intrepida. (Pio XI)
Religio depopulata. (Benedicto XV)
Ignis ardens. (Pio X)
Lumen in coelo. (León XIII)

Yo me voy a mojar, como se dice coloquialmente, afirmando dos cosas: en primer lugar, creo que la profecía es verídica, porque está corroborada por otras cuya autenticidad está contrastada; y en segundo lugar, creo que el lema  Pedro el romano no corresponde a Bergoglio.  Daré razones a continuación, principalmente filológicas, pues el texto de San Malaquías está en latín, lengua que conozco bien por mis estudios de Filología latina.
El texto ha sido leído muy comúnmente como si se tratara de un solo párrafo, en el que aparecen dos verbos en forma activa (sedebit y pascet), de los cuales es sujeto Petrus romanus, otro más en pasiva (diruetur), y un tercero en activa (iudicabit), cuyo sujeto es Iudex tremendus, o sea, Nuestro Señor Jesucristo. Leído así, el párrafo diría:
En la persecución última de la Santa Romana Iglesia será papa Pedro el romano, que apacienta sus ovejas en medio de muchas tribulaciones, pasadas las cuales, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez tremendo juzgará a su pueblo. Fin.
Esta lectura sería una suerte de resumen de la gran tribulación que sufrirá la Iglesia, bajo el pontificado de Pedro el romano, que se desarrolla durante el dominio del Anticristo,  transcurrido el cual  -o durante el cual, depende de como interpretemos el ablativo absoluto quibus transactis-  la “ciudad de las siete colinas”  -alusión a Roma- será destruida, y Nuestro Señor Jesucristo juzgará a su pueblo  -alusión a la Parousía-.
A esta lectura, no obstante, pueden hacérsele varias objeciones desde un punto de vista filológico y gramatical, que enumero a continuación:
En primer lugar, si el lector se fija en el texto original de la profecía, verá que inmediatamente después de sedebit hay un punto y aparte, que pone fin a la frase, al igual que inmediatamente después de Gloria olivae hay un punto y aparte, y al igual que todos las demás frases o lemas precedentes concluyen abruptamente con un punto y aparte. Esto significa que In  psecutione  extrema S. R. E. sedebit es un lema todo él, y dado que sigue inmediato a Gloria olivae, corresponde a Bergoglio. Por esta primera razón, afirmo que Bergoglio no es Pedro el romano.
Filológicamente In extrema psecutione S. R. E. sedebit  es todo un arcano de los de armas intelectuales tomar. Porque tiene abreviaturas que incrementan su misterio. Así, la palabra psecutione puede ser abreviatura de persecutione, en cuyo caso se traduce por “En la  persecución última”; pero puede ser también abreviatura de prosecutione, debiendo traducirse en tal caso por “En la prosecución última”, es decir, “en la continuación última”, el último elemento de una relación a la que el dicho elemento pone fin, para después pasar a otra cosa.  A su vez  S. R. E. está también expresado en abreviaturas, aún peor, en siglas, por lo cual es imposible saber si nos hallamos ante un genitivo  -en cuyo caso formaría parte del sujeto y sería complemento de In psecutione extrema-, o ante un ablativo  -en cuyo caso sería parte integrante del predicado y complemento del verbo sedebit-, o incluso ante un dativo.
En segundo lugar, Petrus romanus no es lema correspondiente a Bergoglio porque el verbo del cual es sujeto, pascet, significa apacienta, y tiene por complemento directo oves, en acusativo, o sea, las ovejas. Petrus romanus es un pastor que apacienta las ovejas, que cumple diligentemente el mandato de Nuestro Señor a San Pedro y sus sucesores . Y tanta es su diligencia que en este lema la acción de apacentar figura realizada “en medio de muchas tribulaciones”,   -in multis tribulationibus-. San Malaquías  pretende destacar la figura de este papa, el único al que como lema da el nombre del mismo apóstol Pedro, el único del que dice expresamente que hace el oficio que le es propio  –pascet-, porque ese “apacienta” se yergue incólume en medio de muchas dificultades. Cierto es que todos los papas han atravesado dificultades, y tribulaciones, por ello llama aún más la atención que sólo respecto de este Petrus romanus  se mencionen las tribulaciones  en las que se desarrolla su pontificado, de lo que se deduce que las dichas tribulaciones son absolutamente singulares, tan únicas que merecen ser destacadas por encima de cualesquiera otras anteriores, es decir, se trata de  aquélla que erit enim tribulatio magna, qualis non fuit ab initio mundi usque modo neque fiet  (Mt. 24, 21), “habrá una gran tribulación, cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.
El verbo pascet no puede aplicarse, haciendo honor a la verdad y a la honestidad intelectual, a Bergoglio. En su encíclica Pascendi dominici grecis San Pio X  (Ignis ardens) indica que el primer deber del oficio de apacentar la grey del Señor es “guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto frente a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia. No ha existido época alguna en la que no haya sido necesaria a la grey cristiana esa vigilancia de su Pastor supremo; porque jamás han faltado, suscitados por el enemigo del género humano, «hombres de lenguaje perverso», «decidores de novedades y seductores», «sujetos al error y que arrastran al error». Desde luego, no puede decirse que expresarse autorizando el dar la comunión a personas en estado de pecado sea “guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la fe”, no puede decirse que negar la realidad de los milagros sea “guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la fe”, no puede decirse, en fin, que lanzar la especie de formar una comisión para estudiar si es posible alterar la materia del sacramento del Orden sea “guardar el depósito tradicional de la fe”, etc. Bergoglio no apacienta. Al contrario, pretender meter a las ovejas en peñascales de cabras, siendo el más arriscado de todos ellos el contradecir al apóstol  San Pablo, que en  1 Cor. 11, 27 dice: Itaque quicumque manducaverit panem vel biberit calicem Domini indigne, reus erit corporis et sanguinis Domini . Probet autem se ipsum homo, et sic de pane illo edat et de calice bibat, qui enim manducat et bibit, iudicium sibi manducat et bibit, non diiudicans corpus  (Aquel que coma el pan o beba del cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Por el contrario, examínese a si mismo el hombre, y coma así del pan y beba así del cáliz, porque quien come y bebe sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación), y al Concilio de Trento, que interpretando este texto de San Pablo, dispone en su decreto sobre la Eucaristía, de 11 de Octubre de 1551: «Y para que tan gran sacramento no sea recibido indignamente y, por ende, para muerte y condenación, el mismo santo Concilio establece y declara que aquéllos a quienes grave la conciencia de pecado mortal, por muy contritos que se consideren, deben necesariamente hacer previa confesión sacramental, habida facilidad de confesar» (D. 893).
Referido a Pedro el romano es también el acontecimiento de la destrucción de Roma, civitas septicollis diruetur, hecho que ha sido profetizado abundantemente, y en ello me baso para dar por verídica la profecía de San Malaquías. Recordemos aquí, por ejemplo, a Anna Catalina Emmerich, que tuvo una visión de un papa huyendo, débil y agotado, por las muchas tribulaciones, y una Roma destruida hasta los cimientos; a San Pio X, quien en 1909 tuvo una visión en la que un papa huía de una  Roma devastada, atravesando por en medio de los cadáveres de sus cardenales, y en fin, a Don Bosco, quien advirtió a Pío IX de que llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. En ese instante, el papa y sus servidores abandonarían el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos.  Durante doscientos amaneceres, el papa y su séquito vagarían por tierras extranjeras.
En conclusión, el lema de Bergoglio es In psecutione extrema S. R. E. sedebit. ¿Significa sencillamente que es “la última prosecución” de una lista que con él llega a su fin, para dar paso a otra cosa? ¿Significa que él está en la sede “en la última persecución de la Santa Romana Iglesia”? Las siglas S. R. E., ¿podrían estar ocultando un dativo, no un ablativo, y entonces la traducción sería “En la persecución última para la Santa Romana Iglesia  se sentará en la Sede”, entendiendo esta frase en el mismo sentido que puede darse a la revelación de la Virgen en la Salette, “Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo”, y entendiendo a su vez que “En la persecución última” es un nombre propio, sujeto del verbo sedebit, lo que nos llevaría a deducir que le es aplicable el versículo de Ap. 13, 11, y sede en la Sede en el sentido que tendría tal verbo según La Salette?
En fin, concluyo mis reflexiones en este punto. Naturalmente, quien esto firma tiene su opinión al respecto, pero prefiere dejar el tema en suerte para la muleta del intelecto del lector. En cualquier caso, advierta una cosa: la lista se acaba. Finis.