Fco: recibamos los dones de los ¿herejes y cismáticos?

María Ferraz

Vuelve el hombre a empujar incansablemente -como si le fuera la vida en ello-, la inmigración musulmana a Europa quejándose de que les cierran los puertos, y a ningunear a los católicos diciendo:
 "(...) nos hará a todos, a todos los cristianos – protestantes, ortodoxos, católicos", o sea poniendo al final de la cola a los que profesan la verdadera fe, o declarando: "conocer su experiencia de fe (de protestantes y ortodoxos), para vernos enriquecidos por ese don espiritual”.

No dudamos de que haya protestantes que amen sinceramente al Señor aunque aún no hayan llegado a la verdadera fe católica, pero: ¿nos enriquece acaso un protestante que no puede comulgar porque no cree en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, que no puede confesase porque no tiene el Sacramento de la Confesión, que no se puede confirmar ni recibir la Unción de Enfermos? ¿Un protestante que no le reza a la Virgen (ni a los santos), porque la desprecia en no pocos casos, ni a las almas de sus difuntos y por tanto no las puede ayudar a salir del Purgatorio? ¿Un protestante que interpreta libremente la Biblia con los errores que ello conlleva y que acepta, en muchas ocasiones, el divorcio y la anticoncepción, es decir que comete alegremente pecados graves? 
Pues vaya enriquecimiento el que nos recomienda el Sr Bergoglio. Aquel que implica privarse de las gracias que estableció Cristo para nuestra salvación.


Además Bergoglio insta sin cesar a los católicos al "diálogo y la escucha" de los  no católicos (curiosamente no viceversa), lo que conlleva poner al mismo nivel al que habla y actúa conforme a la Verdad y a quien lo hace conforme a la mentira que condena al Infierno. Además Cristo nos mandó a predicar ("Id y predicad") no a escuchar, porque si escuchamos la falsedad nos podemos contaminar a la vez que reafirmamos al otro en su pecado.

Las palabras usadas astutamente por un Fco que en lugar de ejercer de Vicecristo actúa como un vice-satanás, provocan efectos que confunden a los católicos, y los lleva al indiferentismo religioso, o sea a la pérdida de la fe sin la cual es imposible salvarse. 

Extracto de la Audiencia:

La hospitalidad es una importante virtud ecuménica

El Pontífice remarcó que la hospitalidad “es una importante virtud ecuménica”, y requiere “la voluntad de escuchar a otros". Además implica “el deseo de conocer la experiencia que otros cristianos tienen de Dios y la espera de recibir los dones espirituales que (se) derivan”. Descubrir esto – aseguró– es una gracia. Por eso llamó a "estar disponibles y abiertos, con el deseo de conocer su experiencia de fe, para vernos enriquecidos por ese don espiritual”. 
Trabajar juntos por los más vulnerables nos acercará a la unidad


Una virtud ecuménica: esa “humanidad poco común” de la que habla san Pablo

Haciendo presente que también hoy el mar en que naufragó Pablo y sus compañeros de viaje es un lugar “peligroso para la vida de otros navegantes”, de hombres y mujeres de todo el mundo “que afrontan viajes riesgosos” para escapar de la violencia, de la guerra, de la pobreza, y que, a diferencia de los malteses, muchas veces “no los dejan desembarcar en los puertos”, siendo, además, “explotados por traficantes criminales”, “tratados como números” y vistos como “una amenaza” por algunos gobernantes, el Pontífice exhortó a “trabajar juntos”, como cristianos “para mostrar a los migrantes el amor de Dios revelado por Jesucristo”.

(...)

Y porque "las divisiones que aún existen entre nosotros nos impiden ser plenamente el signo del amor de Dios", "trabajar juntos para vivir la hospitalidad ecuménica y en modo especial hacia aquellos cuyas vidas son más vulnerables, nos hará a todos, a todos los cristianos – protestantes , ortodoxos, católicos, a todos los cristianos - mejores seres humanos, mejores discípulos y un pueblo cristiano más unido":