Benedicto XVI y el cardenal Sarah escriben en su nuevo libro sobre el celibato (fuente: LeFigaro.fr):
"Hoy en día, se afirma con demasiada facilidad que el celibato sólo sería la consecuencia del desprecio por la corporalidad y la sexualidad: Tal juicio es erróneo".
"Sin renunciar a los bienes materiales, no puede haber sacerdocio. La llamada a seguir a Jesús no es posible sin este signo de libertad y sin renunciar a todos los compromisos. El celibato tiene un gran significado como renuncia a una vida familiar terrenal".
"El celibato sacerdotal, entendido correctamente, es una liberación, aunque a veces esea una prueba. Permite al sacerdote establecerse con toda coherencia en su identidad de esposo de la Iglesia".
"La ordenación de hombres casados, aunque fueran diáconos permanentes, no es una excepción, sino una brecha, una herida en la coherencia del sacerdocio. Hablar de una excepción sería un abuso del lenguaje o una mentira".
"Es urgente y necesario que todos -obispos, sacerdotes y laicos- no se dejen impresionar por los malos argumentos, por el teatro escenificado, las mentiras diabólicas y los errores de moda que quieren desvalorizar el celibato sacerdotal".
"La posibilidad de ordenar a hombres casados representaría una catástrofe pastoral, una confusión eclesiológica y un oscurecimiento de la comprensión del sacerdocio".
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