La batalla ahora se recrudece entre Mi jerarquía y el dominio de la bestia



Martes 12 de marzo, 2013 

Mi queridísima hija, el Cielo llora de pena en este día terrible, predicho desde hace mucho tiempo.
Toda la humanidad enfrentará el mayor engaño de todos, el cual ha sido perpetrado por la bestia.

Las lágrimas de Mi Hijo, cuya muerte en la Cruz dio la libertad a Mis hijos, ahora caen en agonía, sobre todo el mundo en este momento.
Mi Ira está contenida en este momento, pero Mi Furia es grande. Muy pronto el engaño se manifestará a todos los nombrados por Mi Hijo para guiar Su rebaño en la tierra.

La batalla ahora se recrudece entre Mi jerarquía y el dominio de la bestia. Será doloroso, pero pronto, el castigo, que seguirá a la perversa persecución, conspirada por el enemigo y sus secuaces, exterminará la podredumbre.
Hago una llamada a todos Mis hijos para que regreséis a Mi Hijo y pongáis toda vuestra confianza en Él en este momento.

Sed valientes, Mis pequeños, porque este dolor será de corta duración. A los que siguen a la bestia y al falso profeta se les dará el entendimiento, por el Poder de Mi Mano, con el fin de traerlos de vuelta al Corazón de Mi Hijo. Si ellos rechazan este Don, entonces están perdidos y sufrirán el mismo tormento, que enfrentará el impostor quien será arrojado al abismo por la eternidad.

La coronación del falso profeta, será celebrada por grupos masónicos en todos los rincones quienes planean las etapas finales para la persecución de todos Mis hijos.

Los que van a celebrar con él y quienes lo hacen por ignorancia, con el tiempo, sentirán aún más dolor que quienes ya conocen la Verdad.

Esperad ahora, con valentía y esperanza, porque todo esto tiene que suceder antes de que el Glorioso Reino de Mi Hijo sea manifestado.

Debéis prometer vuestra lealtad a Mi amado Hijo en todo momento y negarse a aceptar las mentiras. Si, y cuando, se os pida participar en una nueva Misa sabed que será la maldición más grande jamás infligida por Satanás en contra de Mis hijos.

Sabed que el Cielo os guiará y que, al aceptar el dolor con dignidad, ayudaréis a Mi Hijo a cumplir con la alianza final.

Vuestro Amado Padre,
Dios el Altísimo