Wilson Gavin, de 21 años, era un joven activista católico australiano. El domingo 12 de enero, protestó contra una "hora de cuentos con drag queens" que se organizó para corromper a los niños de una biblioteca de Brisbane. En la madrugada del día siguiente, Gavin fue encontrado muerto en la estación de ferrocarril de Chelmer como resultado de - cito - "heridas críticas". En pocas horas los medios oligárquicos llamaron a esto un "suicidio".
Gavin fue el presidente del Club Nacional Liberal de la Universidad de Queensland. Él y unos quince miembros del club caminaron pacíficamente hacia la biblioteca pública donde el espectáculo de dragsters estaba en pleno apogeo. Gavin se enfrentó al homosexual que protagonizó el evento. El grupo gritó "las drag queens no son para niños". Después de unos minutos, se fueron tranquilamente.
Como era de esperar, los medios oligárquicos demonizaron a los heroicos jóvenes. Gavin fue perseguido con viles insultos, burlas y amenazas de muerte. Miembros de su familia, compañeros de clase y amigos fueron localizados y contactados para que hicieran comentarios. Se animó a la Universidad de Queensland a echarlo. Los medios de comunicación oligárquicos ocultaron el enorme apoyo que Gavin recibió de la gente sencilla.
Durante su corta vida, Wilson Gavin se enfrentó a la controversia en numerosas ocasiones. Aunque se consideraba homosexual, a la edad de 19 años, Gavin se opuso a los matrimonios homosexuales organizando un mitin y haciendo varias apariciones en la televisión nacional. En otra ocasión, defendió a la monarquía británica en un programa de entrevistas políticas. "Soy un amante de todas las cosas tradicionales. Soy un amante de todas las cosas bellas", dijo.
La policía no trató la muerte de Gavin como algo sospechoso. Sin embargo, la policía australiana es notoriamente corrupta. Los medios de comunicación se mantuvieron callados.
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