Satanás se me apareció disfrazado



—María, ¿por qué existe Satanás?
—Dios quiso probar a sus ángeles, y cuando lo hizo, algunos de ellos guiados por Lucifer (otro de sus nombres) dijeron "no" a Dios con orgullo. Lucifer era el más hermoso y el más inteligente de todos los ángeles y quería hacer las cosas a su modo y no al de Dios.
—¿Existe realmente el infierno?
—Sí, el infierno existe .
—¿Qué actitud del corazón puede llevarnos a perder definitivamente nuestra alma?
—La negación testaruda, arrogante y orgullosa a aceptar las gracias y el amor que se nos da, y seguir así hasta el último momento. Y me refiero no solo al amor de Dios sino también al amor de los demás.
—¿Qué consecuencias sufrirá quien participe activamente en las prácticas de ocultismo de las que hemos hablado? ¿Qué severo castigo les espera después de la muerte?
—Todo depende. Existe una gran diferencia entre los que saben que todo eso viene de Satanás y los que lo hacen por ingenuidad, ignorancia o inmadurez. Si alguien hace algo conscientemente y a sabiendas las consecuencias serán enormes; pero si lo hace solo por ignorancia, el castigo será menos severo. En cualquier caso, esa persona debería confesarse rápidamente y contar su falta de forma específica. Cuanto más profundamente involucrada esté más experimentado deberá ser el sacerdote. Pero me temo que en la actualidad hay muchos sacerdotes que no tienen conocimientos acerca de tales asuntos, y algunos hasta pueden estar implicados en lo oculto. Las consecuencias para ellos en particular serán atroces, porque tienen una mayor responsabilidad.
—¿Alguna vez le ha engañado Satanás haciéndose pasar por un alma del purgatorio?
—Sí, lo ha hecho. El sacerdote que me dirige siempre decía: "Acepta a todas las almas, aun cuando sea necesario mucho sufrimiento. El Señor siempre te dará la fuerza para ello. Nunca rechaces a un alma". Pero una vez vino una y me dijo que no aceptara a la que vendría después. Entonces le pregunté: "¿Por qué no?". "Te pedirá tantos sufrimientos que no podrás soportarlo". "Entonces, ¿por qué el Señor permite que venga a mí?''. Y me contestó muy severamente: "¡Dios quiere probar si eres obediente o no!". Esto me confundió y me preocupó. Como hago cada vez que algo me preocupa, le recé al Espíritu Santo para que intercediera. Y entonces me di cuenta de que el alma que tenía delante podía ser la maligna. Tiré agua bendita y le ordené: "Si eres Satanás, te ordeno en el nombre de Cristo que te vayas". Y desapareció.
—¿Se le ha aparecido en otras ocasiones disfrazado?
—Sí, constantemente, y siempre para confundir las cosas. Una vez se apareció como un sacerdote, otra como la madre superiora del convento de Hall. En ambos casos intentó decirme que me retractara de mi voto a nuestra Madre. Fue especialmente dura la Semana Santa anterior a la Pascua de 1954. Durante esa semana casi logró convencerme de que estaba en el infierno, con llamas y explosiones en mi habitación. Luego, un día de diciembre de ese mismo año sentí quemaduras y un espantoso temor al infierno en total soledad, pero noté que no había almas alrededor. Y repentinamente todo desapareció.
Una vez ocurrió lo siguiente. Los días en que hay funeral en nuestra parroquia a las nueve, podemos comulgar a las siete. Esa mañana en particular llegué a las siete menos cuarto y era la única presente. De pronto, entró el párroco con prisa, olvidándose de hacer la genuflexión ante el sagrario, y se acercó a mí para decirme: "Hoy no podrás recibir la santa Comunión". Y salió
corriendo de lo parroquia, otra vez sin hacer la genuflexión y cerrando la puerta violentamente detrás de él. Esto no era propio de él y me pregunté qué estaba pasando. A las siete menos tres minutos entró nuevamente e hizo lo genuflexión como siempre suele hacer cada vez que se dirige hacia la sacristía. Le observé pensando que no iría allí pues yo, que era la única en la parroquia ese día, no podía comulgar. No había nadie más, así que me levanté y me dirigí también a la sacristía, llamé a la puerta y entré: "¿Por qué no puedo recibir la Comunión hoy, padre?", le preguntó. "¿Quién te ha dicho eso?". "Usted mismo me lo ha dicho hace solo diez minutos, cuando entró la primera vez". "Por supuesto quo hoy puedes recibir la santa Comunión. No he entrado en la parroquia sino en este momento. No te preocupes, Satanás está jugando contigo otra vez".
—¿Y qué más puede intentar contra usted?
—¡Oh, lo que quiera! Una vez fui a impartir una serie de conferencias con 40 grados de fiebre pero sabía que no podía habérmela contagiado en ningún lado. Simplemente no hice caso de la fiebre y cuando la charla estaba a punto de comenzar me sentí tan bien como siempre.
—¿Hasta dónde llega el poder del diablo y hasta qué punto estamos protegidos de él por nuestra buena conducta y por nuestro ángel de la guarda?
—Esa protección es muy poderosa. Sin ella Satanás nos mataría a todos muy rápidamente. Déjeme contarle lo que le sucedió a un sacerdote muy santo en un monasterio cerca de aquí, en Bludenz. Probablemente pensará que las almas ayudaron para resolver este delito. Era el más anciano del lugar y también el superior del monasterio. Rezaba tanto y hacia tanto bien que debía sufrir con paciencia los celos y burlas de los sacerdotes más jóvenes y menos piadosos.
Una noche, dos de los jóvenes se dirigían a sus habitaciones cuando vieron luz en el sótano de uno de los edificios principales. Como ya era muy tarde, esta luz les sorprendió y fueron a ver quién estaba allí abajo. Bajaron al sótano y para su espanto encontraron a este querido sacerdote muerto, con el cuello colgando del pomo de la puerta. Tenía las piernas estiradas, como si estuviera sentado, pero se hallaba a unos centímetros del suelo. Llamaron a la policía y durante semanas revisaron todo el monasterio. El hombre era tan santo que nadie podía pensar en un suicidio. Interrogaron a todos los sacerdotes porque se sabía que se burlaban constantemente de él por su proximidad a Dios. No se llegó a ningún resultado tras la larga investigación y toda esa zona quedó desconcertada por este crimen.
Entonces me contaron esta triste historia y acepté preguntar a un alma del purgatorio por este sacerdote. Como había tanta gente rezando por él, y todo el monasterio se encontraba en estado de shock debido a lo sucedido, recibí una respuesta al poco tiempo. Fue la siguiente: "Nuestra Madre se le apareció al sacerdote y le preguntó si aceptaría que Satanás tuviera el poder de matarle. Le explicó que si así lo hacía, salvaría a muchas almas que se habían vendido a Satanás. El sacerdote aceptó".
Con esta respuesta me dirigí al monasterio donde estaban todos reunidos, incluso la policía. Leí en voz alta la respuesta. En el silencio que se generó a continuación, un sacerdote al fondo del salón suspiró profundamente y le pregunté qué ocurría. Se acercó con lágrimas en los ojos y sacó un papel del bolsillo. Explicó que lo había encontrado en el bolsillo del sacerdote la noche en que él y el otro compañero lo encontraron muerto. Lo desdobló y lo mostró a todos los presentes; era la letra del anciano sacerdote y nos lo leyó. Decía: "Nuestra Madre se me apareció y me preguntó si aceptaría que Satanás tuviera el poder de matarme y si así ocurría salvaría a muchas almas que se habían vendido a Satanás. Yo acepto".
—¡¿Así que entonces aceptó dar su vida por personas a las que no conocía y que se habían
involucrado en prácticas de ocultismo?!
—Exactamente.
—¿Cuándo ocurrió esta historia? ¿Podría decirme el nombre de este hombre extraordinario?
—Por supuesto. Esto sucedió a fines de los 80, y su nombre era padre Joseph Kalosans. Un hombre tan bueno y valiente como este es verdaderamente un intercesor muy poderoso para nosotros.
—¿Qué es lo que atrae la gente en la actualidad hacia el ocultismo?
—Hay un medio muy atractivo, y aparentemente inocente al principio, que ayuda a ello. La televisión hoy en día tiene una gran responsabilidad de que esto sea así. Se ha convertido en una suerte de altar, en el 95 por ciento de los hogares de occidente. La televisión bombardea a los niños constantemente tentándolos con dinero, materialismo, sexo, violencia y poder. Y, con frecuencia, entre estos programas, se presentan prácticas ocultas en forma de juegos y de diversión inofensiva, donde se ofrecen grandes promesas. La música actual también es un vehículo para el comienzo del proceso hacia el ocultismo.
Los padres que permiten a sus hijos sentarse frente a la televisión todo el día y toda la noche entregan de esa forma a sus hijos a Satanás rápida y eficientemente. Pero no me malinterpreten, no toda la televisión es mala; pero se vuelve mala si los padres no la controlan estrictamente.
—¿Hay algún pecado que Jesús no perdone?
—Sí, hay uno. Es blasfemar contra el Espíritu Santo. Jesús no perdonará ese pecado. Porque, por supuesto, supone decirle "no" a Él, decirle reiteradamente "no" a su luz, amor, misericordia y perdón durante todo el camino hasta el final. Con la misericordia infinita de Dios, las personas siempre pueden salir de esto si lo desean, pero deben desearlo. Nadie más puede hacerlo, nadie lo hará por ellos. Deben desearlo. Dios no manipula nuestra voluntad. Las almas me contaron que todos tenemos la misma oportunidad al morir de decir "sí" en el último momento. Ya se trate de una enfermedad lenta y prolongada o una bala que nos atraviese el cerebro, todos obtienen los mismos dos o tres minutos para decirle "sí" a Dios. Y solamente si mantenemos el "no" durante ese momento nos perderemos y deberemos sufrir en el infierno eternamente. Dios no nos forzará a cambiar nuestro "no", y Satanás nunca podrá cambiar nuestro "sí". Esta es otra razón por la cual nunca debemos juzgar a alguien o presuponer dónde ha terminado. Nunca sabemos exactamente lo que sucede entre el alma y Dios en esos momentos, a pesar de que podemos presenciar cierta paz o la ausencia de paz en el lecho de muerte.
¡Oh, recuerdo ahora un caso que demuestra la necesidad de esta precaución!
Una vez, un sacerdote abusó horriblemente de un muchacho joven. Esta horrible herida hizo que este chico huyera de todos los sacerdotes y de la Iglesia. Muchos de los que estaban a su alrededor intentaron intervenir y ayudarle mientras crecía pero fue inútil, se mantuvo cada vez más alejado y atacaba constantemente a la Iglesia y a todo lo que tuviera que ver con ella. Con el tiempo, este joven enfermó gravemente y murió insultando a la iglesia hasta el final. Un hombre bondadoso y piadoso que conocía toda la historia llevó el caso del muchacho a Teresa Neumann que también podía averiguar a dónde iban las almas.
Se enteró de que el chico se había salvado pero todavía seguía en el purgatorio. La respuesta le sorprendió a quien había preguntado por él, principalmente porque el muchacho había muerto maldiciendo a la Iglesia hasta el último momento. La explicación fue la siguiente. A pesar de que Satanás había bloqueado su camino hacia la verdad cuando era un muchacho muy sensible e
influenciable, siempre había continuado buscando silenciosamente al verdadero Dios; y debido a que siempre había conservado esta necesidad en su corazón, la misericordia de Dios lo guio hasta Él. Una vez más, este ejemplo es una prueba poderosa de la misericordia de Dios y es prueba de que nunca debemos anticipar nuestras conclusiones, incluso sí hubiéramos oído o visto por nosotros mismos algo que aparentemente apuntaba a otra dirección.
—María, ¿existe alguna forma de saber si alguien está perdido? ¿Las almas del purgatorio alguna vez dicen que un alma está perdida?
—No, nunca lo dicen porque solamente son conscientes de lo que está delante de ellas. Poro con respecto a la primera parte de la pregunta sí, uno puede llegar a esa conclusión con mucha experiencia y con mucho criterio. Si una familia sufre muchas divisiones y grandes ataques y estamos seguros de que se debe a un alma en particular, un sacerdote exorcista autorizado tendría que realizar un exorcismo sobre esa alma y la persona allí presente que parezca estar bajo los efectos de un ataque particularmente drástico. Si luego se estableciera la paz, creo que podríamos llegar a la conclusión de que esa alma se encuentra perdida. También conozco a un hombre que puede sentir la presencia de las almas cuando todavía se encuentran en el purgatorio. Entonces, si ese hombre nos dice que no hay allí ningún alma, y sabemos además que una familia se encuentra evidentemente bajo terribles ataques y que, como consecuencia, se ha alejado de Dios, de la Iglesia y de toda oración, esto hombre podría decir que el ancestro de esa familia está perdido. Por lo tanto, es necesaria la más poderosa de todas las oraciones pata librar a sus descendientes de su alcance. Generalmente, estas familias han vuelto a la paz y a una vida de oración una vez que se cuidan estas cosas.
—¿Qué podría decirme de Satanás y la actividad que desarrolla en la actualidad?
—Nunca antes había sido tan fuerte y tan activo como hoy en día.
—¿Y por qué piensa que esto es así?
—El siglo XX no puede compararse a ningún otro siglo en cuanto a apostasía, asesinatos, codicia por dinero y poder, odio, falta de misericordia y de oración. ¡Ha sido su siglo! El que haya estado tan activo se debe también a que Satanás sabe que un gran evento está por ocurrir que servirá para la conversión de la humanidad. Sabe que su juego pronto se debilitará notablemente y él siempre da su grito más fuerte antes de ser derrotado.
—Dígame, ¿cómo puede estar Dios, cómo podemos estar nosotros felices en el Cielo mientras hay almas de nuestros seres queridos, y amados también por Dios, que se encuentran perdidas en el infierno para siempre?
—En el Cielo todo, pero todo, se concentra en Dios, y tales cosas simplemente no se encuentran cerca de nosotros. En el Cielo todo es felicidad pura, pura alabanza y belleza pura. No hay nada más que eso y tales angustias, preocupaciones o pérdidas no tienen lugar. La presencia de Dios es tan poderosa en el Cielo que todo lo demás se queda atrás del todo.
—Cuando las almas se pierden, ¿qué sucede con sus ángeles custodios?
—En el caso de los ángeles custodios, al igual que los ángeles de las almas del purgatorio, regresan al Cielo y solo reciben una vez una tarea semejante de Dios.
—Usted ha dicho que tanto en el Cielo como en el purgatorio hay muchos niveles diferentes. ¿Entonces el infierno también tiene distintos niveles?
—Sí, los tiene. Posee un número infinito de niveles. El peor es el más profundo.
—María, usted debe resultarle insoportable a Satanás. ¿Es así?
—Supongo que es así. Me encuentro bajo sus ataques constantemente. Lo peor que me sucedió fue perder la casa de mi familia, de cuatrocientos años de antigüedad. La destruyó un incendio el 10 de junio de 1986, una obra de Satanás sin lugar a dudas. Ocurrió de la siguiente manera. Yo me
encontraba abajo a las 12:30 porque me habían traído la comida para las gallinas. Escuché pasos en el piso de arriba y alguien que saltaba. En el momento en que llegué ya estaba todo en llamas. Los bomberos simplemente no pudieron detener el fuego. Las paredes no se consumieron, pero todo lo demás desapareció. Solo una habitación no se quemó, y al entrar en ella vi que las mejores cosas que había allí, mantelería y cosas de ese tipo, habían desaparecido también, robadas. La policía no creyó necesario intentar recuperarlas, y las almas del purgatorio me dijeron que no me preocupara; que todo iba a ser reemplazado. Y exactamente eso es lo que ocurrió. Mis parientes y amigos hicieron una colecta tras el incendio y construyeron esta casa para mí. Todo lo que se encuentra aquí me lo regalaron. A otra señora en Italia, que también ve a las almas, le pasó exactamente lo mismo; con las mismas pérdidas y las mismas promesas y resultados.
Solo después me di cuenta de que me habían advertido de ello ciertas personas que me habían dicho que mi casa se quemaría y, por otro lado, un alma también me había predicho que el incendio no sería culpa mía; pero creo que todavía no estaba preparada para escuchar eso y no me había tomado en serio las advertencias.
Satanás está muy frustrado conmigo. Durante un exorcismo, creo que fue en Frankfurt, el sacerdote que estaba presente le preguntó a la voz que salía del hombre poseído: "¿También atacas a María Simma en Vorarlberg?". La voz contestó: "No, porque cuando lo intento, pierdo demasiadas almas".
—Mmm... ¿Qué más le hizo?
—Bueno...
—¿Qué sucede, María?
—Una vez hubo un plan serio para asesinarme.
—¡¿Cómo?! ¿Podría contarme más sobre eso?
—Habían programado que diera una serie de conferencias durante un fin de semana en el norte de Alemania en la primavera de 1974 y se suponía que partiría, como de costumbre, un viernes. Pero unas noches antes, un alma se me apareció y me dijo: "No haga este viaje". Esto me sorprendió mucho porque años atrás me habían dicho que aceptara todas las invitaciones que se me hicieran.
Primero pensé que se trataba de una huelga de trenes, así que estuve atenta a la radio y los trenes funcionaban normalmente. Hablé con el sacerdote que me dijo que si las almas me decían que no fuera debía confiar en ellas porque seguramente tenían una buena razón. Envié una carta por correo urgente a quien organizaba las charlas y les transmití que las almas me habían dicho que me quedara en casa durante ese fin de semana.
Dos días más tarde, otra alma se me apareció y me dijo que se había estado organizando un asesinato. Debería haber sucedido en Colonia, porque el viaje, desde aquí, en Bludenz, hasta llegar a Colonia, iba a ser en un tren con coches cama, y en Colonia debía cambiar de tren a altas horas de la madrugada. Recordé por viajes anteriores que en aquella estación hay pasillos largos y oscuros que hubiera tenido que recorrer y que siempre consideré peligrosos. También había enviado con anticipación una carta a los organizadores informándoles en qué tren y a qué hora podían esperarme. La carta, sin embargo, nunca les llegó y cayó en manos equivocadas. El día que debería haber tenido mi primera charla, vino un alma y me dijo que habían sido tres los involucrados en este plan y que se habían enterado del motivo por el cual no había viajado.
Verá, las charlas no se cancelaron, simplemente me reemplazaron por casetes para que la gente no quedara tan desilusionada. Por lo tanto, todo transcurrió como se había planeado anteriormente y las tres personas que planeaban atentar contra mi vida asistieron de todas formas a la conferencia como oyentes, y debido a esto dos de ellos se convirtieron. También descubrí que habían logrado llevar a cabo asesinatos anteriores que nunca se resolvieron. ¿No son geniales las almas? Salvaron una vida y convirtieron a dos personas perdidas sin haber nombrado, juzgado o acusado jamás a alguien de algo. Ese es nuestro deber cristiano.
—Si Dios perdona a los asesinos, ¿cuáles son, entonces, los pecados que nos hacen estar más tiempo en el purgatorio?
—Todos los pecados pueden ser perdonados excepto blasfemar contra el Espíritu Santo, pero los pecados que nos retienen un mayor tiempo sufriendo en el purgatorio son los pecados contra el amor: la hostilidad, la dureza de corazón y el divorcio. También la ausencia de una fe activa, cuando uno simplemente no desea creer y actúa en contra. Y la inmoralidad. En el pasado, la falta de fe era lo que requería más sufrimiento en el purgatorio, pero en la actualidad es la inmoralidad.
—Cuando una casa está, por decirlo así, embrujada ¿cómo sabemos si se trata de las almas del purgatorio o de algo demoníaco?
—Si se puede verificar que de alguna forma el hecho está relacionado con alguien que vivió allí anteriormente, se trata de un alma del purgatorio pidiendo oraciones. Sin embargo, si es algo realmente malo, violento, oscuro o incluso de mal olor, debe hacerse un exorcismo a ese lugar o en ese lugar. En ambos casos debe llevarse agua bendita para espantar a cualquier demonio. Si el fenómeno aún continúa se trata seguramente de un alma del purgatorio que necesita una misa, oraciones y buenas obras para avanzar en su camino.
—¿Puede Satanás atacarnos en el momento de la muerte?
—Sí, en algunos casos lo hace, pero también recibimos la gracia para resistirlo. Si un hombre no desea dejarlo entrar, entonces Satanás no puede hacer nada.
—¿Es entonces un pecado la a desesperanza?
—Sí, puede serlo, si alguien no tiene esperanza o confianza en absoluto. Verá, Dios siempre desea darnos esperanza, pero aceptarla queda de nuestra parte.
—Al principio, usted me dijo que las almas de los niveles más altos del purgatorio no pueden ser atacadas nunca más por Satanás. Sin embargo, aun los más santos de los que se encuentran con nosotros continúan siendo tentados hasta el momento de su muerte. ¿Podría explicar esto con más detalle?
—Una vez que la luz borra las manchas del pecado en las almas que se encuentran en el purgatorio, debido a su sufrimiento y a nuestras buenas obras por ellas, las tinieblas no pueden volver nunca más. La luz siempre vence sobre toda oscuridad en el purgatorio, mientras que aquí en la tierra la luz también puede ser derrotada por la oscuridad. Satanás hace uso de las manchas más pequeñas con el fin de que caigamos nuevamente en la oscuridad. El tamaño de las manchas está en relación con las gracias que recibimos de Dios, y los santos por supuesto han recibido inmensas gracias.
—Satanás parece tan poderoso a veces que hay quien podría preguntarse qué diferencia hay entre Satanás y Dios.
—Comprendo. Cada uno de nosotros puede elegir en cada momento ser un representante de Satanás o un representante de Dios. Debemos llamar y alcanzar a Dios en todo lo que hacemos. Y podemos hacer mucho para asegurarnos de que Satanás no nos alcance. Dios conoce nuestros pensamientos, Satanás no, excepto aquellos que él mismo puso en nuestras mentes. El diablo consigue mucho de su poder al escuchar nuestras palabras y observar nuestros actos; luego ataca
aquellas debilidades que ha descubierto en base a lo que ha escuchado y observado. El silencio siempre nos hace bien. Uno de los deseos de Dios es que nos mantengamos siempre conscientes de nuestra condición de pecadores y, por lo tanto, permanezcamos humildes y en silencio. Y sucede que cuando nos damos cuenta de la grandeza del silencio rápidamente comenzamos a escuchar a Dios. El silencio a solas con Dios es una excelente oración.
Solo la confesión impide a Satanás el conocimiento de nuestros pecados. Si durante un exorcismo una de las personas presentes tiene pecados no confesados, aquellas voces generalmente lo acusarán y lo harán correctamente, para vergüenza de todos. Sin embargo, si la persona se encuentra en estado de gracia, los demonios nunca podrán decir nada. Es correcto decir que somos nosotros quienes le damos derechos a Satanás. Dios es humilde, silencioso y bueno. Satanás es orgulloso, ruidoso y cruel. Tenemos que recordar siempre que fuimos hechos a imagen de Dios; por eso, consciente y constantemente debemos luchar para ser lo que Él quiere que seamos, junto a Él.
Una de las grandes mentiras de la época en la que vivimos es que Satanás no existe. Incluso hay sacerdotes que lo sostienen todavía, y otros dicen que las posesiones en la Biblia son solo enfermedades del cuerpo o de la mente, hoy en día reconocidas. Entonces se pueden estudiar, analizar, nombrar y controlar esos síntomas y ¡bingo! ¿ya no son obra de Satanás? ¡Qué ingenuos, superficiales, estúpidos y arrogantes pueden llegar a ser! Satanás se ríe tontamente, y nuevamente se llenan las camas de los hospitales. Llevemos sacerdotes santos, laicos santos y expertos, y observaremos simplemente cómo se libran de esos síntomas mil veces estudiados. Satanás gana cuando divide. Dios nos guía hacia la unidad en paz y libertad.
—María, ¿cuáles son las principales vías de entrada de Satanás en la sociedad occidental que pueden ser prácticamente desconocidas para muchos?
—Satanás se encuentra en todas partes hoy en día: en la Iglesia, en el derecho, en la medicina, en la ciencia, en los medios de comunicación y en el arte. Pero existe un lugar desde el que maneja la mayor parte del show: los bancos. Es la codicia de esta sociedad occidental lo que lo ha permitido y el único lo suficientemente poderoso para parar esto es Dios.
—Si Satanás odia tanto que recemos, ¿cómo intenta que nos apartemos de la oración?
—Para mantenernos alejados de la oración utiliza nuestro orgullo. Una persona que nunca ha rezado y no sabe nada de la oración se sentirá insultada si alguien le dice: "Rezaré por ti". Son personas engañadas para creer que están bien y, por lo tanto, que no necesitan de la oración de nadie. Esto es un engaño y una gran mentira. No existe ninguna persona en la Tierra que no tenga necesidad de la intercesión de los demás. La oración las acerca a Dios aun incluso sin que ellas mismas lo sepan. El poder de la oración es enorme, y rezar es el mejor gesto que podemos hacer por otra persona.


Del libro de Nicky Eltz, "Sáquennos de aquí" (entrevista a María Simma)