El Castigo no puede aplazarse porque se condenarían más almas



Reparad y ofreced sacrificios


Hijos míos: el refugio de mi Inmaculado Corazón se halla abierto para todos vosotros; en él encontraréis asilo, protección; en él os sentiréis seguros, convencidos que el enemigo no se atreverá a tocaros.


Reparad por tantas ofensas y sacrilegios que recibe Jesús en el Santísimo Sacramento. Reparad y ofreced sacrificios porque el pecado ha llegado al colmo de la desfachatez. La copa del Padre rebosa. Muy pronto desatará su justa cólera sobre toda la humanidad; os ha llegado el momento que todo se cumplirá. El castigo no podrá aplazarse más, porque muchas almas están en peligro de condenación. 


Muchas almas hieren el Sacratísimo Corazón de Jesús con su iniquidad. 
Muchas almas han llegado al tope del descaro, muchas almas han abierto las puertas a la tentación, muchas almas abusan de la misericordia de Dios; muchas almas irán a parar al infierno porque no cumplen con los mandamientos, hacen de su vida un carnaval, una fiesta; muchas almas huelen a podredumbre, porque nada bueno hay en sus corazones; muchas almas retan al Señor, postergando para mañana su conversión. Muchas almas se han hecho cómplices del mismo demonio.

Hijos amados: os quiero recordar, por última vez, parte del mensaje que Jesús dio al Padre Pío en 1950: gran parte de la humanidad será destruida, como los habitantes de Sodoma y Gomorra, porque no han acogido el mensaje liberador de Jesús, se han apartado de su lado, andan por el camino que las llevará a la perdición.


Hijos amados, cuando veáis alteraciones en el sol, en la luna, y en las estrellas: estad preparados, porque muy pronto se dará inicio a las 72 horas, profetizadas en las Sagradas Escrituras; horas que partirán de una noche fría, noche en la que soplará el viento; noche en la que se escuchará el tronar de los rayos, noche en la que caerá una lluvia persistente de fuego; noche en la que el viento esparcirá, por toda la tierra, gases venenosos; noche en la que debéis tapar puertas y ventanas para que no veáis la guerra desatada entre el Cielo y el Infierno, porque si miráis: pereceréis súbitamente; noche en la que debéis
arrodillaros frente a un crucifijo y pedir la protección celestial; noche en la que debéis orar, postrados o con los brazos en cruz, pidiendo mi protección Maternal; noche en la que las almas que estén en estado de gracia y pidan mi amparo, nada les sucederá; las almas inocentes y buenas que mueran, serán tomadas como mártires; noche en la que debéis encender una vela bendita y rezar el Santo Rosario y la coronilla de protección: 

Quién como Dios nadie como Dios, orando con vuestra mente y con vuestro corazón; noche en la que debéis guardar los animales, ellos también son hechuras de Dios; noche en la que muchos morirán de miedo, de desesperación; noche en la que los malvados serán aniquilados; noche en la que los elegidos no deberán dormir. 

Hijos carísimos: una vez pasadas las 72 horas: el sol reaparecerá. Reinará una gran paz. Jesús será amado, adorado y glorificado. La Iglesia vivirá humildemente y practicará las virtudes de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. No existirá divisiones, todos vivirán en el santo temor de Dios. “Mas en orden al día y a la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre”. (Mateo 24,36).

Comprended que: os ha llegado la hora, ya no hay tiempo para las diversiones, el poco tiempo que os queda es para orar, hacer penitencias, ayunos, mortificaciones.

Volved vuestros ojos y vuestro corazón al Señor. Él os espera para perdonaros, para purificaros y limpiaros en los Ríos de la Gracia.

Dejad las cosas del mundo, convertíos enteramente a Dios.
Orad, orad porque todos los acontecimientos profetizados en la Salette, Fátima y Akita están próximos por cumplirse totalmente.


Orad, orad porque la astucia de satanás ha sembrado confusión en todo el mundo; confusión que lleva a la perdida de la fe; confusión que lleva a los hombres tras los cuentos, tras las fábulas.


Orad, orad para que mis últimos mensajes se extiendan por toda la tierra, mensajes esperanzadores, mensajes que habrán de tocar los corazones de los hombres llevándolos a la conversión.


Orad, orad para que la humanidad entera se consagre a mi Inmaculado Corazón. Corazón que es refugio seguro en este final de los tiempos. Corazón que arde en la llama de Amor Santo para todas las creaturas. Corazón que os fortalecerá cuando sintáis miedo. Corazón que es oasis de paz cuando os sintáis inquietos.



Enero 4/2010 La Virgen a Agustín del Divino Corazón