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Los obispos austriacos no sólo suspendieron todas las misas sino también todas las confesiones.
En una declaración del 20 de marzo, pretenden tener el poder de "dispensar" a los fieles de su confesión de Pascua.
Cancelaron todas las confesiones programadas. A los fieles se les permite contactar con los sacerdotes sólo por "razones graves".
Los obispos aconsejan a los que se confiesan regularmente "suspender temporalmente esta práctica".
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Comentario: Esta misma mañana, en una de las pocas iglesias que permanecen aún abiertas por varias horas, he sido testigo de esto: una penitente ha pedido confesarse y el cura le ha puesto varias excusas, aludiendo a las leyes civiles (distancias...), para al final decirle que sólo confiesa en casos graves. ¿Se refiere a los que están muriendo? Si, precisamente, los infectados mueren solos ya que no se les permite acceder a un sacerdote en sus últimos momentos.
Y si a mí me ha causado dolor esta negativa disimulada, mucho más a ella. Pensemos que para llegar a la iglesia caminando tenemos que desafiar a la policía que fácilmente puede pararte (y te para) y si no explicas o llevas contigo el artículo 11 del Estado de Emergencia que ha dictado el gobierno español y que permite acceder a los templos, te expones a una cuantiosa multa. Ya vamos con el miedo en el cuerpo para que encima el sacerdote nos ponga pegas y nos deprima todavía más con su prudencia demasiado humana.
El perjuicio que pueden causar estos pastores, aún los mejores, es incalculable ya que tienen más miedo a contagiarse que a sufrir el reproche de Dios y dejan a las almas sin el consuelo de sentirse perdonadas y sin la gracia del Sacramento.
Desde luego les falta mucho para llegar a ser `otros cristos´ y tener su Corazón amabilísimo.
María Ferraz