3 místicas y sus ángeles



MARÍA LATASTE (1822-1847) fue una gran mística francesa. Ella escribe: Existe la más íntima unión entre los hombres y ángeles, y debe ser una unión para siempre. Dios ha creado al hombre y lo ha confiado a la custodia de los ángeles. Los ángeles permanecen a su lado. Todos los hombres tienen un ángel custodio por voluntad del Padre del cielo... Los ángeles alejan de nosotros los males del cuerpo y del alma, luchan contra nuestros enemigos y nos incitan a obrar el bien, llevan nuestras oraciones a Dios y escriben nuestras buenas acciones en el libro de la vida. Rezan por nosotros y nos acompañan hasta nuestra muerte y después de ella hasta que lleguemos al cielo. Nuestro ángel nos seguirá siempre por todas partes, cada día de nuestra vida, y nos presentará ante Dios al final de nuestra existencia31.

La BEATA ANIELA SALAWA era una humilde empleada de hogar de una familia polaca. Durante los últimos meses, antes de su muerte, ocurrida el 2 de marzo de 1922, recibió muchas consolaciones de su ángel guardián. Ella era muy devota de Jesús Eucaristía y todo el tiempo libre de que disponía, lo aprovechaba para ir a visitar a Jesús a la iglesia más cercana. En la tarde del 15 de junio de 1921, se fue a la iglesia de san Nicolás, cuando el sacristán estaba para cerrar la iglesia. Él le dijo que se apresurara, pues tenía que cerrar. Ella fue a un lugar discreto, a la capilla de santa Ana. Cuando el sacristán llegó para decirle que ya era hora de salir, no la vio por ningún sitio; revisó 29
bien toda la iglesia y no la encontró. Pensando que había salido, cerró la puerta y se fue a su casa.

A la mañana siguiente, dice él, miro bien a ver si hay alguien dentro de la iglesia antes de abrir y no veo a nadie. Y, cuando voy a abrir la sacristía, encuentro a Aniela, arrodillada delante del Santísimo Sacramento cerca de la imagen de san José. Ella estaba radiante y parecía en éxtasis. Yo me pregunté por dónde había entrado32.

Aniela escribió en su Diario, escrito por obediencia a su director espiritual, lo que pasó aquella noche. Simplemente que le había pedido a su ángel guardián que la hiciera invisible para poder quedarse toda la noche a adorar a Jesús sacramentado. Y el ángel la había hecho invisible a los ojos del sacristán. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1991.

LA SIERVA DE DIOS MARÍA DE LA PASIÓN TARALLO (1866-1912) tenía mucha familiaridad con su ángel. Él rezaba con ella y la ayudaba, sobre todo, cuando a causa de sus muchas enfermedades y sus estigmas, no podía desplazarse y debía participar en la recitación del Oficio divino. Una religiosa de su Comunidad escribió: Una noche, la sierva de Dios iba al coro para la recitación de los maitines. El corredor y las escaleras estaban muy oscuros. Pero yo vi una luz extraordinaria que la precedía hasta que llegó al coro. Yo le dije: Hermana, ¿tú caminas así, sin luz, por la noche? ¡Te puedes caer! Ella me respondió con simplicidad: no tengas miedo, nosotros tenemos a nuestro lado un ángel guardián, que nos cuida. Yo le dije: ¿Qué era esa luz que te precedía por el claustro? Ella se limitó a sonreírme. Yo me convencí de que era su ángel guardián, que le acompañaba y le ayudaba en todo momento33.



Del libro del padre Ángel Peña sobre los ángeles



  1. 29  Molinaris M., Florecillas de Don Bosco, Madrid, 1978, p. 45.
  2. 30  Carta 140.
  3. 31  Darbins Pascal, Vie et oeuvres de soeur Marie Lataste, Ed. Tequi, Paris, 1974, p. 15 ss.