Consejos y ayudas de las almas del Purgatorio (María Simma)




—María, ¿las almas del purgatorio les dan algún consejo o indicación a sus familias?
—Sí, lo hacen. Durante 1954, lo comprobé en varias ocasiones; las almas me daban su fecha de fallecimiento y la ciudad en la que habían vivido. Me pedían que dijera a su familia que arreglaran algo. Generalmente se trataba de una herencia distribuida injustamente o en contra de la voluntad del difunto.
Hay otro caso que me viene a la memoria en este momento; un alma me pidió que le dijera a su hijo, un sacerdote que vive justo cruzando el valle allí abajo, que pusiera nuevamente el reclinatorio para comulgar. Primero le di esa instrucción a través de un conocido suyo, pero él dijo: "¡Oh, díselo tú misma; te creerá más a ti que a mí!". Así lo hice y le escribí. Pero hasta hoy el hombre no ha seguido ese consejo. En mi opinión, el sacerdote es una buena persona, pero simplemente tiene miedo de hacer caso a lo que se le dijo.
—¿También nos guiarán del mismo modo si rezamos y hacemos buenas obras por ellas?
—Sí. Simplemente confíe y dé el primer paso para ayudarlas.
—¿Hay alguna entidad o grupo, por ejemplo organizaciones gubernamentales, grupos sociales o fraternidades que hayan intentado debilitar su testimonio, atacarla o detenerla en alguna forma?
—Bueno, si lo han intentado no han conseguido nada. Sí, de hecho, una vez sucedió, pero me enteré más tarde. Durante un tiempo tuvimos un policía un poco difícil en esta zona. Había oído en los bares cosas sobre una señora que vivía en la montaña y que decía que veía y hablaba con fantasmas y que lo hacía a diario. ¡Y no quería escuchar semejantes cuentos en sus bares! Así que junto a otra persona decidieron visitarla con el fin de decirle que se callara. Vinieron hasta aquí en un gran automóvil, luciendo sus uniformes más lujosos, se detuvieron allí abajo en el restaurante y recorrieron el resto del camino hasta mi puerta. O, al menos, casi hasta mí puerta, puesto que a un par de metros frente a ella se detuvieron de manera repentina. ¡No podían dar un paso más! Intentaron avanzar de nuevo, esta vez inclinando sus amplias espaldas hacia adelante, y otra vez los detuvo algo que no podían ver. No insistieron más. Se rindieron, regresaron al pub del restaurante, pidieron una cerveza bien grande ¡y no hablaron nunca más del tema! Una vecina mía los vio y al día siguiente me dijo: "María, vi que ayer tuvo una visita importante". "¿Quiénes? Ayer no tuve visitas". Entonces me enteré al detalle de lo que había pasado.
—¿Qué indicaciones, si las ha habido, le han dado personalmente a usted las almas del purgatorio?
—Me pidieron que no saliera de casa durante más de cinco días seguidos, debido a todo el correo que recibo.
—¿Le ha sucedido que hayan venido hasta usted personas con intenciones sospechosas? Y si es así, ¿cómo se las arregló? ¿O las almas le habían advertido con anterioridad?
—Trato de recibir a todos, pero sí, en algunos casos me han advertido que no diera un largo testimonio. Si vienen por curiosidad, entonces no hablo mucho. Me ha pasado una vez que vinieron con intenciones dudosas y la voz simplemente no me funcionaba. No podía hablar libremente como lo estamos haciendo ahora. Ellos me decían: "¿Por qué no nos cuenta más?". Y lo único que les podía contestar era: "¿Por qué no me hacen más preguntas?". Esto ha ocurrido muy pocas veces.
—¡Bueno, yo estoy muy contento y agradecido de que haya estado hablando conmigo durante tantas horas! ¿Le preguntó a un alma del purgatorio antes de que yo me presentara si mis intenciones eran buenas?
—No, no lo hice; pero si sus intenciones no hubieran sido buenas, ¡se habría aburrido rotundamente! (risas).
—¿Es cierto que nos llevamos con nosotros todo lo que aprendemos aquí en la tierra?
—Sí, es cierto.
—Si es así, ¿existe alguna prueba de que las almas del purgatorio nos ayudan con lo que han aprendido mientras estuvieron aquí? Por ejemplo, si una costurera necesita ayuda ¿sería mejor que les pidiera específicamente a las costureras del purgatorio que la ayudaran?
—Sí, existen pruebas de ello. En el caso de que necesitásemos ayuda rápida durante un posible accidente automovilístico las posibilidades son muy buenas si el alma que ayuda sabe algo sobre coches en vez de hacer punto.
Conozco el caso de un hombre de esta zona que tenía que hacer contrabando con mercancías con frecuencia a través de la frontera durante la guerra. Siempre pedía a los agentes de aduana del purgatorio que lo ayudaran a cruzar sin que lo apresaran. No le pillaron ni una sola vez en muchos años, pero lo que pasaba de contrabando eran para gente buena: Biblias y otros artículos religiosos. Un traficante de drogas, de dinero o de armas no debe intentar que las almas del purgatorio le ayuden a hacer su trabajo. Nunca nos ayudan cuando tenemos malas intenciones.
—¿De qué otra manera pueden guiarnos las almas del purgatorio?
—Le podemos pedir a un alma del purgatorio que nos guíe espiritualmente, y nos sería de gran ayuda en el caso de que no tuviéramos acceso a un buen sacerdote y nos sentimos solos. Si es así, nos ayudará. Sin embargo, cuando me he enterado de que esto ha ocurrido nunca supe realmente
[36] cómo pasaba, pero las almas del purgatorio dicen que ocurre .
—¿Pueden las almas del purgatorio protegernos de manera que disminuya nuestro libre albedrío?
—Sí, en cierto modo, pero solo de forma positiva. Pueden intervenir e impedirle a alguien que alcance una botella, que conduzca demasiado rápido o cualquier otra cosa que podría ponernos en peligro. Ciertamente podrían ayudar a los fumadores a dejar de fumar más fácilmente que si lo intentaran sin su ayuda.
Probablemente este sea un buen momento para que haga una breve referencia al libre albedrío. Cuando nos ayudan a combatir un hábito malo, nuestra voluntad es más libre y no más limitada. Nunca actuamos libremente cuando somos tan débiles como para pecar o para caer bajo una dependencia. Al elegir algo que nos obliga o controla, en primer lugar debemos cambiarlo y darle brillo para poder mentirnos a nosotros mismos diciendo que, después de todo, está bien y es bueno. Esta distorsión no nos hace libres. Solo seremos libres en el Cielo para concentrarnos completamente en el Bien absoluto, nuestro Dios.
—¿Me podría dar un ejemplo de cómo un alma del purgatorio libró o protegió a alguien?
—Sí. Pero se trataba de otro tipo de ayuda.
Un joven estaba buscando una esposa buena y santa. Tenía a una chica en mente y la visitaba de vez en cuando. Cada vez que iba a su casa, había un hombre fuera, a un lado, que le decía: "No vayas allí, no serás feliz con ella". Las primeras veces lo ignoró y siguió visitándola. Pero luego, la tercera o cuarta vez se detuvo y miró más de cerca a ese hombre. Era su propio padre que había muerto varios años antes. Entonces sí que prestó atención y fue a buscar esposa a otra parte. En este caso le libró y protegió de futuros problemas.
También existe otro caso. Conocí a una chica que intentó repetidas veces entrar en un convento. Pero por diferentes razones siempre la rechazaban. Se acostumbró a sentarse en un bello lugar junto a un lago para poder alcanzar la paz con Dios. Un día se dirigía allí y de pronto escuchó una voz muy cercana que le dijo: "Detente, regresa". La ignoró y no se detuvo. Nuevamente la voz dijo: "¡Regresa!". Continuó andando hasta que sintió que dos manos tiraban de ella hacia atrás. Esta vez no siguió avanzando. Más tarde le contó a un psicólogo creyente lo que le había sucedido, y este le dijo: "Lo entiendo perfectamente, porque en el estado en que se encontraba, el agua podría haberla cautivado fácilmente y podría haberse caído o haberse arrojado a ella aún sin darse cuenta, y probablemente se hubiera ahogado".
Y aquí le cuento otra historia graciosa sobre la protección de bienes. Un muchacho que vive cerca de aquí, conocido como Hans, se despertó una noche al escuchar una voz que le decía que fuera al granero. Se dio la vuelta y la ignoró. Nuevamente: "Ve al granero". Quizá fue a la tercera cuando por fin obedeció. Salió y miró a su alrededor. Todo estaba en orden y pensó: "Qué extraño. ¿Qué debo hacer? Me sentaré y esperaré un poco". Al rato, vio cómo se abría la puerta y entraba un extraño. Hans permaneció callado y escondido. El extraño se dirigió directamente a la pocilga, se metió dentro y se llevó dos de los lechoncitos. Entonces lo comprendió todo. ¿Se da cuenta? Había sido la voz de su padre. Hans saltó y persiguió al hombre, y al hacerlo, logró que el ladrón soltara a los cerdos al escaparse por la puerta.
Ellas conocen exactamente nuestro mundo y nuestra situación en él, y por lo tanto nuestras peticiones deben ser tan variadas como lo es nuestra vida.
—Usted dice que siempre nos protegen de alguna manera, pero ¿nos protegen más cuando rezamos más a menudo por ellas?
—¡Oh, sí, mucho más! Uno podría decir que de esa forma tienen nuestra autorización. Cuando comenzamos a rezar por ellas la respuesta llegará muy rápido. Necesitan tanto de nuestra atención que harán lo imposible para que nos demos cuenta de que son ellas quienes nos están llamando. Cuando les pido una ayuda específica para algo, digo: "Ayudadme con esto o aquello y yo ofreceré una misa extra la próxima semana. Si no lo hacéis, no ofreceré la misa". Pensará que esto es intentar negociar con Dios o amenazarlo; pero yo no creo que sea así por la simple razón de que la oración no está sujeta a tiempo o espacio. Si la intención de hacerlo es honesta, entonces la intervención de las almas y el tiempo en que intervienen no puede medirse desde nuestro punto de vista con respecto al tiempo. Inténtelo, notará que las almas se pondrán en gran actividad.
—¿Pueden devolvernos los objetos que hemos perdido?
—Sí, también pueden, y tengo un muy buen ejemplo al respecto. Hace dos años una hermana religiosa muy piadosa de la Comunidad de las Bienaventuranzas, que vive permanentemente en Medjugorje, acompañó a Vicka, una de las videntes, a un viaje por Francia para dar unas conferencias. El viaje fue rápido y agitado, y mientras viajaban, la hermana Emmanuel -este es su nombre- llevaba un bolso de viaje con mucho dinero dentro. Habían reunido ese dinero para pagar el alquiler de las habitaciones de los lugares donde estaban programadas las charlas. Generalmente compartían la misma habitación, y una mañana temprano, un par de minutos antes de que tuvieran que partir a su próxima reunión, el bolso no aparecía. La hermana Emmanuel sabía perfectamente dónde lo había dejado el día anterior, pero por supuesto, no podían demorar la partida puesto que miles de personas estaban esperando para ver y oír a Vicka. Debieron partir entonces sin el bolso. Sin embargo, antes de salir la hermana Emmanuel le pidió a la dueña del lugar que revisara la habitación, y si fuera necesario toda la casa, puesto que era mucho dinero y ya estaba comprometido. El viaje continuó y el bolso no aparecía en ninguna parte de la casa. Vicka volvió a Alemania y la hermana Emmanuel regresó a Medjugorje todavía muy angustiada por la pérdida del
bolso. Y como se sentía responsable, al llegar al pueblo le pidió a las almas del purgatorio: "Encontrad ese bolso por nosotras y ofreceré una novena de misas".
Al cabo de solo tres días llegó una carta a la secretaría parroquial proveniente de la dueña de la casa donde habían dormido esa noche en Francia. Decía: "Acabamos de encontrar el bolso, y todo el dinero se encuentra en él sin que falte nada. ¡Estaba en el mismo lugar en que nos dijo que lo había visto el día anterior!".
Esto no me sorprende lo más mínimo. Una novena de misas lleva a muchas almas al Cielo. Me lo contó la hermana Emmanuel cuando me visitó y me dejó una pregunta para hacérsela a un alma: "¿Fue un alma del purgatorio la que nos devolvió el bolso con el dinero perdido durante el viaje de Vicka a Francia?". Más o menos un mes más tarde recibí la respuesta: "Sí".
—Entonces, ¿es posible que el bolso haya ido flotando, por decirlo así, hasta ese preciso lugar?
—Para Dios todo es posible, pero yo diría que las almas del purgatorio le hablaron al ladrón en el subconsciente para que devolviera el bolso. Y fue esa presión en su conciencia lo que resultó intolerable al "buen ladrón". Pero si fue el ladrón quien volvió a entrar en la casa en secreto para devolver el bolso en el mismo lugar donde lo había encontrado o si tenía acceso libre a la casa, debo admitir que es realmente un misterio. No importa cómo ocurrió, las almas del purgatorio recibieron las nueve misas de la hermana Emmanuel y nunca se negarán a rezar y actuar por ella.
—¿Conoce algún caso similar de protección que sería significativo para un número mayor de gente?
—¿Para un número mayor de gente? Sí. Esto debería ser significativo para todo el mundo. Las almas me dijeron que ayudaron a apagar el incendio de la central nuclear de Chernobyl y recientemente me enteré de que ayudaron a acortar la guerra del Golfo. Lo hicieron porque había mucha gente que estaba rezando.
¡No existe nada en lo que no puedan intervenir por nosotros! Salvaron gran parte del pueblo vecino, arriba en la montaña, en 1954, un año terrible debido a las avalanchas. En todo este valle, perdieron la vida más de 75 personas a causa de los aludes. Blons fue casi destruida en su totalidad, pero allí arriba, en el pueblo de Fontanella, intervinieron las almas porque había una señora postrada en cama que durante treinta años ofreció todas sus oraciones y sufrimientos por el bien de la parroquia. Se podría decir entonces que fue ella la que realmente salvó todas esas casas y tantas vidas. Cuando los expertos observaron lo que había ocurrido a la mañana siguiente, notaron que algo muy poderoso, más poderoso que el propio alud, había detenido su recorrido.
Eso es lo que pueden hacer, así que es una gran pérdida si no les pedimos cada día su protección. Por favor, ¡nunca se olvide de ellas!
—Si nosotros podemos pedirles que nos protejan aquí, ¿podemos pedir a las almas del nivel más alto que vayan al nivel más bajo para proteger a las almas que se encuentran allí?
—No, eso no. La razón es que únicamente conocen y actúan por lo que se encuentra delante de ellas. Ellas buscan y anhelan la luz de Dios y se dirigen solamente hacia Él. Debemos pedir a san Miguel y a los demás ángeles que protejan y ayuden a las almas que se encuentran en los niveles más bajos del purgatorio.
—¿De qué otra forma nos pueden ayudar?
—Yo creo que su ayuda solo está limitada solamente por nuestra imaginación, siempre y cuando nuestra imaginación sea santa y buena. Nunca nos ayudarán a lograr algo que sea contrario a la voluntad de Dios. Y, por favor, no pierda la esperanza si en ocasiones la ayuda no resulta claramente evidente. No se olvide que para cada cosa que hacen deben pedirle permiso a Jesús a través de su Santísima Madre. Y como todos sabemos, el plan de Jesús para nosotros no siempre está de acuerdo con nuestros deseos, aun cuando estos sean buenos. Por otro lado, su trabajo pasa generalmente desapercibido porque la paz que nos llega por su protección es generalmente silenciosa e invisible.
Por ejemplo, usted se encuentra cruzando la calle con el semáforo en verde para los peatones. Mientras, un coche se dirige hacia el cruce pero lo que usted no sabe es que el conductor se ha quedado dormido. Puede ocurrir que un alma del purgatorio despierte al conductor rápidamente y de este modo se detenga sin que usted se dé cuenta de nada. Le han salvado la vida y sin embargo nunca lo sabrá. ¡Con tanta frecuencia trabajan por nosotros y no notamos nada!
—¿Podría contar otra historia que involucre, por así decirlo, ayuda en general en vez de protección espiritual o física?
—Esto sucedió en Francia. Una señora había prometido hacer una ofrenda durante la misa por las almas del purgatorio una vez al mes. Era una mujer humilde y piadosa que trabajaba de empleada doméstica en casas grandes. Sucedió que perdió su empleo y estuvo sin trabajo durante más tiempo del esperado. Ya casi se había quedado sin dinero y un día, cuando salía de misa, se dio cuenta de que todavía no había hecho la ofrenda de ese mes; al tener poco dinero, se le presentaba un verdadero problema. Si hacía la ofrenda se quedaría sin un céntimo en un par de días. Entonces dudó. Pero confió en Jesús y supo que Él no la abandonaría por estar con problemas de dinero. Se dirigió al sacerdote y, como siempre, hizo la ofrenda de una misa por las almas del purgatorio. Luego se fue a su casa. Mientras salía de la parroquia, un hombre de buen aspecto y bien vestido, alto, se dirigió a ella y le dijo que había escuchado que necesitaba trabajo. Ella asintió pero se preguntaba cómo podría haberse enterado. El hombre era amable pero convincente, y le dijo que fuera a determinada calle y que llamara a la tercera casa de la derecha. Así lo hizo, todavía un poco insegura. Encontró la casa y de inmediato le gustó lo que vio. Llamó a la puerta y le abrió una señora mayor, muy simpática, que la dejó entrar con alegría cuando supo que buscaba trabajo y que tenía experiencia como empleada doméstica. No les llevó mucho tiempo llegar a un acuerdo sobre el trabajo y ambas estaban muy contentas y aliviadas de haber encontrado una solución a sus necesidades. Sucedió entonces que mientras la recién llegada se paseaba por el amplio y elegante living, vio una fotografía enmarcada sobre la repisa de la chimenea. ¡Era el hombre que unos minutos antes había hablado con ella a la puerta de la iglesia! "Señora", preguntó, "¿quién es el hombre de esta fotografía?". "¡Oh!", dijo la señora mayor, "ese es mi hijo, Henri, que murió hace cuatro años".
—Si conocemos a alguien, por ejemplo, que de niño sufrió mucho a manos de sus padres o a causa de la sociedad, ¿podrá un alma del purgatorio protegerla de los constantes ataques que Satanás le hace a través de esas heridas todavía abiertas hasta que pueda reconocerlas y acudir a un sacerdote o a un especialista apropiado?
—Definitivamente. Y las almas también pueden guiar a ese hombre o mujer a la persona indicada. Conozco casos en que eso es precisamente lo que ocurrió y luego las almas del purgatorio me contaron que ellas habían sido las que habían intervenido y ayudado.
—¿Qué sucede si alguien les pide ayuda para algo no completamente bueno? Usted dijo anteriormente que no ayudaban en esos casos.
—¡No, no! Si alguien les pide ayuda con malas intenciones, nunca son ellas las que ayudan, si es que la persona recibe algún tipo de ayuda. Solamente Satanás ayudará a alguien con malas intenciones. Y recuerde que Satanás también puede simular las actividades de las almas del purgatorio.
—¿Conoce algún caso en el que un alma se haya aparecido a alguien que luego le haya pedido que lo ayudara con algo inapropiado?
—Bueno, sí. Una vez, durante un gran accidente automovilístico, tres almas se le aparecieron al conductor diciéndole: "Ahora vas a ayudarnos tú". Ellas lo habían mantenido en su lugar puesto que el coche había dado al menos una vuelta de campana, y el conductor pudo salir del coche por su propio pie y sin ningún rasguño. Cuando se dio cuenta de que habían sido ellas quienes le habían protegido de la muerte, quiso obtener más ayuda con los papeles del seguro, y asistió a algunas misas por ellas, pensando que también le ayudarían con esto. Pasado un tiempo, al no cobrar ni un céntimo por el coche siniestrado, aquella persona se dio cuenta de que las almas no le estaban ayudando en ese tema. Se enfadó y parecía no entender por qué no le habían prestado auxilio. Pero lo que había pasado era que no le había dicho toda la verdad a la compañía de seguros y había declarado algunas mentiras acerca del accidente. Su deshonestidad no le hizo ganar nada salvo más problemas.