Cura multado por bendecir la ciudad (Italia)


"Me multan por bendecir la ciudad, pero no pagaré: quieren castigar a la Iglesia."

Entrevista con el párroco multado por la procesión con el Crucifijo: "Un acto de bendición a la ciudad, conmigo sólo había un ayudante a distancia, sin embargo los Carabinieri me quitaron los documentos y me pusieron una multa de 400 euros", dice Don Domenico Cirigliano, párroco de Rocca Imperiale. "El alcalde me ha ordenado una cuarentena de 14 días. Pero no pagaré la multa, quieren castigar a la Iglesia". 

El derecho de culto en peligro entre la anarquía y la persecución.

El párroco de la Santissima Annunziata, Don Domenico Cirigliano, fue flanqueado primero por dos carabineros y luego recibió la multa de 400 euros que, con la fórmula habitual, se reduce a 280 si se paga dentro de cinco días, como si fuera una infracción de estacionamiento. 

La procesión se hizo con el milagroso Santo Crucifijo la que derramó sangre en el siglo XVII.

"Precisamente era 1691: el crucifijo derramó sangre y en virtud de este milagro, desde ese día, cada 30 de marzo una procesión con la madera sagrada serpentea desde la iglesia a través de las principales calles del pueblo", explica Don Domenico a la BQ Nuova mientras nos muestra el acta.

-Don Domenico, ¿cómo que no pagará la multa?
-No lo pagaré, simple. Ni siquiera he firmado el acta, si es por eso.
-¿Por qué no?
-Porque es sólo una forma de castigar a la Iglesia.
-¿Ha advertido al obispo?
-Sí.
-¿Y qué le dijo?
-Que llamará al alcalde.
-¿Qué sentido tiene?
-El alcalde me entregó un informe prohibiéndome salir de la casa durante 14 días.
-Entonces, todo comienzó el 30 de marzo...
-Así es. Al no poder hacer la procesión que hemos hecho durante más de tres siglos sin perder un año, advertí a los feligreses que pasaría por las principales calles del país bendiciendo con el Crucifijo.
-¿Y los feligreses?
-Esos jóvenes me ayudaron con Whatsapp e hicieron un poco de tam tam. La gente era feliz, abrían las ventanas y puertas de la casa.
-¿Y luego qué?
-El 30 de marzo a mediodía recibí una llamada de un chico de la parroquia que me dijo que el "vigilante V*** dijo que no saliera con la procesión".
-¿Vigilante V...?
-Es un oficial que tenemos aquí. De todos modos, le expliqué que no era una procesión, que estaba solo, sólo había un feligrés conmigo, a distancia y con una máscara. Y luego el objetivo es proteger a la ciudad del Coronavirus. 
Alrededor de las 5 de la tarde, salí y me flanquearon dos carabinieri pidiéndome los papeles.

Les dije que mis manos están ocupadas porque tenía el crucifijo. No puedo ponerlo en el suelo, les dije. "Cogelos tú mismo". Y hurgaron en mi bolsillo.

-La procesión continuó, la gente saludaba el crucifijo desde lejos, se emocionó, enviaba besos y rezaba. Pero cuando regresé...
-¿Qué?
-Todavía había carabineros delante de la iglesia. Esperé a que me devolvieran mi tarjeta de identificación y me notificaran la multa.
-400 euros...
-Eh... que no voy a pagar. No la firmé y la dejaron en la mesa de la iglesia.
Sí, pero ¿qué hay del informe?

Por ahora aceptemos esta prueba que nos envía el Señor, luego veremos qué obtiene el obispo. Pero hay tanta amargura. Saqué el crucifijo para bendecir a todo el pueblo, a todos los habitantes de Rocca Imperiale, incluidos los Carabinieri y el alcalde. Es el Crucifijo el que debe protegernos. En cambio parece que quería hacer un evento personal... No me parece justo ni respetuoso (hacer eso con) un ministro de Dios.



Extracto de:
https://lanuovabq.it/it/andrea-zambrano