Pronto, Dios aceptará su último sacrificio por el bien de la Santa Iglesia y las ovejas



Manaus-AM a Edson Glauber

¡Paz para tu corazón!

Hijo mío, reza mucho y haz rezar, porque la oración puede cambiar todo en el mundo. Un corazón lleno de fe y confianza en Dios obtiene todo de su Amor Divino.

Reza por el Pastor, el Gran Pastor. Pronto, Dios aceptará su último sacrificio por el bien de la Santa Iglesia y las ovejas. Como mi Hijo Jesús les dijo: el Buen Pastor es el que da su vida por las ovejas.

Tres santas interceden ante el Trono de mi Hijo, apoyando al Pastor en su sacrificio: Santa Gemma Galgani, Santa Catalina de Siena y Santa Verónica Giuliani. Estas tres santas tienen, por orden divina, por mis peticiones y por San José ante el Señor, un papel importante en estos tiempos difíciles y dolorosos.

Que todos pidan su intercesión y Dios pronto dará a la humanidad otra oportunidad y sus lágrimas de dolor, hijos míos, serán cambiadas por lágrimas de alegría. Reza y confía.
¡Te bendigo!

Cuando Nuestra Señora dijo la parte del mensaje: el buen pastor es el que da su vida por las ovejas, oí decir al mismo tiempo las palabras "el verdadero pastor" (NT: BXVI). También entendí que las tres santas que mencionó en el mensaje, tres santas italianas, interceden por la Santa Madre Iglesia, que está en Italia y en otras partes del mundo. 

Estos santos son el modelo para cada uno de nosotros, porque supieron meditar y honrar la Pasión de Jesús, hasta el punto de sufrirla en sus vidas, recibiendo en sus cuerpos, unidos al amor de Jesús, los estigmas de la Pasión, para ayudar al Señor a reparar los pecados cometidos en la Santa Iglesia y en el mundo, y hoy están al lado del gran pastor, que se ofreció a sí mismo a Dios para la salvación de la Santa Iglesia y de la humanidad de este virus mortal, ayudándole en su último sacrificio, como víctima de expiación, aceptada por Dios. 

Ofrezcamos todos, unidos a él, nuestras oraciones, sacrificios y penitencias, ofreciendo al Padre Eterno los méritos del Cordero Inmaculado, para expiar nuestros pecados y los del mundo entero, pues en la situación actual en la que nos encontramos, sólo tenemos la palabra de Dios en el corazón, la Cruz y el Rosario en las manos, como medio para ofrecer reparación por los pecados del mundo y pedir perdón y misericordia para todos desde el Corazón de Jesús.



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