Experiencias de san Felipe Neri con el diablo

San Felipe fue atormentado diariamente por el diablo, pero fácilmente lo expulsaba con la ayuda de la Virgen María. 
Dios lo favoreció con el don de la profecía, milagros y visiones frecuentes. 

San Felipe Neri fue un sacerdote santo durante el siglo XVI que fue ampliamente conocido por su santidad. Después de su muerte, la eficacia de su ministerio le valió incluso el título de "Segundo Apóstol de Roma", lo que demuestra lo mucho que influyó positivamente en la ciudad.
Sin embargo, su actividad no pasó desapercibida para su más feroz enemigo, el diablo.

Satanás intentó con todas sus fuerzas tentar o asustar a San Felipe para que abandonara sus actividades apostólicas.

Por ejemplo, Pietro Giacomo Bacci explica en su libro La vida de San Felipe Neri: "Tan amargo era el odio del diablo hacia Felipe, que siempre que rezaba o realizaba alguna acción de carácter religioso, casi siempre se esforzaba por molestarle o fastidiarle".

La persona promedio puede haberse asustado por tales ataques, pero San Felipe mantuvo la calma y supo exactamente qué hacer.

Una noche, cuando el Santo estaba rezando, se le apareció con un aspecto terrible para asustarlo, pero al llamar Felipe a su ayuda a la Reina del cielo, el malvado desapareció instantáneamente. Otra vez, cuando el Santo se había retirado a una especie de plataforma en su habitación, el demonio, no pudiendo hacerle ninguna otra travesura, salpicó sus ropas con barro; otra vez trató de herirlo haciendo caer un tablón sobre él; y cuando el Santo estaba enfermo, el demonio solía apagar a menudo la luz de la habitación.

Estos episodios ocurrían con regularidad, pero no le disuadían de perseguir la santidad. En cambio, sabía exactamente cómo derrotar al diablo.

Muchas veces Felipe decía: "El diablo trató de asustarme anoche, pero me encomendé a la Santísima Virgen y ella me liberó".
No confiaba en su propia fuerza y poder, sino en la de Dios, especialmente a través de la intercesión de la Virgen María.

Esto se correlaciona con las experiencias de los exorcistas, que han dicho repetidamente cómo el diablo odia a la Virgen. Ella es el máximo ejemplo de fidelidad a Dios y es una espina en los planes del diablo.


P Kosloski