La Misa presencial irreemplazable



El P. Robert Pasley, párroco de Mater Ecclesiae en Berlín, Nueva Jersey, Estados Unidos, dedicó un artículo a aclarar el carácter indispensable de la Eucaristía presencial. Su reflexión se generó al leer un comentario en redes sociales. En el texto, un padre de familia lamentaba su dificultad para explicar a sus amigos y familiares la diferencia entre asistir a la Eucaristía o ver algunas de las misas transmitidas a causa de la contingencia.

“La diferencia es infinita. Permítanme decir esto desde el principio: la misa en la televisión o en Internet nunca podrá cumplir su obligación de asistir a la misa en persona”, aclaró el sacerdote. La dispensa emitida por la pandemia de COVID-19 es temporal, y aplica para quienes no tienen acceso a la Eucaristía o se encuentran en situación de riesgo. “o es una excusa para justificar no ir a la misa dominical cuando está disponible”.

“Dios no es virtual”

Para dar un ejemplo de las razones que sustentan estas afirmaciones, el P. Pasley refirió el ejemplo de los pacientes que sólo pudieron despedirse de sus familiares antes de morir empleando una videollamada. Aunque este recurso permitió una forma de comunicación, no podría ser comparado con el contacto real de los seres queridos en un momento tan importante.

“No somos criaturas virtuales. Somos criaturas reales, de carne y hueso, que vivimos en el tiempo”, afirmó el sacerdote. “Nuestro Dios no es virtual. Él es real, Padre, Hijo y Espíritu Santo, presente en el mundo más de lo que estamos presentes para nosotros mismos”. De igual manera, el Sacramento de la Eucaristía no es virtual, sino que Jesús se hace realmente presente de manera física sobre el altar. La Eucaristía hace posible un contacto directo querido por Dios para alimentar a sus fieles. “No debemos estar separados de nuestro Amado Señor por una lente de vidrio y una imagen artificial en una pantalla de cristal. No, estamos destinados a estar con Él y darle el verdadero amor físico y la devoción que se merece y que tanto necesitamos”.

Misas transmitidas no reemplazan el Sacramento

Al estar presentes físicamente en la Eucaristía, los fieles se encuentran junto a la Cruz como la Santísima Virgen y el Apóstol San Juan. Todos los Sacramentos “son encuentros reales, de carne y hueso, personales, físicos y espirituales con el Verbo Encarnado vivo, Jesucristo”. Esta es la diferencia fundamental con las Misas transmitidas, que podrían compararse con los sacramentales. Mientras un Sacramento “es un signo instituido por Cristo que realmente da lo que significa”, expuso el P. Pasley, “un sacramental es una cosa o acción sagrada que la Iglesia utiliza para que podamos obtener beneficios espirituales o temporales”.

De manera análoga a una imagen sagrada, la Misa transmitida permite a los fieles recordar a Dios y admirar la importancia del Sacramento, elevando la mente y el corazón. Pero al participar de dichas transmisiones “no recibimos la gracia sacramental. No tenemos un encuentro real, físico, místico y espiritual en el que Cristo entre en nosotros, y no estamos ofreciendo el sacrificio con el sacerdote”.

Pensar que las transmisiones reemplazan la asistencia física a la Eucaristía es una noción que puede tener un origen desviado de la fe. “Soy el centro del universo y Dios, como lo defino, debería estar contento con cualquier retazo que desee arrojar en su dirección”, expresó irónicamente el P. Pasley. “No. No. No. No decido, individualmente, qué voy a creer y cómo voy a adorar. Cristo, Dios hecho hombre, determina lo que voy a creer y cómo voy a adorar”.
Con información de New Liturgical Movement.

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